Por @pmpalermo
El Tour coronó al británico Chris Froome como su nuevo Rey, merecido galardón para el británico, ganador del evento más prestigioso del calendario en una edición que será recordada por siempre debido a la presencia de los denominados “4 fantásticos”, que en realidad fueron más.
Con eso en vista, y tras haber explicado que le faltó a Nairo Quintana para hacerse con la gloria, hoy es obligación de ciclismointernacional.com enumerar las razones de la segunda conquista de Froome, quizás más impactante que la primera, allá por 2013.
*Determinación: el primer factor que nos viene a la cabeza para entender su victoria, es mental. Froome saltó a la fama en 2011 y no fue sino hasta 2014 que conoció de problemas, lesiones o enfermedades. Es decir, que el keniata gozó de varias temporadas victoriosas (ser 2° como gregario es un triunfo) arrasando allí donde competía, especialmente en el curso 2013, donde ganó todo a su paso en los meses previos a París. Pero 2014 llegó con algunas imprevistos para él, que echaron por tierra sus sueños de repetir en Francia. Si bien luego enderezó el paso en la Vuelta, el sabor del año fue amargo, sensación magnificada por la reaparición de Contador en los primeros planos.
En 2015 tampoco tuvo un periplo soñado, otra vez, aquejado por una bronquitis que lo sacó de la Tirreno Adriático y se notó en la Volta a Catalunya, donde apenas finalizó 71°. Antes, se había dado el gusto de batir a Contador en Andalucía y después, recuperó la sonrisa, calentando motores en Romandía (3°) y arrollando al pelotón en Dauphiné.
Con la moral por las nubes, el keniata tomó la partida en el Tour por quinta ocasión, deseoso de demostrar que todavía era el mejor, y lo consiguió. Froome empezó a ganar la carrera desde el inicio mismo apelando a su concentración y determinación.
Atributo que se hizo especialmente evidente en la etapa 2, en la que estuvo muy atento bajo la tormenta, y en el pavé, donde ingresó entre los primeros en cada sector de pavé y hasta intentó un tardío ataque. Además, fue top 10 en los Muros de Huy, Bretagne y Rodez y nunca cedió en las bajadas, su punto débil que aquí no fue tal, porque dejó a un lado sus temores y se puso siempre a rueda del primero en la fila, fundamentalmente en el peligroso descenso rumbo a Gap.
Así se metió medio Tour en el bolsillo, brillando en jornadas que no le eran favorables y en las que siempre estuvo delante, comportándose como el patrón de la carrera e incluso, sprintando para pasar delante del resto cuando ya no había chances de sacar rédito.
Para mayores precisiones, vale la pena recordar que Froome fue 9 veces top 10 y que luego, salvo por la caída en Le Havre que neutralizó su registro, acabó siempre en el top 28.
*Golpe maestro: Luego de la nerviosa semana inicial, y tras haber estado a la altura de lo requerido en la CRE, empezó la montaña, y fue en el primer puerto del Tour 2015 donde el keniata liquidó la competencia.
La Pierre Saint Martin, arribo del 10° parcial, fue escenario de una auténtica carnicería, en la que el Sky aguantó a rueda del Movistar, para contragolpear en el instante preciso con un lanzamiento, sin mirar atrás, de Froome, que ya no paró hasta meta. Allí aventajó a Quintana en 1:04 que, sumados a los márgenes obtenidos en Zelande, se tornaron decisivos y permitieron al pupilo de Brailsford manipular el evento a sus anchas desde entonces.
Para terminar de entender la importancia de este día no hay que fijarse sólo en los números, sino en las circunstancias. El ataque dejó tirados a los demás gallos casi como si de amateurs se tratara. Luego, con el colombiano Quintana persiguiendo, Porte todavía se dio el lujo de alcanzarlo y superarlo, arrebatándole las bonificaciones y enviando un claro mensaje intimidatorio, que Thomas se encargó de completar al pasar 6° por la llegada.
*Sky, a la altura de su líder: la escuadra británica fue crucial en la conquista de su capitán, al que mantuvo siempre alejado de problemas en los primeros compases, rodando en vanguardia y metiendo los codos, especialmente en los tramos llanos que hoy tanto lamenta el Movistar.
En los adoquines fueron importantes pero no tanto como cabía esperar, puesto que el maillot jaune apeló a su carácter y estuvo constantemente en punta, pero en los Pirineos otro fue el cuento, y allí descollaron Porte y Thomas, secando todos los intentos rivales y ahorrando a Froome arranques innecesarios.
Poco a poco se fueron desinflando y, averías, caídas o enfermedades terminaron por aislar al líder, pero al menos, siempre hubo un escudero presente, porque Poels apareció sobre el cierre, cuando Thomas iba en picada y Porte alternaba buenas y malas.
Finalmente, arroparon a su jefe de filas en el Alpe d´Huez, conduciéndolo a ritmo rumbo al título, limitando daños con el tardíamente desatado Nairo Quintana. Todo esto dirigido por Brailsford y ejecutado por los atletas, sabedores de su presencia en el Tour pura y exclusivamente para cuidar de Froome, situación que no tuvo la misma claridad en otras estructuras.
*Cabeza: si bien esto puede estar vinculado a la determinación antes tratada, en realidad aquí vamos a hablar del modo en el que sobrellevó la presión, porque nadie en toda la prueba toleró lo que él. Para empezar, y en comparación con sus contrincantes, hay que recordar que Contador tomó la salida con el año salvado en el Giro, que Quintana apenas tiene 25 años y no fue exigido por Unzué o que Nibali ya tenía la Triple Corona y sólo anhelaba regresar al Giro.
No así Froome, urgido por recuperar el cetro francés, exclusividad de Sky desde 2012. Y si bien se mostró a la altura de la expectativas desde el primer día, eso le pasó factura en el final, porque no es sencillo tolerar tres semanas de presión deportiva y mediática.
Pero como si no fuera suficiente con oponentes y periodistas, Froome soportó las agresiones de parte del público, que lo llamó dopado de principio a fin, le arrojó orina y hasta lo escupió, transformando su carrera en un suplicio inmerecido, ya que nunca dio positivo y lo asiste la presunción de inocencia.
Su cabeza, enfocada como nunca, lo transportó camino a los Campos Elíseos, y fue la misma herramienta la que le permitió administrarse perfectamente en el desenlace, soltando la soga lo justo y necesario a Quintana, que le metió presión en los Alpes pero nunca estuvo cerca de desbancarlo realmente.
*Ajedrez en el top 10: esto no es nuevo y cada equipo defiende sus intereses, pero en la recién acabada edición, los directores deportivos pecaron de conservadores y facilitaron la faena al Sky, que contó con varios aliados circunstanciales a la hora de tirar en la montaña.
Por ejemplo, se pudo ver a Movistar cazando a Contador en vez de ayudarlo cuando el de Pinto aún era una amenaza para el podio de Valverde, o a LottoNL y Trek, haciendo lo propio días después, tirando en persecución de Nibali, Bardet, Talansky y algún otro hombre importante para defender los intereses de Gesink y Mollema, más preocupados por no caer en la tabla que por avanzar.
Nadie niega la importancia de ser top 10 en la Grande Boucle, pero a veces se les va la mano y bloquean la competencia cuando con un poco de ambición podrían conseguir mucho más. Como sea, sus miedos beneficiaron al campeón, que la hubiera pasado mal en caso de arreciar las ofensivas.
Conclusiones:
Chris Froome ganó el Tour de Francia 2015 simplemente porque fue el mejor, el más regular de inicio a fin y porque su concentración y experiencia lo llevaron a no descuidar la semana inaugural, algo que sólo Contador y Van Garderen imitaron, aunque a estos dos no les alcanzaron las energías.
No fue casual entonces que el líder de Sky haya portado el amarillo desde la séptima fracción (se lo puso también en Huy), concretando su segunda victoria en la Grande Boucle contra rivales de renombre que, en cierto modo, le facilitaron las cosas y le permitieron administrar sus márgenes. Además, porque estuvo siempre adelante, en el plano, el pavé, muros, descensos y subidas, apartado este último que le regaló la clasificación de la montaña sin quererla.
Por último, resaltar una vez más su frialdad para no ceder ante la presión popular, fogoneada por nuestros colegas de la prensa y ejecutada por algunos idiotas que humillaron y mancillaron al maillot jaune, ensimismado en su duelo contra Quintana.
Párrafo aparte para el tunjano, una vez más, principal rival del keniata camino de París. Froome manejó perfectamente sus rentas para soportar los embates de Nairo, algo muy complicado, porque se sabe como vuela el cafetero cuando le sueltan la soga.
Chris Froome ya es bicampeón del Tour, igualó la línea de Contador y, con 30 años, todavía tiene margen para incrementar la cosecha en una carrera que parece a su medida, puesto que subió al cajón en tres de las cinco participaciones acumuladas, honor reservado para unos pocos elegidos que agranda su figura y lo postula como integrante del Olimpo de este deporte.
Pablo Martín Palermo
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