Ciclismo Internacional

Análisis: Lo que dejaron los Alpes en el Tour 2018

Por @pmpalermo

Muchas ilusiones se esperaban antes del paso por los Alpes, y las mismas se esfumaron desde el primer puerto de montaña de la jornada inicial del tríptico. No obstante ello, por llegar de nueve parciales planos, se les concedió a los pedalistas -al menos desde este espacio- una armnistía ante su falta de agresividad.

Foto: ASO

Múltiples factores condujeron a ello, y así lo entendimos: inicio del desnivel justo después del reposo, nueve días de mover desarrollos grandes requerían de cierta adaptación al plato pequeño y cuerpos tocados por caídas y nervios, magnificadas por el pavé de la Roubaix. Por ello, todos cómodos a rueda de Sky, justificándose también, en que el arribo hacia abajo no era idóneo. Vaya y pase.

Eso sólo demoró 24 horas más lo que muchos sospechaban y otros, ilusionados con ver algo diferente, se negaban a creer. Sí, el tren blanco de Sky -otrora negro pero igual de dominante- dictó sentencia. Movistar intentó enviando a Valverde en fuga dos fracciones seguidas, para verlo neutralizado sin siquiera llegar a trabajar para sus líderes.

Y éstos, los más mediáticos en los meses previos al evento, nunca estuvieron realmente en carrera. Con el Imperio británico haciendo de las suyas, fue Tom Dumoulin el encargado de frenar la avanzada de los de Brailsford, que si no tienen el Tour sentenciado es gracias al holandés.

Dumoulin, el contrarrelojista que ganó de casualidad (o así dijeron muchos) a Quintana en Oropa, ahora se salió del libreto en un descenso. Sí, en la compleja bajada del Roselend, donde todos esperábamos a Nibali. Dicho accionar, que luego él sostuvo hasta la cima de La Rosiére, despertó las alarmas de Froome y compañía. ¿Por qué? Porque hubieran preferido pelear contra un escalador al que remachar en la crono, y no contra un vueltómano capaz de subir con los mejores y luego provocarles un disgusto sobre la cabra.

Así llegaron a la 12° fracción, destinada a un cierre entre capos en Alpe d´Huez. Puerto mítico en el que Egan Bernal ató a los gallos que no cayeron destrozados antes por su ritmo. Cosas del destino, el bogotano que adoptó Zipaquirá como su tierra, se encargó de neutralizar al gran ídolo de su patria, Nairo Quintana, quien corrió con más corazón que piernas.

El ataque que preparó Movistar y nunca se concretó en la Croix de Fer fue un claro indicio de que algo no cuajaba en las filas telefónicas. Así, los de Unzué dejaron el resto para Alpe d’Huez, donde poco pudo hacer el escarabajo, casi sin energías.

Una vez más, fue el propio campeón del Giro 2017 quien salió al rescate del espectáculo y la general. Con permiso de Bardet y Nibali -ambos lanzaron sendas ofensivas- fue Dumoulin quien secó a Froome e impidió que se abriera un hueco indescontable. Si la prueba aún está en veremos es por el valiente “tulipán”, hoy a 11 segundos del “keniata”.

En este punto del Tour, las cosas parecen cosa de Sky y el de Sunweb. Aunque el trío genera algunas interrogantes, comenzando por el maillot amarillo, con un largo historial de percances y desfallecimientos en los compases decisivos de las rondas de tres semanas. No sólo eso, sino que deberá hacer una competencia perfecta porque, si bien gozará de libertad, no será protegido como Froome mientras el propio “keniata” no ceda.

En lo que al tetracampeón de la Grande Boucle refiere, la incógnita es la acumulación de fatiga, merced a cuatro Grandes consecutivas. Hoy luce pletórico y necesita sacar rédito de su forma antes que el bajón aparezca en las postrimerías de la competencia. Historia similar para “Big Tom”, que viene de brillar en Italia y que, a diferencia del capo de Sky, nunca rindió a tope en dos grandes consecutivas. 

El trío cabecero, con sus dudas y todo, cuenta con múltiples factores a su favor. En el caso de los Sky, un equipazo del que valerse para sortear los escollos venideros y cualquier emboscada rival. ‘Dumo’, su potencial sobre la cabra. Y todos, una diferencia de tiempo interesante sobre Roglic, 4° tras el abandono de Nibali fracturado. ‘Rogla’ aún tiene que confirmarse como vueltómano para tres semanas y eso lo deja algo relegado en las quinielas. Recordamos que el esloveno está conociendo sus límites.

A Bardet se lo nota bien, pero no marca en los puertos las diferencias que luego cederá en la crono y, como si dicho handicap no fuera suficiente, ha perdido medio equipo por diferentes percances. Ni que hablar Landa y Quintana, a 3:13″ y 4:13″, respectivamente. A este ritmo, para cuando encuentren piernas ganadoras, los márgenes serán indescontables.

En definitiva, sin estar sentenciado, el Tour está muy perfilado entre los contrarrelojistas que se defienden cuesta arriba, casualmente, dos de los cuales están doblando. Fatigados o no, si los visita el “Tío del Mazo”, quizás gocen de un colchón suficiente como para dosificarse.

Finalmente, señalar algo respecto al cansancio y/o falta de energías. No siempre gana quien más tiene en las piernas. Muchas veces, es conveniente moverse de lejos, cuando las fuerzas sí están y, una vez abierta la brecha, que el resto se encargue de neutralizar.

Normalmente sucede eso pero, también, la falta de colaboración y los conflictos de intereses pueden interferir, dando vida al valiente de turno. Por eso, si las previsibles tácticas de Movistar encima no tendrán el respaldo de un estado de forma ideal, al menos que las cambien. Total, perder siendo top 10 o top 20, a esta altura ya vale lo mismo para alguien se subió al podio reiteradamente como Nairo Quintana.

Cometieron el error de no rematarlo en Alpe d’Huez. No sea cosa que, apelando a la épica, vuelva a mezclarse en la conversación y genere un disgusto a los confiados líderes del Tour. Porque, por ahora, no se sabe si son ellos quienes mueven más vatios de lo usual o el sudamericano menos.

SECCIÓN TOUR DE FRANCE 2018

Pablo Martín Palermo

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