Por @pmpalermo
La espectacular progresión de Primož Roglič no ha hecho más que incrementar las expectativas en torno a su figura. El esloveno, ex saltador de esquí, lleva muy poco tiempo en el ciclismo y, aún así, ya se postula como uno de los próximos vueltómanos del pelotón.
Desde su victoria en la contrarreloj del Giro de Italia 2016, el crecimiento del hombre de LottoNL-Jumbo ha sido meteórico. Tanto así, que hoy ya no es ilógico señalarlo como el mejor corredor de vueltas de una semana merced a su capacidad sobre la cabra e imponentes prestaciones para la montaña del caso.
En las dos últimas temporadas brilló -aunque no siempre ganó- en Volta ao Algarve, País Vasco, Tour de Romandía o Tour de Eslovenia. En el proceso, se llevó un parcial de su primer Tour de France yendo a más con el paso de las jornadas.
Y justamente eso, más los avances demostrados como líder en competencias cortas, le han valido para presentarse en la próxima edición de la Grande Boucle como jefe de filas del conjunto holandés. Todo esto, con 28 años y en su tercera temporada en el World Tour.
58° y 38° en sus dos primeras grandes, son resultados que vale la pena considerar de cara a entender sus chances como vueltómano. Si bien es más sencillo catalogar a un pedalista con pasado por categorías juveniles, hay excepciones. Y “Rogla” puede ser una de ellas.
El caso más simbólico es el de Chris Froome. Y, sospechas al margen, el “keniata” -cuyo pasado está en el Mountain Bike- fue 84° y 36° en sus dos grandes iniciales, algo que no le impidió explotar en la estrella que es hoy.
Por otro lado, Alberto Contador -de contrastada trayectoría juvenil- clasificó 31° en sus primeras tres semanas, para luego convertirse en uno de los mejores de la historia. Como se aprecia, no hay una fórmula estricta y es cuestión de tiempo para conocer el camino de Roglic.
Posiblemente, su caso sea similar, por cualidades, al de Tom Dumoulin. Y el holandés nos tapó la boca a los que no creíamos que lograra lidiar con etapas de alta montaña consecutivas, terceras semanas y largos encadenados. Pero él trazó su periplo y, dos podios del Giro después, ya es uno de los capos del pelotón.
Volviendo al esloveno, tiene varios puntos a su favor. Baja como los dioses -perdió el miedo gracias a su anterior profesión- y, físicamente es una bestia. Se dice que posee un VO2max impresionante, medido a los 22 años en 80, atributo que de poco sirvió en su estancia entre los esquís, puesto que participaba en saltos.
Su planta se antoja más propicia que la de Dumo, merced a unos bien proporcionados 1.77 m de altura y 65 kg de peso y, si alguien duda sobre su capacidad escaladora, que le pregunten al maravilloso Egan Bernal al respecto, tras medirse en Romandía.
Considerando que recién tocó una bicicleta en 2012 y sólo se sentía cómodo escalando, su capacidad de adaptación es igualmente brillante. Para muestra un botón, y sus performances en todos los terrenos hablan por si solas.
Hoy uno de los contrarrelojistas top del lote, se ganó un hueco en ese “Olimpo” especializado pese a utilizar materiales inferiores a los de sus colegas de otras formaciones. Y aunque los aficionados subestimen dicha cuestión, no es un secreto que, al máximo nivel, la diferencia en los componentes empleados es crucial.
Campeón de las últimas tres carreras que disputó, afrontará el Tour con la misión de conocer un poco más de sus límites. Si bien su figura entusiasma, hay que ser cautos porque las grandes vueltas son otro mundo y, en el mismo, la ronda gala está un peldaño por encima. Punto a considerar: está muy fino hoy, ¿llegará pasado a los Campos Elíseos?
Roglic tiene mucho que aprender, no sólo es una cuestión física. Pero aún así, centrándonos en su organismo, debe lidiar con la imposibilidad de sufrir días malos o de regalarse jornadas “libres”. Y será ese el reto para esta ocasión.
No hay que descartar nunca a este tipo de talentos, eso está claro. No obstante ello, echará en falta más kilómetros sobre la cabra y, dato no menor, enfrentará a los mejores escaladores del planeta en todo su esplendor, algo que aún no hizo en sus títulos semanales.
Su tardía llegada al deporte pedal le regala cierto margen, así que no hay motivos para alarmarse si no rinde como muchos esperan. Tal vez, salvando las distancias, su desarrollo sea parecido al de Tony Rominger, y todos saben cómo acabó la espectacular historia del suizo.
¿Hasta dónde llegará Rogla? Ni él lo sabe. Lo concreto es que participará en su primera ronda de tres semanas con responsabilidades y aprenderá mucho de cara al porvenir, que podría verlo -junto a Dumoulin- como aspirante real y adversario estelar de los escaladores puros.
Pablo Martín Palermo
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