Conoce a... James Knox, el escalador británico que viene - Ciclismo Internacional

Conoce a… James Knox, el escalador británico que viene

Por David Hunter

“Terminé el Giro Valle D’Aosta con una paliza, porque me caí cinco veces en dos días y, luego, una más a dos jornadas de la conclusión. Estoy sorprendido de seguir siendo ciclista luego de todo eso.”

foto: Altus Sports Management

James Knox es parte de la próxima camada de posibles estrellas escaladoras. El británico de 23 años viene de completar su primera temporada con Quick-Step, en la que demostró al mundo lo que no pudo en ese Giro Valle D´Aosta 2014.

Algo que hay que contar, es que este ciclista decidió terminar sus estudios antes de saltar al profesionalismo. Todo un ejemplo.

“Mis padres y hermano practicaron todo tipo de deportes y yo comencé con algo de running. Era bastante bueno, incluso fui campeón nacional algunas veces. Pero me enamoré del ciclismo, más complejo y con historia en la familia. Para cuando arranqué, a los 15 años, mi padre ya conocía todas las carreras de la categoría junior, pero para mí era atrasar los estudios. Por eso, mi entrenador me permitió quedarme en casa varios meses adicionales.

El plan era estudiar Bioquímica en la Universidad de Sheffield y, gracias a Flavio Zappi -técnico del equipo- pude compaginar todo. Obviamente, mi camino deportivo se retrasó en todas las categorías. Aún así, nunca dejé de soñar con ser profesional, y eso se dio luego.

Bajo la tutela de Flavio Zappi, el atleta creció con calma y, posteriormente, apareció una oportunidad de unirse al Team Wiggins.

Era escéptico porque es muy normal que los equipos no cumplan sus promesas. No fue el caso, me ofrecieron una plataforma perfecta y pude codearme con lo mejor del pelotón.”

Fue cuestión de tiempo para que su nombre apareciera en el ambiente. Los rumores sobre un escalador británico que prometía se incrementaron, incluso si su primera temporada no fue buena.

“Mi primer año se trató de aprender a ser independiente. Viví con un compañero, Dan Pearson, y me dediqué a entrenar más duro que nunca. Aprendí mucho de los errores, especialmente por “no levantar nunca el pie del acelerador”. Tanto me exprimí, que acabé la campaña destrozado y dejé de disfrutar.”

La vivencia negativa valió para algo y, en su temporada final como Sub23, entendió muchas cosas para ser un mejor profesional.

“Había mucha presión, mayormente de mí parte. Era porque debía llamar la atención de algún equipo. Mi 2° puesto en la Lieja fue un alivio. Demostré ser bueno, aunque lo arruiné en la definición.”

Ese logro fue enorme para James, que terminó de despegar en el Tour de Croacia y entre gente top como Vincenzo Nibali.

“No hay muchas chances de ir a eventos de esa categoría cuando eres Sub23. Estuve relajado, porque iba con la forma de Lieja, y me dediqué a aprender. Me fue mejor de lo esperado, incluso acabé molesto por no llevarme la clasificación de los jóvenes.”

Nuestro invitado terminó 8° en la general y entregó la camiseta blanca por escasos cuatro segundos. Números que impresionaron a más de uno, así como lo que vino después: 5° en Ronde de l’Isard, 8° en Giro Mont Blanc y 6° en Tour Alsace. Increíblemente, el contrato no aparecía.

“Me empecé a poner nervioso porque no había novedades. Después aprendí cómo funciona el mercado, donde la gente en mi posición es la que completa las plantillas.” 

De repente, en la semana previa al Tour de l’Avenir hubo novedades. Así llegaron múltiples ofertas de bloques Pro Continentales y, por supuesto, la de Quick-Step Floors a través de Matxin. Hasta ese punto no creía que iban a hacer una propuesta formal y hasta dudé de ir a entrenar a Bélgica cuando me invitaron. Los tests salieron perfectos y, casi sin darme cuenta, firmé con Lefevere.”

Sus palabras son modestas, porque él maravilló esa semana. 2° en la etapa “reina” y 8° en la general, su salto fue harto merecido.

“Luego de la carrera estaba viajando a ver a una chica y recibí un llamado. Fue increíble y acepté en el acto, antes que se dieran cuenta de su error (risas).”

Su primera competencia con Quick-Step fue en Abu Dhabi, cita adversa para sus cualidades. Como se trabajó para Viviani, su experiencia allí fue extraña, tirando en el llano para el italiano.

“Tuve una lesión de rodilla antes y no estaba fino. Encima, pensé que sería más relajado y tuve que tirar casi hasta el sprint. Días largos que, aunque costosos, me brindaron mucho.”

A continuación, le tocó un ambiente más familiar en Catalunya y País Vasco. De más está decir que son dos de las rondas de una semana más duras del calendario…

“Fue una bienvenida brutal. Sobre todo cuando eres escalador y no puedes seguir el ritmo de un pelotón de 80 unidades. En País Vasco las cosas mejoraron un poco, pero acabé destrozado.”

La situación no mejor mucho en el Dauphiné, donde incluso fue cortado rápidamente en la crono por equipos. Con gente como Bob Jungels, Julian Alaphilippe o Niki Terpstra allí, el tren belga fue demasiado para él.

“Estaba nervioso y me dio vergüenza quedarme después de 5 km.”

Lo bueno es que sólo podía mejorar de allí en adelante, y así fue en el Tour de Valonia. Como parte de un cuadro joven, recibió libertad y la usó.

“Llegué luego de un descanso largo y con una concentración en altura en las piernas. Corrí agresivamente y el equipo apoyó mis opciones en la general. Cometimos errores, pero fue satisfactorio en todo sentido.”

El 6° lugar obtenido fue un soplo de aire fresco para él, que incluso presionó a Tim Wellens. Su performance no pasó inadvertida y Quick-Step lo llevó a San Sebastián…

“Fue genial. Estuve junto a Alaphilippe toda la jornada, ayudándolo. Afortunadamente, evité la caída del final y pude trepar decentemente. Encima, mi líder ganó, por lo que fue todo perfecto.”

Luego de ocho meses sufriendo, las cosas empezaron a acomodarse para el joven británico. La confianza lo mejoró y el resultado estaba a la vista. La siguiente parada fue Canadá.

“Canadá fue bonito, aunque las carreras eran más para ciclistas de potencia. Sufrí en el cierre de ambas citas, pero aprendí muchísimo y dí otro paso en la dirección correcta.”

Tanto progresó, que se ganó un insólito pasaje para el Mundial. Algo poco usual siendo un neo profesional.

“Nunca olvidaré eso. Significó muchísimo y, encima, la pasé espectacular con el grupo.”

Pese a correr desde febrero, todavía tenía algo en el tanque y le tocó viajar a Turquía. Allí tuvo mala fortuna, puesto que se vio involucrado en la caída de Gaviria. Pero el 4° lugar en la etapa “reina” fue una compensación, y toda una demostración de cómo estaba.

“Acabar más fuerte de lo que empecé me ha dado un impulso tremendo para 2019. Fue una campaña sólida, con altibajos sí, pero con avances constantes y ya sin dudas.”

Para terminar, contó un poco sobre su vida fuera de la competición. Knox vive en Girona, el paraíso de los ciclistas.

“Estoy cómodo allí, aunque debo mejorar en el idioma. Me costó al comienzo porque implicó dejar el hogar familiar e independizarme. Al margen de eso, es ideal vivir rodeado de tantos colegas.

Este es James Knox, y nos regaló un repaso a lo que suele ser la vida de un neo profesional. Sin dudas, un año que no olvidará y que, seguramente, le dejó infinidad de enseñanzas para explotar en 2019.

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