Carlos Betancur, cuestión de afecto

Por @pmpalermo

Hemos repetido hasta el cansancio que Carlos Betancur es dueño de un talento único, quizás superior al de Nairo Quintana, que le permite disputar carreras tan diversas como las clásicas de las Ardenas, el Tour du Haut Var, el Giro de Italia o la París niza.

Pero al mismo tiempo, marcamos su carácter rebelde, que choca seriamente con sus propios intereses y, más aún, con los del Ag2R francés, estructura que se maneja bajo los rígidos estándares europeos que poco tienen que ver con la relajada idiosincrasia latina.

Sin embargo, sus virtudes son tan grandes que Vincent Lavenu, el mánager del conjunto galo, decidió hacer borrón y cuenta nueva, dejando de lado los problemas y ayudando al atleta a solucionarlos. Y aquí hablamos del sobrepeso así como también de otras cuestiones que lo llevaron a renunciar al Tour y no regresar a Europa hasta muy entrado el 2014.

Pero mejor vamos por partes. Es evidente que el escarabajo tiene tendencia a engordar y que cualquier persona imposibilitada de entrenar por una lesión aumentará de peso, por lo que tampoco hay que caerle con todo el rigor, por más que con profesionalismo y una buena dieta pudo haber evitado el percance, que difícilmente se repita de aquí en adelante si carlitos entendió su lugar de privilegio.

Comer cosas ricas y poco sanas es normal para el común denominador de la población, algo culturalmente arraigado y complicado de erradicar incluso para los deportistas profesionales y mucho más en el caso que tratamos.

Es que tras largos meses en Europa, llegar a casa, encontrar algo de libertad y muchos afectos listos para pasarla bien hacen el resto y causan estragos, más aún sobre un cuerpo sometido a estrictos regímenes alimenticios que, en consecuencia, tiene tendencia a compensar, provocando un engorde más rápido.

Con todo eso sobre la mesa, no sorprendieron las declaraciones del director deportivo del conjunto francés, que sueña con recuperar para el 2015 al mejor Carlos Betancur, el mismo que maravilló en las Ardenas y el Giro de 2013 o la París-Niza 2014.

Lavenu reconoce que su pupilo no es el mejor ejemplo de ciclista dedicado a su deporte e identifica el problema, que aparece cuando el corredor abandona el continente europeo: “Hemos hablado de todo eso y estamos empezando de nuevo. Él tiene un enorme potencial y queremos sacar el máximo provecho de ello, pero tiene que organizar su vida y comportarse como un atleta de alto nivel”, dijo.

Claro como el agua y perfecta explicación para la cuestión de fondo, que es la falta de afecto y contención, motivo por el que Lavenu sugirió a Carlos que se mude a Europa, más ahora que será padre.

Alertados por estas declaraciones, en Ciclismo Internacional consultamos a varios otros pedalistas colombianos, y todos coincidieron en el tema, aunque quizás ellos no hayan reaccionado igual que el polémico Betancur.

“Creo que muchos meses en Europa no hacen bien. Para los colombianos sería bueno estar fuera unos dos meses y volver. Es necesario estar con nuestra gente y además es mucho mejor entrenar en Colombia que en Europa“, indicó Miguel Rubiano, que compite hace una década en el viejo Continente.

“Es difícil estar fuera de casa tanto tiempo“, opina Darwin Atapuma, y explica: “Europa es muy diferente y eso hace extrañar a la familia y la comida también. La forma de correr, de entrenar y el horario son factores que influyen mucho, pero al final vale la pena esforzarse porque el ciclismo no dura toda la vida y la oportunidad de estar en un buen equipo no hay que desaprovecharla, por el contrario, hay que sacarle el máximo provecho”.

“Cualquier humano fuera de casa sufre bastante, ahora veo que los equipos son más flexibles a la hora de darnos tiempo con nuestras familias”, cierra Edward Beltrán en concordancia con sus compatriotas y esta web.

Lo concreto es que con 25 años y un contrato en la máxima categoría hasta 2016, Betancur todavía tiene todo por delante para confirmarse como una estrella, porque lo más importante es que cuenta con algo que no se consigue en cualquier parte: su genética.

Afortunadamente todo parece encaminado y hasta ya sabe su calendario de carreras, un periplo familiar que le trae buenos recuerdos principalmente por el Giro de Italia; pero antes estará en Tour de San Luis, Tirreno Adriático, Volta a Cataluña, País Vasco y Tour de Romandía.

Dicho programa competitivo es muy atractivo a los ojos de la mayoría, pero se antoja irrelevante porque en realidad recibió las “sobras”, lo que no pueden cubrir sus líderes Péraud y Bardet. En resumen, es una suerte de castigo que el antioqueño igualmente sorteará sin problemas si reencuentra su condición, porque no hay especialidad que se le resista.

Betancur es un portento de la naturaleza y si logra organizar su vida, erradicar las malas juntas y se muda al viejo continente, seguramente estará codo a codo con sus compatriotas más afamados. Para divertirse y otros menesteres tendrá el resto de su vida, por que el ciclismo es hermoso pero efímero y nuestro protagonista debe entender eso antes de que no haya vuelta atrás.

Con un año más de experiencia sobre los hombros y las ganas de resarcirse ante los comentarios respecto de su persona, es muy factible que recupere su versión más agraciada, la de 2013, esa que estilizada y sin temor, rozó la gloria una y otra vez, ganándose un hueco entre los grandes del pelotón.