Ciclismo Internacional

Análisis: Cómo logró Dumoulin ser campeón del Giro más importante de la historia

Por @pmpalermo

Tom Dumoulin ya es campeón del Giro de Italia más importante de todos y quedará en la historia por ello. Pero, además, porque concretó una de las hazañas más resonantes del deporte pedal en mucho tiempo y en -apenas- su tercer intento como vueltómano, tras una vida dedicada a las cronos.

Frustrado por Fabio Aru en la Vuelta a España 2015 que lo vio despegar como jefe de filas para rondas de tres semanas, el “tulipán” volvió a la carga en la Corsa Rosa de 2016 aunque con mala fortuna, ya que debió retirarse promediando el evento. Sin embargo, llegó a vestir de rosa y dejó los indicios de lo que vendría a disposición de quien quisiera verlos.

Hoy, una temporada más tarde, recogió los frutos de un trabajo exhaustivo que incluyó concentraciones en altura y la pérdida de algunos kilogramos de peso, algo siempre arriesgado debido a la respuesta del organismo en relación a la potencia. Afortunadamente para él, el experimento resultó.

Luego de 21 jornadas emotivas y sumamente cambiantes, no es tan difícil explicar las razones que condujeron al de Maastricht a obtener su primer título en una de las grandes, comenzando por su preparación.

Un experto en llegar fino allí donde se lo propone, el líder de Sunweb fue el capo con menos días de carrera en las piernas al tomar la salida en Alghero -apenas 14- y hoy no es errado afirmar que esa frescura fue vital en la definición contra oponentes sin chispa en los tramos decisivos de la competencia.

El recorrido ofreció algo para todos y sería injusto inclinar la balanza en uno u otro sentido. A favor del holandés, 70 kilómetros sobre la cabra en los que, a diferencia de los escaladores en su terreno, aprovechó cada centímetro para hacer daño.

Por contrapartida, no sólo los grimpeurs no estuvieron finos en los 17.000 metros acumulados cuesta arriba (unos 15 puertos de 1° o 2°), sino que el campeón brilló allí donde debían hacerlo otros, limitó daños de un modo sensacional y, quitando la diarrea, el día que flaqueó mano a mano, regaló apenas 1:09 rumbo a Piancavallo.

Aquí es válido cuestionar por qué dejaron pasar el Etna, donde sólo Quintana tenía una excusa válida para no moverse en su asalto al doblete. De todas maneras, “Big Tom” no sólo exprimió las cronos a su favor sino que entregó escasos 24 segundos en Blockhaus, primó en Oropa y controló en Ortisei.

Es una realidad tan vieja como el ciclismo mismo que se pueden perder minutadas en un solo puerto, pero no al revés. Este era un Giro para atletas completos y el vencedor fue el más consistente en todas las especialidades.

Otro punto a resaltar a su favor fue la carencia de gregarios de entidad. Sin Kelderman por el incidente de la moto, sólo Ten Dam y Geschke echaron un cable ocasionalmente a su capitán, quien encontró manos amigas en otras escuadras.

Y ese no es un dato menor. Que en un evento de alta rendimiento los adversarios colaboren aún sin tener intereses (etapa 20), habla a las claras de una personalidad querible, algo de lo que no muchos pueden vanagloriarse.

No es algo que importe demasiado porque aquí van a quitarse los ojos, pero viendo el desarrollo de la prueba, marca el carácter de unos y otros. Hay dos ejemplos claros: el fair play del puntero para con Nairo y las ofensivas sufridas cuando debió atender el llamado de la naturaleza.

Volviendo al Sunweb, renovó contrato durante la semana pasada y, una vez más, le prometieron mejorar el bloque de domésticos a su alrededor. De cumplirse dicha promesa, el potencial del holandés se disparará considerablemente, y eso no es poco decir.

Un factor a remarcar es la cabeza del portentoso atleta. Primero para luchar e imponerse contra todos los prejuicios y antecedentes y, posteriormente, para no hundirse ante una crisis escalando y recuperar la corona agónicamente en Milán. La sangre fría a la que debió apelar en los 29.3 kilómetros definitorios es la que separa a los que trascienden de los que se ahogan en el intento.

En definitiva, Dumoulin maximizó ganancias donde debía y limitó la hemorragia en terreno enemigo, sin equipo y habiendo superado una diarrea que le costó la mayor pérdida de minutos.

Nobleza obliga, concretó su gesta contra varios de los mejores exponentes en lo que a terceras semanas de grandes vueltas refiere que, hay que decirlo, también quedaron relegados en la batalla de la preparación física.

SECCIÓN GIRO DE ITALIA

Pablo Martín Palermo

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