Ciclismo Internacional

Análisis: Hambre, perfección y 20 años de sacrificios

Por @pmpalermo

Otro Tour de France dijo adiós y, ciertamente, no será recordado por demasiadas cuestiones más que la monotonía. Paradójico al máximo, fue dominado por contrarrelojistas en una era en la que las cronos han sido ridiculizadas. Y ni así primaron los escaladores.

Foto: Getty Images

Geraint Thomas, el único que creyó en él al 100%, es hoy el dueño de la carrera más importante del planeta tras soltarse tres semanas sin fisuras. Aunque en Sky no se dijo lo contrario y se le brindó libertad, siempre quedó la sensación de que debía hacer una prueba perfecta y rezar por un bajón de Froome para acceder a una opción.

Y eso sucedió. Por supuesto, el polifacético Geraint estaba listo para subirse al tren, y ese es su máximo mérito. Porque físicamente, hace rato cumplía con las condiciones necesarias para rondas de tres semanas, en las que se curtió lentamente, más de lo usual, puesto que no se centró en las mismas hasta luego de 2012.

Thomas, que pasó de ser el corredor con más mala suerte del pelotón los pasados dos años a llevarse un Tour, no cometió errores, no tuvo percances y mostró estar metido desde el minuto inicial, siendo el único de los capos en disputar las bonificaciones que el Tour ofreció en la primera semana. No sólo eso, sino que ya en el sprint de la jornada inaugural, clasificó 15°. Sí, el Sky más arriba en la tabla.

La tónica se mantuvo, con una 33° plaza como peor colocación en 20 parciales. Dos victorias de etapa y otros cuatro podios completaron el mes soñado del ex pistard británico.

Desde el banderazo en Noirmoutier-en-l’Île quedó a la vista la actitud de todos: Thomas corrió con hambre, mientras que los demás, como mínimo, subestimaron las mismas, relajados. El problema, para quien se regala semejante lujo, es que luego está obligado a sacar ventaja en su terreno, cosa que no sucedió. Si encima las averías no te respetan -Quintana y Dumoulin- o no se dominan todas las especialidades (Roglic entregó medio podio en la CRE), es casi imposible tener suceso.

Este concepto guía hacia otro, harto conocido, que es el del equipo. Sky cuenta con el mayor presupuesto, pero lo utiliza bien. No sólo gana por intimidación sino que no comete errores y está siempre un paso adelante. ¿En qué? En pequeñeces que luego no lo son tanto, tales como saber de dónde soplará el viento para propiciar abanicos o evitar ser sorprendidos en uno. Todo lo contrario a la mayor parte de sus colegas.

Aunque duela, la caída de Nairo Quintana tuvo un gran componente de equivocación personal. El escarabajo iba mal ubicado, su equipo no lo corrigió ni subió y, obviamente, tuvo mala fortuna. Cuando hablamos de que a la “suerte hay que ayudarla”, es justamente a este tipo de cuestiones que hacemos referencia. Ir en vanguardia del grupo le hubiera dado más margen para zafar del percance. No es el primero del género, y eso alarma, porque pasan los años y el talentoso colombiano sigue sufriendo cortes y caídas.

Por todo este tipo de cuestiones, aún si el espectáculo fue aburrido, no se puede subestimar a un campeón. Ese es un error que sólo conduce a más equivocaciones. Los otros bloques deberían aprender de los de Brailsford, polémicas al margen, un auténtico “equipo”.

Finalmente, en días donde las cosas se viralizan para bien o para mal gracias a la tecnología, circuló la errónea idea de que Thomas salió de la nada. Por caso, marcar el ejemplo que hoy más se debate en España, donde Marc Soler -24 años- ha sido 62º en su debut y ya es apuntado como un posible hombre Tour.

Miguel Indurain completó su primera Grande Boucle en la 97° plaza y luego de dos intentos fallidos; Chris Froome, que debutó con 23 años, acabó 84º estando con sobrepeso y Thomas fue 137 en su primer Tour, en 2007.

Cada organismo es único y, en consecuencia, lo es su progresión. No sólo eso, también influyen los objetivos y funciones, con el hoy “Rey del Tour” siendo gregario hasta 2017 o, por contrapartida, con Nairo Quintana rindiendo a mayor nivel en su juventud.

Thomas es una realidad hace años, porque nadie acaba top 20 (2014/15/16) en el evento francés sin tener “motor”, pero hasta 2012 se repartió entre la pista y la ruta. Siempre con resultados de primer nivel, como los tres títulos mundiales y dos medallas de oro olímpicas en Velódromo. “G” lleva una vida vinculada al deporte pedal, desde sus comienzos en el Maindy Flyers de Cardiff, hasta su actual y privilegiada coronación.

Es cierto, sobran los motivos para sospechar en torno a Sky. Pero detengámonos a pensar un momento: no es ningún secreto que al bajar de peso se incrementa el consumo máximo de oxígeno (VO2máx) y que en mucho difiere la fornida imagen del galés de 2012 a esta parte.

Su transformación fue total e insumió un lustro, no fue de un día a otro. En el camino, se cansó de brillar en rondas de una semana, clásicas, cronos y pruebas de un día. Sólo por citar algunas de sus conquistas: E3 Harelbeke, Volta ao Algarve, París-Niza, Tour de los Alpes o Critérium du Dauphiné.

Las evidencias estaban allí para quienes quisieran y pudieran verlas. Ganador desde categorías juveniles hasta el presente, Thomas completó un derrotero ascendente, marcado por sacrificios para el resto (no en vano es de los más queridos del lote) y mucha mala fortuna. Sólo una vez tuvo una oportunidad concreta y, a diferencia de la mayoría, estuvo presto para sacar rédito.

SECCIÓN TOUR DE FRANCE 2018

Pablo Martín Palermo

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