Dumoulin: “Solo quería ir a un equipo donde no fuera el único líder todo el año”

Por Oscar Trujillo Marín

El infortunio que se ha cebado con Tom Dumoulin desde el pasado Giro de Italia y que lo mantiene en el dique seco por eso -y otros traspiés- desde hace más de diez meses ha escogido la mejor época posible para sacarlo de circulación.

Quizás suene irónico, pero realmente importante, de momento, después de su caída en el Giro 2019 y la obstinada lesión de rodilla que lo privó del Tour de Francia, solo se ha perdido de importancia eso. Nada más. Este año nadie ha podido correr mayor cosa y este parón ha jugado a favor –quien lo creyera- de él y cualquier otro que arrastre lesiones de larga duración. Le ha quitado la ventaja a los afortunados ilesos.

El neerlandés habló de su actual momento para el periódico de su país Algemeen Dagblad, e hizo una analogía de su llegada a Jumbo con arribar a un histórico y poderoso club de fútbol: “Con Jumbo Visma siento que me uní al real Madrid del Ciclismo”

Si es por la calidad y nombre de sus compañeros, no se le puede quitar la razón. En Jumbo, al igual que en INEOS, hasta los gregarios son de primera. Luego matizó: “Solo quería ir a un equipo donde no fuera el único líder durante todo el año” dijo, el nacido en Maastricht contrariando el eternamente inconforme leitmotiv de Landa que se ha pasado toda su carrera buscando un equipo para ser líder único. Que rara es la gente. Como diría Ruben Blades y Willy Colón: “todo es según el color del cristal con que se mira”

Luego a punto de retornar en febrero su excesiva e inexplicable fatiga al entrenar le llevó a hacerse unos análisis que encontraron parásitos intestinales. Esto produjo de nuevo parar y una ralentización obligada de su proceso de puesta a punto. Para colmo justo, cuando se recupera y se alista para debutar por fin, va y le da al nuevo virus por paralizar el mundo y ponernos al borde de la inopia y la incertidumbre.

“Ahora, con la pandemia de coronavirus, me siento medio desempleado. Entreno, pero no muy duro, porque, me aseguro de mantenerme en forma, pero trato de no cansarme demasiado para no generar ansiedad o bajada de defensas. Pero todavía me siento como un ciclista. Venir de una época dura de recuperación me hace valorar poder pedalear bien, me siento disfrutando del ciclismo de nuevo” confesó con humildad Dumoulin.

“He sido ciclista profesional desde 2012. Siempre he vivido con luces intermitentes: claros alternados con sombras. A medida que iba mejorando la presión aumentó sobre mí también”, continuó Dumoulin  “Hacia 2019, comencé a sentir el peso de todo, mi alejamiento forzoso del ciclismo por la lesión me hizo cuestionarme si es esto en verdad lo que quiero. Eso me dio muchas respuestas y en esa balanza ganó el ciclismo”.

Indagado acerca de si se veía aún ganador de grandes vueltas, (apenas tiene 29 años) Dumoulin no vaciló en absoluto: “Creo firmemente que puedo”, dijo el campeón mundial de crono de 2017.

“El Tour de 2018 fue uno que no tuvo tantos kilómetros de contrarreloj, aún así, estuve cerca de ganarlo viniendo doblado del Giro. Perdí tiempo en el Mûr-de-Bretagne (etapa 6) debido a la mala suerte, (avería mecánica) y estaba lejos de la preparación ideal, pero con todo y eso terminé segundo ante un Sky con Bernal, Froome y Thomas, demasiado poderoso” Sobra decir que aún en las filas de un débil Sunweb, todo eso lo obtuvo Tom solo, defendiéndose en la montaña sin más compañía que su pundonor y clase.

“Si se fijan tampoco es que dependa de cronos largas para poder figurar, si las hay son muy bienvenidas, pero no las necesito”, sorprendió Tom para quienes solo ven en él a un gran contra relojero que se defiende en la subida. “Estuve mejor cuesta arriba en 2018 que en 2017. Hubo una tendencia al alza, mi progresión en ese Tour que terminé segundo fue muy buena, pero también fue interrumpida sin piedad”.

De eso quedan pocas dudas. Ya en el 2017 Tom, sin equipo (otra vez) le ganó un Giro de Italia a los dos mejores vueltómanos en activo del pelotón, que son también de los mejores escaladores de los últimos tiempos: Nibali y Quintana. En algún momento, cuando el horror, el miedo, la angustia y la incertidumbre hayan cedido, cuando por fin la vida exterior cobre sentido de nuevo, y las carreras retornen, ojalá regrese con eso la mejor versión de Dumoulin. El espectáculo necesita de corredores como él.

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