Ciclismo Internacional

Análisis: Contador encontró la llave de Quintana

Por @pmpalermo

A lo largo de una década, Alberto Contador se ha dedicado a acumular todo tipo de lauros, trepando al podio casi sin excepción cada vez que se colgó un dorsal pero, más importante aún, tomando siempre las responsabilidades de atacar o perseguir ante la mirada de sus pasivos contrincantes.

Foto: Luis Angel Gomez/BettiniPhoto©2016

Sobran los ejemplos por lo que es más práctico recordar, simplemente, que en las recientes París Niza y Volta a Catalunya, fue el único interesado en mover el árbol a distancia, motivado además por recorridos adversos y rivales con escuadras más potentes. En ambas pruebas, el de Pinto acabó 2° y dejó la sensación de que pudo haber hecho más con otras tácticas.

Sin embargo, los números mandan y nadie puede discutir las dianas de Geraint Thomas y Nairo Quintana, aunque sí el modo defensivo o especulador de correr de estos en contraposición con el de Contador.

Básicamente, se dedicaron a marcar la rueda del español, que se paró una y otra vez en los pedales en la ronda gala, buscando bonificaciones o fisuras en la forma del resto y, también, persiguió a todo lo que se movía en Catalunya, incluido el excesivo desgaste tras Van Garderen primero, y Porte después, el día que Nairo logró la única diferencia a su favor, en Port Ainé.

Molesto por tanto trabajo sin triunfos, Contador avisó que sería más conservador en la Itzulia, y así fue. Si bien estuvo adelante en todas las fracciones, esperó más antes de perseguir ruedas o de tensar la cuerda, dejando la responsabilidad sobre los hombros de terceros.

Así y todo, le costó contenerse y, aún en su versión más “tímida” volvió a ser de lo más vistoso y efectivo en competencia, evidencia clara de su instinto asesino, totalmente opuesto al de sus temerosos colegas.

No en vano Froome lo señala constantemente como su enemigo número uno, y esto se debe a la agresiva e incierta metodología para correr, que desordena el orden científico del Sky y deja vulnerable al nacido en Kenia.

En esa misma línea, desde ciclismointernacional.com arriesgamos otra teoría, esta vez, en referencia a Quintana. La misma indica que el madrileño también encontró el punto sensible del otro gran vueltómano actual, y este sería dejarlo tomar responsabilidades.

Basta con repasar las pruebas compartidas por estas dos estrellas para notar un patrón: Nairo siempre vigila a Alberto y lo deja hacer, tratando de rematarlo sobre el cierre de la fracción o limitándose a llegar a su estela.

Ya marcamos esta tendencia al comparar las versiones 2013 y 2015 de Quintana, un monstruo aplacado por Unzué, gran director pero amante de la “calculadora” que hoy el escarabajo maneja con maestría.

Sin embargo, Quintana lució algo incómodo y desconcertado esta semana en País Vasco, con Contador más aplacado. Por un lado, al venir de una enfermedad y con dos gregarios menos, el sudamericano agradeció el cambio de su oponente, pero por otro, si esto se convierte en costumbre por parte del “Pistolero”, se abre un interrogante para el de Tunja, hasta ahora cómodo controlando.

No hay que confundirse: en el Tour y contra Froome, es Quintana el agresor y usual encargado de mover ficha (excepto por la carnicería del keniata en la Pierre Saint Martin) pero en el mano a mano con el de Tinkoff, los roles se invierten.

Si esa tónica se modifica, pasará algún tiempo hasta que el colombiano se adapte, aunque lo más complicado para él y Movistar será cambiar el “chip”, dejar las especulaciones de lado y comenzar a imponer condiciones.

Nadie discute el talento de Nairo, pero sí su carácter. Como hemos marcado en múltiples artículos, no imaginamos a Hinault, Merckx o Contador doblegados por un técnico, marcando ruedas y esperando hasta los últimos 2 kilómetros de un puerto para acelerar. Quizás, si Contador mantiene este cambio, se abra una puerta para que el “Cóndor” saque su cara más ofensiva a relucir.

Por supuesto, es dudoso que el de Pinto se contenga y siga por esta senda, ideada también, por recorridos contrarios a sus capacidades. Contador, que ya no tiene nada que demostrar, se hundirá en la suya antes que entregarse.

Lo cierto es que, guste o no, todo gira en torno al español, y son los rivales los que hacen y deshacen en consecuencia. Ese respeto (a veces temor) alimenta el competitivo espíritu del capo de Tinkoff, que ya no tiene la misma explosividad en la montaña, pero la reemplaza con inteligencia y valor.

Como sea, el pequeño cambio propiciado por Contador, agigantó todavía más su figura. Porque hace 10 años que corre del mismo modo y, lejos de probar tácticas nuevas, los demás hicieron poco y nada para incomodarlo.

La excepción es Sergio Henao, más “humano” que los aquí mencionados. Si no hizo más es porque no pudo, porque tonto no es y sabía que su renta era escasa de cara a la contrarreloj.

Con todo esto en vista, no sorprendió a nadie que Contador confirmara que seguirá compitiendo en 2017. No es para menos, si camino de los 34 años sigue haciendo daño y le temen como en su época de esplendor.

El “Pistolero” ya descansa pensando en Dauphiné y Tour de Francia, citas en las que será el hombre a batir una vez más, como le sucedió durante casi toda su trayectoria. En la otra vereda, la presión está ahora en Quintana, Froome y compañía, expuestos por la inteligencia de quien ya es su principal pesadilla y, peor aún, dueño de la llave para meterse en sus cabezas.

Pablo Martín Palermo

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