Por @PochAndres
‘El Cóndor’ le puso punto final a sus ocho temporadas con Movistar Team con un buen desempeño. Lejos de su mejor versión, Nairo Quintana fue top ten en las grandes que corrió, obtuvo victorias de etapa en el Tour, la Vuelta y Colombia, y se subió al podio de París – Nice (2°).
Decir que Nairo decepcionó esta temporada es una falacia porque el escarabajo cumplió con las expectativas que se tenían de él. Esta es la temporada en la que menos se esperó de él y, aún así, estuvo viajando en ese primer pelotón. En una lista de los mejores vueltómanos del año, seguramente estaría dentro de los diez primeros.
Nairo Quintana empezó la temporada 2019 corriendo en Argentina. En la Vuelta a San Juan fue 13° en la etapa reina que ganó Winner Anacona y cerró su pasó por el sur con un 8° puesto en la general, ganada por su compañero de equipo. Saldo positivo para la avanzada de la escuadra española que comenzaba el año en tierras sudamericanas.
En la Colombia 2.1, Nairo ganó la última etapa, en el Alto de las Palmas, y fue 5° en la clasificación general liderada por Miguel Ángel López. La victoria en la etapa reina pasará a la historia como la primera celebración de Quintana en territorio colombiano. El balance de la ‘gira’ por Los Andes no pudo ser mejor para los hombres de Movistar.
Con la llegada de marzo comenzaron las competencias en Europa. La París – Nice fue escogida por Nairo, Egan Bernal o Daniel Felipe Martínez para iniciar su temporada en el viejo continente. Quintana Rojas no decepcionó y rodó con ‘los gallos’ del pelotón.
Al final, la prueba fue ganada por Egan Bernal y a 39 segundos quedó Quintana. El tunjano perdió ese tiempo en la contrarreloj, pero en la montaña, siempre estuvo con el zipaquereño. Demostró que la calidad está intacta y que puede rodar con los mejores del pelotón en carreras de primer nivel.
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El subcampeonato es su primer podio en la carrera francesa y el décimo en carreras importantes de una semana. El ciclista de 29 años, ya suma siete temporadas consecutivas subiéndose por lo menos una vez a un cajón de premiación. Si bien lleva dos años de sequía en títulos generales (Tirreno Adriático 2017), el año pasado fue 2° en la Volta a Catalunya y el Tour Suiza. Continuidad al alcance de muy pocos.
Luego de París – Nice Nairo viajó, precisamente, a tierras catalanas. En cuatro etapas terminó en el top diez y cerró su participación en el cuarto lugar, a 25 segundos del campeón, Miguel Ángel López, y por delante de nombres como Steven Kruijswijk, Enric Mas, Alejandro Valverde o Thibaut Pinot. De Catalunya Quintana fue al Critérium du Dauphiné, pero primero hizo una escala en el GP Miguel Induraín (42°).
En Francia se empezó a ver su cara menos alegre. En la montaña cedió terreno y terminó lejos del campeón, Jakob Fuglsang. El noveno lugar de Quintana (a 1:24 del danés) en Dauphiné cerraba su preparación para el Tour con cinco top ten en cinco carreras de una semana disputadas. Nada mal para un corredor ‘acabado’ como lo llaman algunos.
Los datos de Quintana son tan sorprendentes que hay que remontarse hasta 2017 para encontrar una carrera por etapas en la que haya salido del top diez (Tour de Francia 17: 12°). En la ‘grande boucle’ de este año ya sabemos lo que pasó: equipo desorganizado, sin opciones de pelear la general, Quintana cediendo en la montaña y salvándose con dos buenas escapadas, un triunfo de etapa y un aceptable 8° lugar (quinto top 10 en seis participaciones).
De París para las Salinas de Torrevieja. Nairo llegaba a La Vuelta igual que al Tour: parte de una amplia baraja de candidatos, pero no siendo miembro de la mesa chica, de los favoritos en los sitios especializados o de las casas de apuestas. Pero otra vez el corredor del Movistar supo reinventarse, buscar los huecos, hacerse las oportunidades. Una etapa (2° en otra fracción) y el cuarto lugar en la general sellaron una decorosa presentación.
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Con las dos grandes corridas este año, Quintana Rojas suma 17 top ten en las últimas 19 carreras por etapas que corrió. Pero eso no es todo. De las 14 veces que fue a una grande terminó dentro de los diez primeros en once ocasiones. Este año nunca salió de esos puestos de privilegio.
Eso sí, no hay que dejar de prestar atención a los retrocesos de la temporada. Arkéa-Samsic tendrá que estar preocupado por el bajo rendimiento de su nuevo fichaje en las pruebas contrarreloj. Ese es el punto que deja más dudas. En la montaña Quintana no fue el de hace algunos años, pero está ahí, con los mejores, en algunas carreras, y en otras, a unos cuantos puestos. No es un descalabo o una desfondada como las de sus contemporáneos Fabio Aru o Romain Bardet.
Luis Fernando Saldarriaga escribía el 3 de septiembre, luego de la contrarreloj de la Vuelta a España, que había visto a Quintana en una posición ineficiente. “Hay que mirar su trabajo en el túnel del viento…las horas en bici de crono, hay que trabajar mucho esta especialidad”, escribió el técnico del corredor en el Café de Colombia (2010 y 2011).
El cuerpo menudo (1,67 m y 60 kg) no le permite ser un especialista en la CRI, pero siempre había sido una prueba en la que se defendía. Este año se lo vio lejos de sus mejores actuaciones y perdió mucho terreno con sus principales rivales. En un ciclismo en el que los especialistas contra el reloj suben cada vez mejor, preocupa que Quintana sea cada vez más débil sobre la cabra.
El balance general de Nairo Quintana es bueno. No está entre los primeros del pelotón que este año sacan nota excelente o reciben premios, pero la nota de su temporada es de siete u ocho. No se puede relajar, tendrá que trabajar mucho sobre la cabra, volver a encontrar ese cambio de ritmo en la subida, pero puede estar tranquilo en las vacaciones porque aprobó el año.
Andrés Aranguren
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