De no atraer el interés de ningún equipo a ser el mejor sprinter del mundo
La historia de uno de los mejores velocistas del pelotón. De no atraer el interés de ningún equipo a ser el mejor sprinter del mundo
De no atraer el interés de ningún equipo a ser el mejor sprinter del mundo
La historia de uno de los mejores velocistas del pelotón. De no atraer el interés de ningún equipo a ser el mejor sprinter del mundo
Tim Merlier, Jonathan Milan y Jasper Philpsen. El consenso es que, de esos tres, en este momento sale el mejor sprinter del mundo. Sin embargo, el más consistente este año en los embalajes ha sido el belga, quién se prepara para el Tour de France. Luego de idas y vueltas, Merlier, con grandes resultados, mostró que se merecía un lugar en la escuadra que liderará Remco Evenepoel. Una misión difícil en un equipo orientado principalmente para la general.
Vale la pena ver los grandes resultados que tuvo este mes de junio luego de un parate tras el bloque de clásicas en abril (donde, dicho sea de paso, fue segundo en Gent-Wevelgem y ganó Scheldeprijs): ganó la Brussels Cycling Classic, fue tercero en Antwerp Port Epic –ganando el sprint del pelotón-, y ganó la primera etapa del Tour de Bélgica. Sin duda alguna, de los tres grandes al sprint, Merlier es el que llega con mejor “momentum” de cara al Tour.
Explotó tardíamente
Pero no todo fue fácil para el velocista belga, conocido por ser un “late boomer”, es decir, un ciclista que explotó relativamente tarde en su carrera, una excentricidad en una época de prodigios que destacan incluso con menos de 20 años: actualmente Merlier tiene 32 años. Recién hace cinco años, a mediados de 2019, comenzó a correr para el Alpecin en el pelotón top.
Es que se trata de un verdadero cuento de hadas. El originario de Flandes tuvo un camino largo e impredecible hacia la cima. Hace tan sólo seis años, Merlier todavía participaba en carreras de kermesse, carreras típicas amateur de su región. Los equipos profesionales lo ignoraban por completo pero su descubridor, Mario De Clercq —tres veces campeón del mundo de ciclocross—, seguía creyendo en él. Durante años intentó vender a Merlier, pero sin éxito, según indicó a Wielerflits.
Nadie se interesó por él hasta que llegó una oferta
“Ya sabía lo rápido que era cuando estaba en el sub-23. Sus primeros metros son fenomenales. Cualquiera que no esté a su rueda pierde inmediatamente dos largos de bicicleta”, contó De Clerq. Finalmente, los hermanos Christoph y Philip Roodhooft le dieron una oportunidad cuando Alpecin aún se llamaba Cortredon-Circus en 2019, escuadra que tenía a Mathieu van der Poel prácticamente como única figura y que todavía estaba en una metamorfosis de convertirse en una escuadra de ciclocross a una de ruta. El resultado inmediatamente dio sus frutos: tres semanas después, se proclamó campeón belga en Gante venciendo en un sprint masivo a Timothy Dupont y a Wout van Aert, amigo suyo y ex compañero en el Vérandas Willems-Crelan. “Yo mismo fui profesional durante más de una década y media, pero nunca había visto a nadie tan rápido. Mi intuición me decía que Tim se lo merecía. Por suerte, los hermanos Roodhooft le dieron esa oportunidad”, dijo De Clerq.
Su estadía en Alpecin continuo unos años más pero el fichaje de Jasper Philipsen en 2021 volvió complicada la convivencia. En la primera temporada, participaron juntos en el Tour. Merlier ganó una etapa en Pontivy; Philipsen terminó entre los tres primeros varias veces. Luego, con Philipsen dando un salto en el nivel, las cosas se complicaron y, de hecho, Merlier quedó fuera del Tour. Patrick Lefevere lo trajo a Soudal-Quick Step como sucesor de Mark Cavendish.
Es líder pero no necesita de un tren
Y aquí la historia se hizo conocida. Merlier se convirtió en un líder en Soudal, sintiéndose como en casa y pudiendo ganar. Su mejora fue notoria: de 5 victorias en 2022 pasó a 11 en 2023, 16 en 2024 y 9 en los seis meses de este 2025, con etapas en AlUla Tour, UAE Tour y París-Niza.
Otro motivo que hace feliz al Soudal es que, al contrario de otros velocistas, no necesita de un tren multitudinario. El pedido de Merlier es simple: llevar a Bert Van Lerberghe, su lanzador con quien está en perfecta sintonía. ¿Una curiosidad? Son amigos desde que tenían doce años cuando estudiaron carpintería juntos en Waregem. Merlier fue el que animó a Van Lerberghe y ahora el entendimiento es mutuo. Es gracias a Merlier que debutará en el Tour con una única tarea: posicionar a su líder a la perfección. ¿Lograrán conseguir la malla amarilla en la primera etapa? Para Soudal será clave, como forma de descomprimir la exigencia a Remco Evenepoel tras un Dauphiné con resultados decepcionantes.
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