Por Andrés Gómez León
Según las ciencias económicas y administrativas el mejor equipo en una competencia es aquel que logra el mejor resultado para que su organización se lleve las ganancias más altas, derrote a sus rivales y logre el mayor reconocimiento. Este principio en el ciclismo no se aplica puesto que, a la luz del reglamento actual, es posible ser el mejor equipo de una competencia sin haberla ganado y sin siquiera haber estado próximo a hacerlo.
Se trata de una situación particular. Además de la clasificación general individual, el ciclismo ofrece premios parciales a logros que se encuentran relacionados con habilidades específicas de la división del trabajo, por ejemplo, la camiseta al mejor escalador o al mejor en los puntos y uno de esos campos es determinar al mejor equipo.
Si bien el ánimo de reconocer logros diferentes a la clasificación general es plausible, la situación crea controversias. Dos casos recientes de 2020 ilustran el problema: tanto en el Tour de Polonia como en la Vuelta a Burgos, el Mitchelton-Scott fue declarado el mejor equipo sin ganar la general ni obtener ninguna de las diez etapas -se corrieron cinco en cada prueba-; en Burgos además no obtuvo podio.
En contraste, Deceuninck-Quick Step fue campeón con Remco en ambas carreras. El equipo ganó 5 de las 10 etapas: Evenepoel 3ª y Bennett 4ª en Burgos; Jakobsen 1ª, Remco 4ª y Ballerini 5ª en Polonia; dos podios en Burgos: título para Evenepoel y tercero para João Almeida; fueron primero y segundo al mejor joven; hicieron segundo, tercero y cuarto en los puntos; segundo y sexto en la montaña. Todo esto insuficiente, como equipo fueron segundos en Burgos y duodécimos en Polonia.
A la luz de las evidencias vale la pena preguntarse si esta categoría logra transmitir a la afición, patrocinadores, y a los propios equipos lo que busca premiar. Se requiere hacer compatible el interés comercial de los patrocinadores de las escuadras con la noción del mérito en la competencia. Es un tema de interés para los diferentes grupos, pero especialmente para los patrocinadores puesto que el reconocimiento deportivo genera recordación de marcas, facilita el ingreso a nuevos mercados, crea fidelización de clientes.
Para la UCI debe importar también, ya que un reconocimiento adecuado podría también ofrecer estabilidad a los equipos y sus estructuras en el tiempo, con ello se podría lograr un sentido de pertenencia más alto con equipos que defiendan su identidad, su nombre, sus colores, más aún en épocas de crisis de la salud y de la economía. En esto se podría aprender un poco de la F1.
Burgos y Polonia no son casos aislados. En las grandes vueltas Movistar es receptor de amores y odios. Las críticas de prensa y afición a sus conquistas son masivas, de hecho, aún se respiran en noticias y foros. Con un campeón individual en las últimas nueve grandes fue el mejor equipo en seis ocasiones, pero su actuación como conjunto siempre fue controversial, primero a través de los conflictos entre Nairo y Valverde, tema que se extendió posteriormente a Landa, Soler y otros. El propio equipo confirmó los hechos a través del documental, “El día menos pensado”. Insólito.
Desde otra orilla, es frecuente encontrar a quienes piensan que Sky-Ineos es una escuadra sin par, mal remunerada en esta categoría. Es un lugar común oír que no ha tenido rival alguno en los últimos años por su hegemonía en el Tour, sus numerosos títulos, su desempeño en las cronos por equipos, el ritmo desgastante que imponen sistemáticamente en Francia. ¿Puede mejorar el criterio para definir la mejor escuadra?
Más allá de gustos por banderas, colores, directores deportivos y preferencias personales, vale la pena revisar el concepto de mejor equipo y observar alternativas. El ejercicio propuesto describe la situación actual y propone 3 opciones diferentes que se acompañan de sus consideraciones positivas y negativas. Se elaboran los cálculos de su hipotética implantación en una tabla resumen para las 3 grandes en los últimos 3 años. Se advierte la dificultad de enmarcar en un solo artículo numerosas opciones y de calcular las clasificaciones de todos los premios en disputa.
Opción A. El mejor equipo es el de los tres mejores tiempos individuales en cada etapa.
Esta opción constituye la forma en la que se premia al mejor equipo bajo la modalidad actual. En efecto, el reglamento actual de la UCI en su numeral 2.6.016 reza sobre su cálculo: “La clasificación general por equipos será establecida por la suma de los tres mejores tiempos individuales de cada equipo en las etapas disputadas”.
Pros: Se busca premiar la regularidad de alguna manera. Algunos gregarios podrán ayudar en esta clasificación aportando en algunas etapas y de esta manera se busca involucrarlos en el esfuerzo colectivo de la modalidad. Para quienes gusten de las tradiciones, mantener el esquema permitirá comparaciones en el tiempo entre escuadras y revisar su evolución.
Contras: Es posible declarar a un equipo como el mejor sin lograr un puesto en el podio, es decir, sin haber campeonado y sin opción real de hacerlo. Burgos y Polonia son dicientes. Las grandes vueltas no son ajenas, en la Vuelta a España de 2018 el mejor ubicado de Movistar fue Valverde (5º) a 4´28¨, aun así, fue campeón. Se abre la posibilidad de ser el mejor equipo a través de logros parciales y no finales, el premio final debería otorgarse al mejor de la competencia total. El argumento de las tradiciones se queda corto ante los cambiantes nombres y patrocinadores de las escuadras.
Parte de la afición, prensa y seguidores del ciclismo se declaran insatisfechos con esta modalidad. Si bien busca premiar la regularidad, luce desconectada de la realidad de lo que se ve en las carreras, equipos que lo entregan todo ya sea arriesgando por las etapas o imponiendo ritmos infernales, quedan sin el mayor reconocimiento y otros sin la misma ambición son premiados.
Opción B. El mejor equipo es el de los tres mejores tiempos en la clasificación general final.
Se calcula tomando los puestos -no los tiempos-, de los tres mejores corredores de cada equipo en la clasificación general final y promediando el resultado. El equipo que al final de la prueba logre el menor promedio sería declarado campeón.
Pros: El premio responde a logros finales, no parciales. Si un corredor se retira evidentemente no podrá aportar en esta clasificación, lo cual lo diferencia por mucho de la opción A. Esto es consistente con la premiación de camisetas secundarias, los ganadores de las camisetas de montaña y puntos requieren no solo lograr la máxima cantidad de puntos en su modalidad, sino también terminar la competencia.
Contras: Si bien se gana en consistencia al premiar la finalización de la prueba, se repite la posibilidad de declarar a un equipo como el mejor sin obtener la clasificación general y sin corredores en el podio. Bajo esta opción Movistar seguiría siendo el mejor en la Vuelta de 2018.
Opción C. El mejor equipo es el que logra la mayor cantidad de puntos UCI en la general final.
El cálculo se basa en los puntos concedidos por la UCI para cada puesto. En grandes vueltas la UCI premia a los 60 primeros ciclistas de la clasificación general. En el Giro y en la Vuelta la escala va desde 8 puntos en el puesto 60 hasta 850 para el campeón. En el Tour se amplía de 10 hasta 1.000 puntos.
Pros: Se utilizaría el sistema de puntuación que la UCI concede en cada prueba con un sentido de aprobación universal que incluye la categoría de mejor equipo y no solo las calificaciones individuales. Si el sistema de puntos UCI mide ascensos de los equipos a la categoría máxima [WT], tiene sentido utilizar también dicho sistema de puntuación para distinguir al mejor equipo. Se dejaría de considerar un número en específico -tres- para esta clasificación. Si un equipo logra poner a varios de sus integrantes en los 60 primeros puestos sumará más puntos, por ejemplo, si ubica cinco, esto habla mejor de dicho equipo que de aquel que solo dependió de tres para esta clasificación.
Adicionalmente se incentiva la lucha por puestos intermedios en la general, tema huérfano en la actualidad que resta ánimo competitivo haciendo indiferente la ubicación en posiciones medianas más allá del orgullo personal. Se repite la ventaja de solo considerar el resultado final dando coherencia a la idea de que la prueba tiene una fecha puntual de finalización y que los resultados deben premiar a quienes terminan.
Contras: La opción permite que un participante saque tres minutos a su seguidor en la general y esto tendría el mismo puntaje que ganar la casilla por un segundo. Al estilo de la F1 es indiferente ganar por 10 segundos o tomar dos vueltas al adversario más cercano, se desconoce el mérito del tiempo que un corredor pone a otro.
Opción D. El mejor equipo es el del campeón.
Pros: Si bien clasificar a varios corredores entre los mejores y tener regularidad es meritorio, premiar al conjunto que logró obtener la clasificación general individual logra sentido en cuanto al contexto competitivo y reconoce el éxito organizacional de la firma patrocinadora del campeón.
Un campeón requiere usualmente de apoyos en carrera y de un soporte basado en la estrategia y en la repartición de funciones para lograr el título. La frase que reza que el ciclismo es un deporte individual que se corre en equipo seguirá haciéndose más lejana, puesto que mejoran las técnicas, estrategias, estudios demandando mayor nivel de planificación, coordinación y colaboración. En suma, reconocer el trabajo individual y colectivo es lógico puesto que recibir la máxima condecoración es el objetivo de la competencia.
Contras: Se puede argumentar que la idea es repartir los reconocimientos evitando repetir premiación al equipo que se lleva la clasificación general individual. En este sentido la UCI puede desear resaltar a otros participantes a través de algún criterio sobre la regularidad de los conjuntos.
Aplicar las opciones explicadas en las 3 grandes para 2017, 2018 y 2019 arroja los siguientes resultados:
TABLA RESUMEN
Análisis de resultados.
No importa como se quiera medir, el Tour de Francia de 2017 es la única prueba en la que es irrelevante la modalidad para condecorar al mejor equipo. Sin lugar a duda, en esta competencia la prueba estuvo bajo dominio pleno e irrefutable del Sky.
Bajo la forma actual Movistar triunfó como equipo en 6 de las últimas 9 grandes con un título en la general. Si la modalidad cambia de tiempos parciales a clasificación final, solo se habría coronado en cuatro de las nueve ocasiones, perdería el Tour 2018 con Sky y el Giro 2019 con el EF. La cifra disminuye a dos si el cálculo se realiza por puntos, Movistar [648], perdería la Vuelta 2018 con Mitchelton [910], e incluso con Quick-Step [680]; en el Tour 2019 perdería al ser casi doblado por Ineos [1870], Movistar [940]. En la última opción, conservaría un reconocimiento, Carapaz en el Giro 2019.
Por su parte, Sky aumentaría su número de premiaciones con las modalidades B, C y D. Bajo el reglamento actual obtuvo 2 títulos, cambiando a cualquiera de las opciones de promedio final, clasificación por puntos UCI o título por ganar la general, pasaría a 4. Aunque el equipo duplica su producción, seguiría bajo un número menor que los que sus acérrimos defensores pensarían.
Ocho de las últimas nueve grandes tendrían el mismo campeón grupal si el cálculo se realiza por puntos UCI o si se otorga al equipo del campeón. Existe una alta relación entre ambas modalidades, por lo cual parecen indiferentes, pero existe un mejor equipo en la clasificación hipotética por puntos en la Vuelta de 2019 ganada por Roglic. Para sorpresa de muchos se trata de Movistar [1376], con 438 más que Jumbo [938], resultado que surge de posicionar bien a 6 de sus corredores entre los primeros 60 de la general.
Por supuesto, es posible establecer un mayor número de propuestas y combinaciones entre las opciones presentadas. Por ejemplo, sumar a los puntos UCI de la clasificación final los de las etapas ganadas por cada equipo y el de las camisetas de montaña y puntos. A futuro, una ponderación de estas últimas categorías de acuerdo con el perfil de cada carrera sería una opción muy interesante. Pero la extensión y esfuerzo de su cálculo ameritarían una nueva columna. En todo caso, un cambio en este campo luce necesario en términos de reconocimientos deportivos, empresariales y más afín a los seguidores.
¿Cuál sería su propuesta si David Lappartient lo llama a trabajar por la premiación de los mejores equipos en la UCI? Las opciones y criterios están sobre la mesa. A, B, C, D, otra o ninguna. El ejercicio abre el debate y plantea el tema a futuro.
Economista y Magíster en Ciencias Económicas. Docente Universitario.
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