Por @pmpalermo
Luego de años de un abrumador dominio en las grandes vueltas, el Team INEOS parece encontrarse frente a su primer adversario de peso. Se trata del crecido Jumbo-Visma, bloque que tuvo a uno de sus miembros en el podio de las tres citas principales del calendario 2019, y que encima se reforzó con Tom Dumoulin.
Empecemos por el principio. Desde su explosión en 2012 con Bradley Wiggins, los británicos se convirtieron en los dominadores de las grandes, especialmente, de la más importante de todas: el Tour de France. Su metodología fue sencilla: chequera y tren de vatios.
Con la primera se encargaron de fichar la mayor cantidad de figuras posibles para poner a disposición del líder de turno. Con los otros, impusieron un ritmo bestial en las montañas, limitando cualquier accionar rival para luego rematar con sus capos.
Suena sencillo, pero no lo es. Porque claro, Wiggo y Froome pusieron de su parte, firmando cronos fantásticas o aprovechando la estela del mentado tren para estar más frescos y definir cuesta arriba. Luego vino Bernal, que se unió a la lista aunque no gozó de los favores del otrora intratable escudo de vatios, porque INEOS quedó en deuda en julio último. Lo suyo fue talento y valentía, usufructuando la altitud alpina.
En todos los casos, polémicas al margen con las “marginal gains”, los pupilos de Dave Brailsford siempre contaron con los mejores avances tecnológicos y los supieron usar. Porque no sólo se trata de tener el dinero, sino de emplearlo correctamente.
Pero, mientras el Imperio cimentaba sus conquistas, empezó a gestarse una fuerza opositora que eclosionó en 2018 y tuvo su progresión un curso más tarde. Jumbo-Visma, que acabó con Steven Kruijswijk y Primoz Roglic en el top 5 del Tour ganado por Geraint Thomas, capitalizó la experiencia y avanzó.
Los “tulipanes” desarrollaron a sus atletas invirtiendo muy específicamente. Por caso, no fue casual que Dylan Groenewegen estuviera entre los sprinters top los dos cursos en cuestión, puesto que la dirección holandesa contrató entrenadores para mecanizar los lanzamientos.
En grupos separados, cosa que no es ninguna innovación, escaladores y velocistas hicieron lo suyo durante meses. Y encima tuvieron la fortuna de ver los beneficios casi en simultáneo. En el caso de los grimpeurs, que compete más a la comparativa con INEOS, el salto de calidad fue bestial.
Antwan Tolhoek, Laurens de Plus o Sepp Kuss tuvieron sus picos en circunstancias puntuales que les valieron para convertirse en laderos top de sus jefes de fila. Eso sí, no coincidieron los tres en una misma grande y deben dar un paso más en el Tour.
Si se añade al recién llegado Tom Dumoulin, más Robert Gesink, George Bennett, Koen Bouwman y otros prometedores talentos como Tobias Foss, Chris Harper y Jonas Vingegaard, el cuadro de montaña de Jumbo intimida.
Tendrán que corroborarlo en los hechos, fructificando el incremento del presupuesto obtenido que los llevó de ser una de las estructuras más pobres a estar -aproximadamente- en la octava posición del ranking económico.
Ya iniciaron el proceso, metiéndose en detalles como sus pares aquí bajo la lupa. Por mencionar alguna cuestión, viajaron al túnel del viento, contrataron a un especialista en desinfectar los aires acondicionados de cada hotel, o a una nutricionista que fue atleta profesional y aportó una nueva visión a través de suplementos personalizados, no industriales y genéricos. Incrementaron la apuesta lanzando un equipo de desarrollo y trabajan permanentemente con Bianchi en limar segundos de sus bicicletas.
El Imperio se recicla
Ahora bien, toca presentar lo que aguarda del otro lado. A falta de conocer si Froome volverá alguna vez a su nivel, merece el respeto mínimo para alguien que cosechó cuatro ediciones de la Grande Boucle. Lo mismo con los otros dos campeones de la plantilla: Geraint Thomas y Egan Bernal.
Además, llegó el dueño del Giro 2019, Richard Carapaz, y los pujantes Tao Geoghegan Hart, Pavel Sivakov y Dylan Van Baarle mostraron una progresión interesante. Si Kwiatkowski recupera su mejor versión, Castroviejo continúa siendo el versátil gregario de los últimos años, y Sosa, Narváez, Moscon y Dunbar no flaquean, es evidente que INEOS puede con todo.
El Tour 2019 representa un antes y un después en la casa inglesa. Por una parte, la llegada para quedarse de Bernal, hombre que marcará una época. Por otro, la debacle de un tren que nunca antes se había desbandado de semejante manera en la cita por la que respiran en la estructura.
Referido al primer punto, la mayor incógnita -aunque Bernal coquetee con el Giro- es si liderará solo en Francia o si Froome tendrá el beneficio de la duda. Por la cojera que mostró recientemente y el extenso período de inactividad, no le queda mucho margen al “keniata”, porque se sabe que la ronda gala se gana desde el invierno.
Como sea, en INEOS sacarán un gallo de algún lado. La cuestión a resolver es el desmadre del tren, porque Bernal y Thomas estuvieron casi siempre solos en las alturas de julio último. En el equipo de Brailsford rara vez se repiten errores y es factible que así suceda. Primero deberán encontrar el problema -si es que ya no lo hicieron- que, en los casos de Kwiatkowski y Moscon fue fatiga crónica.
Funcionamiento por sobre los nombres
No obstante todo esto, los nombres no aseguran victorias. Es el funcionamiento lo que gana las grandes vueltas, y es en eso donde los británicos han descollado durante más de un lustro. Por ejemplo, mientras Movistar se despedazaba a si mismo en luchas internas, en la otra vereda todos sabían qué hacer. Y más importante, para quién.
Hoy en día, el plantel de Jumbo-Visma ilusiona. Pero quedó expuesto en la Vuelta de Roglic que aún tienen mucho trabajo por hacer. En una de las ediciones de menor nivel en décadas, no siempre pudieron dominar y, reiteradamente, debieron enviar a sus efectivos en fugas para descolgarlos, porque corrían riesgo de no aguantar junto a su capo para el momento de la verdad. Ni que hablar del Giro, donde el ex esquiador la pasó mal en los puertos.
En el caso puntual del Tour 2020, tanto Bernal como Roglic echarán en falta algo de lo que sacaron provecho este año: el colombiano, las montañas a más de 2000 msnm; el esloveno, las cronos. Eso hará más parejo el mano a mano, que podría dirimirse por otros detalles.
De compartir calendario, Rogla podrá jugar al doble comando con Dumoulin o Kruijswijk, algo que quizás neutralicen del otro lado con Froome o Thomas (¡Y hasta Carapaz si quisieran!). ¿Entonces? Sí, los gregarios. Y, hasta que demuestren lo contrario y encuentren la cohesión tantas veces vista en Sky, los “tulipanes” están en desventaja.
Porque en INEOS seguramente solucionen lo que generó la debacle de julio, algo que sumado a años de experiencia y renovadas piernas, hará que Egan goce del escudo de vatios que extrañó en el verano europeo. No así los de amarillo y negro, que pocas veces en el curso rodaron como un bloque compacto ni supieron cómo hacerlo cuando estaban juntos.
La tarea queda pendiente: a su estelar plantilla deben hacerla funcionar como un equipo en las montañas. Para ello, misión número uno, mover los vatios necesarios. Y a continuación, manejarse unidos, ya sea proponiendo otro tren o atacando el de los británicos. Pero nunca aislados, siempre en bloque. Material humano tienen, les queda seguir desarrollándolo.
Pablo Martín Palermo
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