Por Oscar Trujillo Marín
Una de las polémicas en el ambiente ciclístico una vez conocido el calendario de contingencias que con suerte se podrá correr a partir de agosto, es quién será el jefe de filas en INEOS y quién guardaría el favoritismo dentro del equipo, partiendo como primera baza dentro del tridente más poderoso que se recuerde en la historia de las grandes vueltas.
No hay antecedentes de que una misma escuadra presente una plantilla para el Tour con tanto poderío, donde estén los últimos tres ganadores de la ronda gala, y entre ellos el gran dominador de los últimos años. Al respecto, ayer habló Chris Froome en Sky Sports: “Egan Bernal, Geraint Thomas y yo estaremos allí, pero no sé cómo va a ir ese ejercicio”, declaró dejando la presión latente.
Hay un principio de realidad inobjetable, el número uno en el dorsal que no depende del equipo sino de la organización lo llevará Bernal al ser el campeón vigente. Puede que sea un efecto más psicológico que otra cosa, pero de entrada, a niveles tan parejos cualquier pequeño detalle puede dar alas o menguarlas.
Como es apenas lógico ante la ausencia de Froome en la pasada edición, lo más probable es que el dorsal dos, que es el que suele llevar la segunda espada del equipo (o primer gregario en importancia según por donde se le mire) lo llevaría Thomas, que para más razones es el actual subcampeón. Con todo y su palmarés y caché, Chris partirá en la grilla como “el tercer hombre”.
Egan y Geraint demostraron enorme nivel la edición pasada y antepasada, la duda no está sobre ellos. Después de su terrible accidente -y no menos complicada y larga recuperación- el que tiene que demostrar que su nivel es el mismo, al menos que el que tenía en el año 2018, es el corredor nacido en Kenia. A poco que Froome falle en los primeros esfuerzos con dificultad, la discusión sobre la tricefalia terminará.
Debe haber pocas dudas entre los directores de INEOS y los entendidos en este deporte acerca del nivel y la superlativa capacidad escaladora de Bernal para una edición plagada de montaña. Es el monarca defensor, por tanto, el joven colombiano es muy probable que parta con los favores de su equipo a menos que una desgracia en forma de caída, percance mecánico, o enfermedad lo elimine a las primeras de cambio.
Sin embargo, como Thomas muestre un nivel parecido al del año anterior o el 2018, Bernal no tiene derecho a fallar, porque el galés estará allí para reclamar sus galones. Recordemos que a diferencia de casi todos los recorridos tradicionales de la Grande Bouclé, que reservan la montaña dura para después de la primera semana, este año se encontraran un complicado test ya en la etapa dos: apenas sin calentar las piernas. El que no esté a la altura, flaquee o conceda ventajas, difícilmente podrá recuperar su jerarquía dentro del equipo a menos que quien vaya en punta, una vez avance la prueba, se desfonde.
Al mismo tiempo, si lo que ansía Froome es brillar para demostrar que no está acabado y seducir a otro equipo donde la próxima temporada le garanticen que vuelva a ser el líder indiscutible (cosa que INEOS con tanto Crack joven y un Thomas aún muy poderoso no le puede prometer ya) y único, se vaciará por destacar. Preguntado al respecto el tetracampeón del Tour dijo:
“Todos somos profesionales, y sobre todo amigos. Sabemos que tenemos que trabajar juntos y que debemos respetar el objetivo: ganar con el equipo. Los tres queremos ganar, eso está claro, pero lo más importante es que el equipo gane”, subrayó Chris, dejando entrever una solidaridad sin fisuras que habría que observarla en la última semana. Si los tres llegan muy cerca en tiempo, con opciones y quien vaya de líder, en la prueba o dentro de la escuadra, sufre un leve percance o tiene una súbita debilidad que requiera el sacrificio de sus otros dos compañeros para solventarla.
Para Thomas puede ser su última oportunidad de ganar su segunda corona, por su parte Bernal ha declarado que estando bien y con opciones no se sacrificará por nadie, y Froome necesita como el agua ganar para demostrar que no está acabado y cotizar al alza su salida del equipo.
Nunca en la historia del ciclismo hubo una formación que presentara una tricefalia de tanto nivel, pedigrí y kilates para intentar ganar el Tour de Francia. Son los tres grandes vueltómanos en competencia con fiabilidad comprobada para el Tour. Esa armonía zen, altruista y despegada de todo lo terreno suena hermosa antes de correr, pero con la adrenalina de la prueba lanzada, el Jumbo-Visma sembrando cizaña en forma de presión y teniendo chances todos… el espectáculo antes que sus rivales lo pueden dar ellos mismos.
Oscar Trujillo Marín
¿Te gusta lo que hacemos? seguínos en Instagram y Twitter
Sumate en facebook: Ciclismo Internacional
Copyright © 2012-2020 Ciclismo Internacional. All Rights Reserved