Ciclismo Internacional

Brajkovič pone el dedo en la llaga por el racismo que abunda en el ciclismo de élite

Por Oscar Trujillo Marín

Quinn Simmons, confundiendo su derecho a la libre expresión con un inexistente derecho a hacer apología a ideas supremacistas blancas, tan comunes en su fanatizado país de origen (Estados Unidos), ha sido apartado por Trek-Segafredo de manera indefinida por algunos tweets donde hacía evidente apología y defensa de esas ideas fascistas.

Tsgabu Grmay, durante su época en Trek-Segafredo

El autoproclamado tercer Reich llegó de manera democrática al poder a Alemania en 1933. El partido nacionalsocialista (Nazi para abreviar) defendía un ideario claramente supremacista, racista y xenófobo. Que muchas personas apoyen con sus votos y elijan a un energúmeno megalómano claramente fascista de esta naturaleza, no quiere decir que esa mayoría o ese ejercicio malsano y criminal de la democracia no sea censurable.

Janez Brajkovic, corredor esloveno con pasado en el World Tour, puso el dedo en la llaga ante una verdad incómoda en el pelotón. El racismo existe y de manera mucho menos residual de lo que se piensa. Así lo contó hoy en sus redes sociales:

“En 2017, cuando teníamos a Tsgabu Grmay en el equipo, (NdR: Grmay es un corredor de raza negra, etíope, en ese entonces ambos eran compañeros en el Bahrain Merida) muchos ciclistas y el staff lo llamaban “Nigger” (en inglés insulto racial dirigido a personas negras, en concreto surgido en los Estados Unidos para insultar a los afroamericanos N.d.r). Me cabreaba mucho con ellos cada vez que lo hacían, pero pensaban que era divertido. Creo que no tenían idea de lo que significaba. Pero eso no es una excusa. Sin embargo, había un ciclista que parecía ensañarse, le pregunté honestamente:

…”¿Oye, Eres racista? ‘Sí, no los soporto’, me respondió. Todos los compañeros lo escucharon, ¡nadie hizo nada! … El único que discutió con él fui yo. Eso es lo triste y malo de algunas personas… Y algunas naciones son más propensas al racismo que otras como el grave caso de los Estados Unidos donde he trabajado y conozco ese problema de cerca… ese tipo de personas supremacistas que no entienden la gravedad del asunto no deberían estar en nuestro deporte, en ningún deporte. Sentí mucha pena por Tsgabu. Tsgabu es la persona más amable, humilde y agradecida con la que he corrido. Las historias que cuenta de su patria también son asombrosas”, relató el corredor esloveno, un pedalista que nunca declara ‘con el cassette’ y siempre dice lo que piensa.

Para quien no haya vivido en Europa occidental, el fascista de esa zona del mundo no solo odia a los negros, también a los judíos, gitanos, suramericanos, europeos del este, magrebís, orientales… el concepto de “Francia para los franceses” o “España para los españoles” o Alemania, o Italia o el país que sea donde uno esté, el coro que repiten de manera despectiva ante este tipo de extranjeros de piel o cultura diferente, este típico simpatizante de la extrema derecha es siempre el mismo.

De esta manera cruda y triste confesó Brajkovic algo que es un secreto a voces en el pelotón, pero a la mayoría de corredores por ese estúpido mantra reaccionario que les han cincelado en su cabeza de “no mezclar política y deporte” aunque se den cuenta, si no les afecta directamente se quedan callados, legitimando así el atropello, la humillación y el abuso. Como cuando humillan a una mujer con una broma sexista y denigrante de mal gusto y los demás hombres que son testigos se ríen también o miran para otro lado, exactamente igual. Bueno, a menos que se la hagan a una hermana o hija, claro.

Estamos “acostumbrados” entre esa nada desdeñable cantidad de imbéciles que acuden a los estadios de fútbol a escuchar como entonan insultos y cantos racistas al jugador negro de turno del equipo rival: es lo “normal”, como ha ocurrido con Neymar o Balotelli, entre otros. Les parece divertido y realmente se creen superiores, sino no lo harían, y los que no están de acuerdo se lo permiten con su silencio cómplice. El ciclismo siempre ha parecido algo más caballeroso, más noble, lejos de las bajas pasiones y repugnante tribalismo tantas veces homicida y criminal que ha abundado siempre en el fútbol. Al menos en este deporte no se debe permitir que eche raíces tal grado de infamia e imbecilidad.

Pero no solo las personas de origen o ancestros africanos cuyo color de piel es más oscuro lo han sufrido, demasiados ciclistas colombianos con evidentes rasgos de origen indígena andino, han sido atacados, acosados, humillados y abusados e insultados en el pelotón desde los ochentas que llegaron (de forma abundante los pioneros). Siempre por este típico ciudadano idiota blanco de origen anglosajón, o escandinavo, germano, galo, ibérico, italiano… y lo curioso de estas deplorables conductas es que este tipo (no son todos, por supuesto, pero sí demasiados) de deportista suele caracterizarse por una firme simpatía o filiación con ideas racistas supremacistas y xenófobas que siempre defienden este tipo de partidos de derecha y extrema derecha que apelan al concepto de raza, patria y nación pura como su máximo reclamo electoral.

Entonces hay que llamar las cosas por su nombre: Trump es un idiota racista, xenófobo, que defiende junto a muchos de sus seguidores ideas supremacistas, así de claro. Ese tipo de agresiones por muy sutiles e insignificantes que a muchos simpatizantes del fascismo les parezcan, deben desaparecer del deporte y de nuestras vidas en general. No se puede ser tolerante ni mucho menos justificar a un fascista.

Por eso aplaudo la decisión de Trek Segafredo de defender la pluralidad y diversidad en un pelotón internacional multicultural y multiracial a más no poder. El que no entienda eso, no merece ser deportista de élite. Derecho a la libre expresión no es sinónimo de “derecho a denigrar, insultar, injuriar o atacar a alguien por no tener el tipo de color de piel u origen que sus delirios ideológicos, religiosos, raciales o étnicos le dicte. Simmons tiene 19 años, esperemos que la madurez le haga entender que ser blanco no tiene ningún mérito por si mismo mientras no vaya acompañado de calidad humana, ética y sensatez. Por último, un nazi o un fascista nunca merece ningún respeto. ¿Hace falta explicarlo?

Oscar Trujillo Marín

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