Ciclismo Internacional

Análisis: Por qué Egan Bernal no debe ir al Giro de Italia 2020

Por @pmpalermo

Entre las novelas del invierno ciclista, se encuentra la de Egan Bernal y su calendario 2020. El escarabajo todavía deshoja la margarita, puesto que anhela correr el Giro de Italia. Pero en su interior, sabe que es imposible acudir a la Corsa Rosa y luego defender su corona en el Tour de France o pensar en los JJOO.

Foto: Russ Elliss

En ese contexto, al igual que en su momento con el mejor Nairo Quintana, toca a esta redacción hacer el análisis pertinente de cara a explicar por qué el zipaquireño no debe ir al Giro. Pero, a diferencia de la situación del tunjano en aquella oportunidad, el motivo no es la acumulación de grandes vueltas.

Antes de profundizar en el tema, es bueno contextualizar un poco. Hacer una ronda de tres semanas implica un desgaste brutal para cualquier organismo, que requiere una recuperación extensa y dedicada antes de volver al ruedo.

Imaginen entonces, cómo puede responder el cuerpo de un ciclista doblando. Si se acusa la fatiga haciendo Giro y Vuelta, con todos los meses de descanso y preparación en medio, ni hablar lo que puede suceder encadenando Giro y Tour.

Sí, hubo casos en la historia reciente -mejor no mencionar los previos, de una era donde la EPO corría como agua- pero los mismos tuvieron una salvedad y, aún en su éxito, no llegaron a ganar ambas competencias. Fue en 2018, cuando Froome primó en Italia y acabó 3ro en Francia, mientras Dumoulin fue 2do en ambas.

Eso dispara el primer y más importante apartado a considerar de cara a afirmar que Egan no tiene que ir al Giro: la cantidad de días entre Giro y Tour. Mientras que en 2018 hubo 40 jornadas -o en 2019 33-, en 2020 habrá apenas 26.

Esto se debe a los cambios de calendario implícitos en todo año Olímpico. La Grande Boucle se adelantará, quitando descanso y opciones a los interesados en doblar. Ir a la cita italiana sería condenar cualquier chance en julio. Así de claro.

En cierto modo, Bernal lo sabe. Ni que hablar en su equipo, que encima vive por y para el Tour (otro motivo que pesará en la balanza a la hora de decantarse por la carrera gala). En declaraciones recientes, un director deportivo deslizó el pensamiento global de la formación británica, algo que el propio Egan reconoció hace unas pocas horas.

Ir al Giro sería un capricho imperdonable, algo que Eusebio Unzué asumió una vez en torno al deseo de Nairo Quintana por hacer Giro y Vuelta cuando estaba en su apogeo y tenía el Tour en las piernas. En la coyuntura actual, sería gastar una bala estando en la cúspide. Aunque claro, Bernal ya tiene la figurita difícil y eso le concede una licencia.

En el caso que nos compete, hay una diferencia con varios de los antecesores. Esos corrían contra Sky y tenían la excusa de que -hicieran lo que hicieran- no vencerían. Bernal corre con el caballo del comisario, y no encontrará ese problema.

He aquí otro motivo: su precoz explosión no garantiza que siga con este nivel en un futuro lejano. Es incierto, pero los hechos recientes marcan que la madurez de los latinoamericanos es cada más temprana debido a motivos socioculturales.

Es que deben salir a buscarse un medio de vida, algo que sus pares europeos pueden evitar, dedicándose al estudio. En esa aventura de forjarse un destino, acaban compitiendo en su adolescencia contra veteranos, en eventos con miles de metros de desnivel. Escalada que los del “Viejo Continente” no afrontan sino hasta los 20 años. Sí, hay excepciones y este año fueron muy evidentes. Pero por ahora no son una norma, sino asteriscos en un mar de ejemplos que marcan una realidad opuesta.

Como si la escasez de días de reposo intermedios no fueran suficiente, está también la dureza del Giro. Por clima y cantidad de cronos y montañas, es la más dura de las tres grandes. Y allí se topará, entre otros, con rodadores como Tom Dumoulin, presto a usufructuar los tres parciales cronometrados.

Jumbo-Visma. Sí, los “tulipanes” son un ítem en sí mismo, porque se han acercado considerablemente, ocupando un puesto en el podio de las tres citas magnas en 2019. Eso forzará a INEOS a alinear lo mejor en julio, y Bernal representa la cúspide en el Dream Team inglés.

Quitando las contras, Bernal debería centrarse en la gran cantidad de incentivos para ir sólo al Tour en 2020. Comenzando por el privilegio, quizás único en su vida, de correr la carrera más importante de todas con el dorsal número uno. Nadie sabe si repetirá la gesta, pero el panorama actual invita a pensar en una excelente ocasión en 2020.

Es que Team INEOS ya le cobró el derecho de piso y portará galones sin estar supeditado a nadie. Han circulado notas sacadas de contexto en las que se afirma que Bernal se pondrá a las órdenes de Froome. En su modesta humanidad, respeta al capo británico, pero la cruda realidad marca que éste -al menos por ahora- es casi un ex ciclista.

Una ronda de tres semanas comienza a ganarse meses antes. Desde ahora mismo, y Froome apenas puede caminar, tiene un desequilibrio enorme de fuerza en sus piernas para pedalear y no compite desde junio. Sólo un milagro podría verlo a tope en julio.

Thomas no va a frenar a Egan, tampoco Carapaz. Con suerte, si alguno de esos corre el Tour, tendrá que estar supeditado al campeón reinante, que inició una nueva era mal que pese a los británicos.

En lo que al recorrido refiere, sin ser malo, Bernal pasó su peor día de la edición que ganó sobre la cabra. Es siempre un riesgo para los escaladores y, el hecho de que 2020 casi no tenga desafíos contra el tiempo es una ventaja enorme. Una que, citando nuevamente el ejemplo de quien fuera el colombiano de referencia, Quintana no aprovechó en sus temporadas top.

Como se aprecia, es poco adecuado desgastarse en mayo del curso venidero. Sí, Egan quiere obtener las tres grandes pero, con muchísimo respeto, es la más grande de todas la que marca la importancia del Olimpo Ciclista. Y, críticas al margen por sus pésimos recorridos, el Tour es la cita número uno.

Bernal tiene todo para repetir. Incluso, siendo un poco egoísta -como debe ser en una estrella- no le conviene ceder el protagonismo a Froome. Quien sabe si el británico obra un milagro, regresa y gana, extendiendo su Imperio. Si eso ocurre, el principal relegado será el colombiano.

Último, aunque no menos relevante, los JJOO de Tokio 2020. Son cada cuatro años y no siempre disponen un circuito para escaladores. Para llegar con garantías, hay que hacer el Tour y recuperar una semana, o ir al Giro y esquivar el Tour. Ustedes hagan los cálculos…

Le sobran temporadas por venir para acometer Giro y Vuelta. Pero la historia marca que no debe desaprovecharse la plenitud para la Grande Boucle, porque esta no perdona y, en un abrir y cerrar de ojos, se esfumó una trayectoria deportiva sin haberla ganado. O, en este caso, sin haberlo hecho de modo repetido.

Pablo Martín Palermo

¿Te gusta lo que hacemos? seguínos en Instagram y Twitter

Sumate en facebook: Ciclismo Internacional

Copyright © 2012-2019 Ciclismo Internacional. All Rights Reserved

Exit mobile version