Por @pmpalermo
Llegó la montaña al Tour de France y, por primera vez en años, hubo un espectáculo distinto en la toma de contacto con la misma. Es que, a diferencia de ediciones previas, no todo fue un monólogo de Chris Froome, habituado a aplastar a la oposición prácticamente desde el inicio.
Sin embargo, tampoco sucedió demasiado que apunte a una tendencia contraria, porque los británicos hicieron la tarea, dejaron un tendal en apenas 6 kilómetros y sólo un jefe de filas pletórico pudo romper un guión que, durante largo rato, parecía encaminado a ser más de lo mismo.
Pero vayamos por partes. El primero en consideración es el ganador del día, Fabio Aru, un gran campeón. Hemos repetido hasta el cansancio que no basta con mover muchos vatios, sino que hay que saber usarlos y tener el coraje para ello.
Y el sardo hizo gala de su arrojo, lanzándose a 2.400 metros de la cima y con el tren de Sky apretando con fuerza. De hecho, el arreón del capo de Astana no tuvo la respuesta esperada de los pupilos de Brailsford, confiados en traerlo de regreso como casi siempre.
En vez de eso, Nieve reventó sin alcanzarlo, Thomas siguió su camino tras secar a Yates y Henao no llegó a entrar en acción, descolgado previamente. Eso dejó a Froome al frente y casi que lo forzó a acelerar, situación que también tuvo sus consecuencias.
Pero completando el análisis sobre Aru, confirmó lo que apuntaba desde el Dauphiné, escalando a un nivel impresionante, calculado por algunos expertos en torno a los 6.5 w/kg, algo reservado para unos pocos en todo el pelotón.
“No temo un cara a cara con Froome. De todos modos, no pienso en la general y correré sin presión”, afirmó. Y esa puede ser la clave de lo que vendrá, porque si algo demostró en su breve trayectoria, es decisión para probar a poco que las sensaciones sean medianamente positivas.
Veremos hasta dónde llega en una cita que todavía no conoce del todo y con un equipo que dejó dudas, pero hoy puede dormir tranquilo porque ya tiene su diana y el 3° lugar de la tabla principal.
Chris Froome fue el otro que salió reforzado de la Planche des Belles Filles. Hostigado durante meses por sus pobres prestaciones previas a julio, ratificó la forma de la crono inicial con un par de destellos de lo que tiene para ofrecer.
Posiblemente las cosas no hayan salido como él quería y se encontró de cara al viento anticipadamente. Así y todo, le bastaron tan sólo 100 metros para cargarse a Quintana y Contador, incapaces de seguir su ritmo.
Porte, Bardet y Martin fueron los únicos con piernas para responder y luego empezaron con el “ajedrez” que dio vida a los rezagados, pero a nadie escapó lo sucedido, ni que el “keniata” frenó para poner a sus oponentes restantes a trabajar, o quizás por haber completado algún tipo de test.
Las cartas estaban sobre la mesa y el tricampeón reinante del Tour ahora sabe quiénes son vulnerables. En lo que a él respecta, no sería ilógico pensar que aún tiene margen de progresión, factor que sumado al enorme bloque que lo acompaña, amenaza con otro paseo hacia París.
Respecto a ese último punto, hay que resaltar que, mientras todos los demás quedaban aislados, Froome aún contaba con compañeros, y eso que Landa, Thomas y Henao no tuvieron su día de gracia.
El hecho de no haber regalado un recital o festejado como en las primeras jornadas de montaña de sus Tour victoriosos, no implica debilidad. Los antecedentes sirven, aunque no son concluyentes, sobre todo en una campaña donde “Froomey” modificó su preparación.
Hay mucho mérito y fuerza de Aru quien, además, sorprendió un poco a todos, algo que no se repetirá. Luego, Dan Martin aprovechó sus virtudes para las rampas empinadas y un mejor sprint para hacer suya la 2° plaza.
Esperábamos más de Richie Porte. Era su etapa, y el BMC lo respaldó tirando como locos durante horas. Subida corta y en la primera semana, era el escenario perfecto para empezar a buscar el podio antes de que la forma empiece a declinar y lleguen los finales cuesta abajo que tanto se le resisten.
Tampoco hay que confundirse: Porte estuvo bien, respondió el brutal acelerón de Froome con solvencia y hasta intentó en el cierre, por lo que de no mediar alguna de sus usuales desgracias, cuenta con enormes chances de podio.
Sin embargo, la brecha que parecía -y decimos así porque afirmamos que Froome iba a estar pletórico aquí– tener sobre sus rivales y, especialmente, respecto al capo de Sky, se redujo y no aumentará. Todo lo contrario.
En lo que al resto refiere, la principal sorpresa (negativa) la brindó Alberto Contador. Preparó con mimo este Tour, arribó sin percances y con el desgaste mínimo, por lo que su bajón no anticipa nada bueno en el horizonte.
No lo veíamos vencedor o protagonista en La Planche, pero que haya cedido tan rápido con Froome indica que no tiene la misma potencia que el ahora maillot amarillo. De todos modos, el máximo campeón de grandes vueltas activo goza con un largo historial de gestas que invitan a no descontarlo nunca, porque algo es seguro: si “muere”, se llevará a alguien con él. De un modo u otro, tendrá injerencia en el desarrollo de las acciones.
Sinceramente, fue extraño ver a Nairo Quintana descolgado tan fácil. No obstante ello, llevamos meses sosteniendo que el doblete con la Corsa Rosa es un error y, quizás, ya esté sintiendo los efectos del castigo en su organismo. “El cuerpo aún se recupera del Giro, los rivales están frescos”, explicó el colombiano en meta, ratificando nuestros análisis.
Su nivel de base es altísimo y nunca se lo ve hundirse feo, perdiendo minutadas, por lo que el podio no es una utopía, considerando que casi todos los oponentes han tenido debacles importantes en alguna ocasión. Dicho esto, flaqueó enseguida ante Froome, ya está a casi un minuto y uno de los escasos finales en alto -su terreno predilecto- es cosa del pasado.
Lo que resta del trazado no es ideal para él, sin olvidar lo más importante: el nutrido número de gallos que hoy lo superó en todo sentido y empieza a perderle el miedo que supo generarles y que tantas veces los frenó ante su presencia.
Un Nairo “humano” será víctima de incontables ataques, lo mismo que Contador. Con ciclistas de esta talla nunca puede darse nada por definido y mientras antes los rematen, más tranquilos correrán el resto del evento.
Muy bien por Simon Yates, Dan Martin (ambos se atrevieron a cambiar de ritmo al menos), Rigoberto Urán, Rafal Majka y Romain Bardet. De este grupo, el de AG2R y el de Bora son los más regulares, aunque con estilos diametralmente opuestos que garantizan mucha presencia del primero y casi nada del segundo.
De los otros (en el artículo o no), mejor esperar una confirmación de su performance en la siguiente fracción montañosa.
Pablo Martín Palermo
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