Cavendish, el campeón al acecho
Por @pmpalermo
Si algo han demostrado los hechos es que sólo unos pocos elegidos trascienden y que no sólo lo hacen merced a su talento sino a otras características como la inteligencia, la paciencia y algo que muchos llaman coraje, garra, tesón o simplemente corazón.
En el caso que nos atañe, Mark Cavendish no es la excepción y por algo acumula 112 victorias en su currículum, 25 de ellas en el Tour de Francia, donde ya es el tercero en el escalafón histórico y tiene a tiro al mítico Bernard Hinault.
Estadísticas al margen, es por todos sabido, incluso por nuestro protagonista, que 2013 no vio su mejor versión pese a que levantó los brazos en 19 oportunidades ya que falló en su objetivo primordial, la Grande Bouclé, donde fue superado ampliamente por Marcel Kittel, la nueva sensación de las llegadas masivas.
Cierto es que arrasó en el Giro, que en su primer día de competición anual en San Luis ganó en Villa Mercedes y que las 19 conquistas obtenidas fueron su segunda mejor marca después de las 23 de 2009, pero el británico recibió un llamado de atención en la ronda gala, donde además no se impuso en el último y prestigioso parcial de los Campos Elíseos, algo que sí había logrado las cuatro ediciones previas.
Así las cosas, el de la Isla de Man dijo que por primera vez en su trayectoria debía ponerse a trabajar en los sprints y con eso acalló temporalmente las críticas, pero la polémica volvió a cernirse sobre él en Navidad, cuando circuló una foto donde se lo veía muy pasado de peso.
Para empeorar las cosas, transcurrido un tercio de febrero su casillero de triunfos sigue vacío, realidad totalmente opuesta a la vivida por estas fechas una temporada atrás, cuando ya ostentaba cinco jornadas de gloria, una en Argentina y cuatro en Qatar, donde además se quedó con la general y los puntos.
A su favor es válido decir que en 2011 tardó todavía más en estrenarse y finalmente fue campeón Mundial en Septiembre, pero coincidencias o no al margen, la confirmación de Kittel como nuevo monstruo de los sprints, algunas divergencias con Lefevere sobre la conveniencia o no de correr en pista y la pobre imagen que dejó en lo que va del año se conjugaron para que mucha gente de por muerto al inglés o por lo menos dude sobre sus opciones.
Llegados a este punto, es válido y necesario citar la dichosa frase del ex entrenador NBA Rudy Tomjanovich, quién dijo una vez: “nunca subestimes el corazón de un campeón”, algo que bien puede adecuarse al caso en cuestión.
Es que Cav apenas tiene 28 años, milita en un gran equipo, cuenta con lanzadores geniales y es dueño de los 50 metros finales más impresionantes del deporte pedal, por lo que es demasiado pronto afirmar que es la hora de Kittel y compañía con semejante figura todavía merodeando.
Puede ser que la suerte no lo acompañe, como se excusó en Dubai, pero lo concreto es que con el orgullo tocado y el resto de sus rivales en las volatas brillando desde el inicio de curso, el de la Isla de Man es ahora una fiera herida, esperando el momento justo para tomarse revancha.
Tampoco hay que menospreciar a nuestro hombre ni a sus técnicos, ya que si bien el entrenamiento no es matemática, hoy en día se planifican con bastante exactitud los picos de forma y todo esto puede ser parte de un plan bien diagramado para evitar repetir lo acontecido en 2013, cuando se quedó sin nafta en el Tour de Francia luego de haber brillado en la Corsa Rosa, por lo que todo indica que han retrasado su condición para que explote un poco más adelante en la temporada y, entre otros objetivos, vista de amarillo en la jornada inicial del Tour en Yorkshire.
Es innegable que el tiempo pasa para todos y que nuevas estrellas surgen cada tanto, por lo que sería absurdo no reconocer que Kittel es la aparición más impresionante en lo que a embalajes refiere desde el mismo Cav, algo que el de Omega reconoció hace unos días en las redes sociales, saludando al alemán tras indicar que había ganado, “una vez más”.
Pero con todo lo antes mencionado en perspectiva, es una locura descartar del panorama a quién ya es el mejor velocista de la historia del Tour y va camino a ser el más importante de todos los tiempos en este deporte puesto que, a modo de ejemplo, atesora 43 parciales en grandes vueltas, una cifra impresionante alcanzada apenas de 2008 a la fecha.
Como sucede con todo en la vida, el británico necesitaba estímulos diferentes tras una trayectoria plagada de éxitos desde su época en la pista, disciplina en la que fue bicampeón del mundo en Madison y tal vez, su baja en el rendimiento y la aparición de noveles contendientes, enciendan en su interior esa llama ávida de gloria que sólo los campeones poseen y los obliga a superarse constantemente.
Por eso, pese a que todavía no aparece en 2014 y sus detractores se regodean a sus anchas, Cavendish se mantiene al acecho, espera su momento y es cuestión de tiempo para que vuelva por sus fueros y el mundo del ciclismo vea una vez más al fornido atleta en lo más alto del podio de las mejores carreras del mundo.
Pablo Martín Palermo