Por @pmpalermo
Hace casi un año, Nairo Quintana acabó reventado el Tour de France, completando su cuarta ronda de tres semanas en 13 meses. Para el colombiano, además de un tremendo castigo físico, su 12° plaza representó un duro golpe moral pero, en simultáneo, un valioso aprendizaje.
La cuestión es que, 11 meses después, las cosas han cambiado y, para este servidor (el mismo que anticipó el desastre en octubre de 2016), el tunjano parte en la Grande Boucle como el máximo favorito al título. ¿Por qué? Los motivos, a continuación:
*Aprendizajes y madurez: Este es el punto principal. Nairo acudirá en la edad ideal (28) para la práctica del ciclismo y, más importante aún, habiendo entendido que no había cuerpo capaz de disputar todo el año y luego ganar una ronda de tres semanas. Se dosificó todo el curso, hecho que además de frescura, lo tiene con hambre de batalla. El ‘escarabajo’ está pletórico física y mentalmente, y con un aliciente extra en la presencia de Landa dentro de su “casa”.
*Agresividad: en el reciente Tour de Suiza mostró una agresividad que no se le veía desde hace años. Varias veces tuvo los vatios necesarios en las piernas, pero si no se “usan” correctamente, de poco sirven. Un escalador como él debe ser ofensivo en su terreno para recuperar las pérdidas en cronos y adoquines, y todo indica que, en esta edición, Nairo saldrá convencido de cómo debe correr. Quintana es el mejor escalador puro del pelotón mundial, inigualable en fracciones con encadenados largos, y debe sacar rédito de ello.
*El doblete: Así como el año pasado indicamos que Quintana pagaría el cansancio de doblar Giro con Tour, serán Froome y Dumoulin quienes acusen la fatiga en esta ocasión. Ambos llegan desde el Giro, y el nivel en el Tour es superior en todo sentido, motivo por el que se antoja improbable que igualen la gesta de Marco Pantani en 1998, último en celebrar en las dos primeras grandes del calendario. Aún si Froome es el más capacitado de todo el pelotón para encadenar esfuerzos, esta será su cuarta Grande, y ya sería sobrehumano que se coronara.
*Equipo top: Polémicas al margen, por nombres, este es el mejor bloque de Movistar que haya arropado al colombiano alguna vez. Si los gallos dejan sus egos de lado -como en Suiza- tienen el potencial de generar estragos en las montañas alternando ataques. Además, cuentan con gente para limitar daños en la CRE y el adoquín. Bennati, Rojas, Amador y Erviti darán la cara en las piedras, en tanto que Soler y Valverde se unirán al tren en la lucha contra el tiempo.
*¿Pavé con buen clima?: Y hablando del adoquín, a unas dos semanas del crucial día con llegada a Roubaix, los pronósticos meteorológicos harían un guiño a los escaladores. De ser así, el parcial sería algo más suave, como sucedió en 2015. No hay que olvidar que, esa jornada, Movistar se desbandó por completo y Nairo sobrevivió como pudo, algo a tener en cuenta ahora.
Conclusión
Con o sin Froome, Quintana es el máximo aspirante, pues no en vano es el segundo pedalista de mayor entidad en este pelotón. Finalmente, el “keniata” será de la partida y es prácticamente imposible que no acuse la fatiga del Giro. Porque el doblete en cuestión es mucho más complejo que el que incluye la Vuelta.
Básicamente, el nivel de la ronda gala es superior al del resto, mientras que yendo a España tras llegar a los Campos Elíseos, se puede sobrellevar de otro modo, casi que con la reserva y el envión, puesto que la mayoría acude en las mismas condiciones.
Fresco a todo nivel, maduro, hambriento y con una tendencia a correr como en sus años mozos, Nairo Quintana está frente a una ocasión inmejorable. Quizás no tanto por el recorrido, ya que los tuvo más favorables antes, pero sí en lo que a su humanidad y la de los contrincantes refiere.
Pablo Martín Palermo
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