Análisis: Corredores obligados a mejorar en 2018 (II)
Por @pmpalermo
En un pelotón tan numeroso en el que sólo unos pocos logran cierta continuidad en el éxito, sobran los casos de ciclistas con altibajos. Eximios atletas con condiciones para brindar más que, por un motivo u otro, no lo hacen.
Así, es tarea de esta redacción enumerar a quienes disponen del talento y/o infraestructura para estar por encima de su situación actual. Tras la primera entrega, llega la segunda tanda:
*Zdenek Stybar: El checo, alguna vez estrella del barro, no viene de años malos, pero sí algo irregulares. Luego de su genial 2015, cuando ganó la Strade Bianche, un parcial del Tour y fue top 10 en Flandes y Roubaix, no recuperó semejante nivel.
Si bien entregó pinceladas de su capacidad y mucho sacrificio para el equipo debido al marcaje al que fue sometido, Stybar no volvió a deslumbrar con ese golpe de pedal mencionado.
Es cierto, como a todos en las clásicas, la fortuna no siempre lo acompañó y, encima, sufrió algunas campañas primaverales colmadas de fallos tácticos por parte de su escuadra, que apostó por otros con mayor renombre y menos piernas que él.
Recientemente afirmó que podría regresar al ciclocross, y gran parte de esa decisión estará ligada a lo que consiga en 2018. Le sobra potencial físico y técnico, aunque también capos por encima, por lo que tendrá un duro desafío para volver a ser el mismo que coqueteó con el adoquín o levantó los brazos en la Grande Boucle.
*Nacer Bouhanni: El sprinter galo nunca alcanzó el nivel por el que se le pagó una millonada y se armó un tren a su alredor. Cofidis ya no apostará todas sus fichas en él, que sigue en deuda con la estructura, al menos en lo que a grandes vueltas refiere.
Su potencial físico es extraordinario, así como su técnica sobre la bicicleta y la cohesión ganada con sus lanzadores, pero siempre le falta algo para dar en el blanco en los objetivos máximos. Al menos, el final de 2017 lo encontró como gregario, bebiendo un poco de la copa de la humildad.
Quizás, sin la presión de ser el único responsable de los éxitos de Cofidis, el exboxeador retome la senda fantástica con la que abandonó FDJ, molesto por la elección de Arnaud Démare como buque insignia.
Si deja de lado las polémicas y cuenta con algo de fortuna, Bouhanni tiene todo servido para concretar el salto de nivel que lo convertiría en una estrella.
*Matteo Pelucchi: El italiano se está quedando sin espacio para el lucimiento personal. Llegó en simultáneo con Sagan a Bora, no demostró nada y los pocos momentos de libertad para los otros velocistas ya pertenecen -por derecho adquirido- a Sam Bennett. Encima, el pujante Ackermann presiona desde atrás, por lo que Pelucchi no tiene margen.
Sumamente veloz cuando está en forma, lleva dos cursos casi anónimos y acaba contrato en 2018. Si no aprovecha cada situación que se le presente, su futuro como sprinter en la máxima categoría estará comprometido.
En su favor, hay que marcar buenas performances como gregario, lo que podría valerle un salario en la estructura alemana. No sería ni el primero ni el último que debe mutar para extender su carrera profesional, aunque sí un desperdicio debido a que posee una punta de velocidad imponente.
*Tony Martin: El portentoso rodador alemán lleva dos años alejado de su mejor versión. Otrora dominador de cuanta crono se le cruzara en el camino, también lucía su potencia en fugas y hasta en la montaña.
Pero un último periodo -2016- con algunos conflictos en Quick-Step derivaron en resultados mediocres y su posterior salida hacia Katusha-Alpecin, donde tampoco hizo demasiado en el curso que dijo adiós.
Quizás haya iniciado su declive o se haya visto afectado por el experimento de asaltar las clásicas, pero la realidad indica que el otrora tetracampeón mundial de contrarreloj tiene una postrera chance de recuperar el lustre extraviado.
A los 32 años, en los últimos 12 meses de su vínculo con Katusha, Martin insistirá con un enfoque en el “Infierno del Norte”, quizás por no tener nada que perder luego de una trayectoria profesional envidiable.
*Andre Greipel: Aunque es normal que los velocistas pierdan potencia con el paso del tiempo, el caso de Greipel parece otro y, por eso, merece el beneficio de la duda. Dicho esto, es innegable que no recordará 2017 con mucho cariño, porque no rindió de la forma acostumbrada.
Si bien se impuso en un parcial del Giro y otro de París-Niza, nunca lució en el nivel de los sprinters más jóvenes, quienes lo batieron una y otra vez en los principales objetivos estacionales.
Es cierto, la salida de su lanzador predilecto -Greg Henderson- fue letal en sus aspiraciones, y se sabe que Greipel es tan veloz como dependiente de un tren, por lo que sufrió lo indecible para sostener su posición en las volatas.
La nota positiva la regaló en los adoquines, territorio donde sacó rédito de su formidable cuerpo, vaciándose por sus compañeros y hasta dándose el lujo de arribar 7° al velódromo de Roubaix.
En el epílogo de su periplo profesional, el “Gorila” regresará a un calendario más familiar en el que comenzará con su carrera fetiche, el Tour Down Under, buscando empezar la campaña con el pie derecho para así alimentar la moral, en simultáneo con su palmarés allí (NdR: acumula 16 dianas).
Pablo Martín Palermo
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Buen artículo, pero Bauhaus no pertenece a Bora, sino a Sunweb. Saludos y gracias por la gran labor que realizais
Gracias. La costumbre debido a sus años allí. Ya hemos corregido el error.