El “8” ideal del Tour de France 2025

Nombres conocidos y… algunas revelaciones en la grande boucle. El 8 ideal del Tour de France 2025

(AFP)

-ANÁLISIS-

Llegamos al final de este Tour de France 2025. Hay nombres que decepcionaron y otros que se se hicieron ver a lo largo de toda la carrera. Aquí un repaso veloz de los ocho ciclistas más destacados, sin ningún tipo de orden o ranking en particular.

Thymen Arensman

En cierto sentido no fue el Tour de France que INEOS se esperaba, especialmente en términos de clasificación general, con ningún corredor en el top 10 por primera vez de un Tour desde el 2020, carrera en la que Egan Bernal tuvo que abandonar por lesión. Para remontarse más atrás hay que ir al 2011, año que antecedió a la era de dominio de Sky.

Carlos Rodríguez nuevamente fue el líder del equipo, pero, con un inicio de año lejos del ideal, nunca mostró credenciales para poder volver a repetir un top 5 como había logrado en 2023. Hasta tal punto que en la segunda semana comenzó a recurrir al ingreso en fugas para recuperar tiempo. Acarició el último lugar del top 10 llegados los Alpes pero una insólita caída en la etapa 17 –donde por algún motivo, se metió junto con los sprinters en el último kilómetro- acabó en su abandono.

Si a eso se le suma el retiro anticipado de Filippo Ganna apenas pasados los primeros 100 kilómetros de la primera etapa, todo daba a indicar que iba a ser un Tour para el olvido para el equipo británico, puesto en la mira por la investigación por dopaje a uno de los miembros de su staff, clave en las victorias que había conseguido Sky.

Arensman, en su terreno, logró lo que su compañero de equipo Axel Laurance intentó sin éxito en el suyo: meterse en las fugas justas en las etapas indicadas. Acarició la victoria en la etapa 10, derrotado por Simon Yates. Lejos de quedarse sentado (podría haber atacacado más anticipadamente ese día), Arensman continuó.

El neerlandés terminó ganando dos etapas: Superbagnères y La Plagne. El único corredor en ganar tanto en Pirineos como en Alpes. ¿Intervino la indecisión de UAE y Visma en ambas ocasiones? Tal vez, pero Arensman demostró ser muy fuerte en ambas ocasiones. Volvió el Arensman por el cual se hizo conocido: el que gana y con contundencia en las escapadas de alta montaña. ¿Lo dejarán ser o volverá a luchas por un top 10 en la general?

Ben Healy (y todo EF)

Es un título que cuesta creer, pero es la realidad: EF no extrañó a Richard Carapaz. El anuncio de la baja del ecuatoriano fue un golpe duro para el EF: el año pasado había logrado etapa y llegó a portar malla amarilla. Además, no costaba dilucidar que podría llevar algo de su excelente condición en el Giro al Tour.

¿Qué hacer entonces frente a tamaña ausencia? Ir al ataque, sin importar con quién y sin jerarquía alguna. EF fue el equipo que más acertó en entrar en fugas y no es por pura casualidad: es una técnica. Visma, por ejemplo, tuvo nombres para ganar etapas pero se mostró extremadamente débil e ineficaz en entrar en la correcta.

Siempre es una gran apuesta armar un equipo exclusivamente para ir por etapas sin velocistas. Porque, en ocasiones, quedarse o no con las manos vacías es una cuestión de suerte.

Ben Healy, quién tuvo su bautismo de fuego hace apenas dos años, es un fugómano nato. Pero, a veces, le costaba rematar y no era el más destacado en términos de táctica. Sin embargo, de a poco, fue limando estas falencias. En la sexta etapa, se fue en fuga, atacó a 40 kilómetros de meta en solitario y ganó. Como si fuera poco en la décima jornada, tras irse en fuga, logró vestir la amarilla por dos etapas, luego de que Tadej Pogacar decidiera ceder la misma.

Para el irlandés y para EF, el Tour estaba más que cumplido. Pero se animaron a algo más. Jonathan Vaughters apostó por mantener a Healy en la clasificación general. Pocos creían en eso, incluso quién escribe este artículo. Se había hablado este año –tanto en Itzulia como en Dauphiné- de que Healy pruebe generales. Después de todo, más allá de Carapaz, EF no tiene realmente un corredor de esa clase. Pero en ninguna carrera lo terminó intentando. ¿Hacerlo por primera vez en un Tour de France? Sonaba complicado.

Pero sin embargo, Healy resistió y resistió. En Superbagnéres terminó sólo por detrás de Pogacar, Vingegaard, Gall, Lipowitz y Onley entre los favoritos. En Mont Ventoux volvió a intentar ir en fuga, y terminó derrotado en un mano a mano en el sprint final con Valentin Paret-Peintre. En La Plagne volvió a defenderse con éxito. Y así lograron un noveno lugar en la general. Impensado.

Pero EF no fue solo Healy.  Harry Sweeny –el músculo y la columna vertebral del equipo-, Nelison Powless, Alex Baudin y Michael Valgreen demostraron ser no sólo esenciales en la defensa del puesto de Healy sino también a la hora de meterse en escapadas.

Mathieu van der Poel (y Alpecin)

¿Qué decir de Alpecin? No van por la general, no tienen los mayores recursos, pero, sin embargo, es difícil de pensar un Tour de France sin un equipo que haya animado tanto como el de los hermanos Roodhooft. Y todo esto lo hicieron pese a la mala suerte que tuvieron sus dos principales figuras.

Mathieu van der Poel logró reconciliarse con la carrera con la que, tras 2021, siempre se terminó quedando con las manos vacias. El desgaste del Giro d´Italia en 2022, la preparación para el Mundial en 2023 y para los Juegos Olímpicos en 2024, dejó a un Van der Poel mayormente intrascendente, más allá de los lanzamientos en los sprints para Jasper Philipsen en los dos últimos años.

Pero no era el único problema. “¿Qué puede hacer un tipo de corredor como él en este tipo de Tour?”, comentaba su padre Adrie en 2024. Razón no le faltaba: simplemente no había etapas del estilo clásica que Van der Poel podía ganar.

Con una ruta más favorable, el neerlandés logró volver a ser una bestia en una carrera por etapas, como si las clásicas no eran poco para él. En el primer día en Lille, fue fundamental para sostener el corte del pelotón (en donde los rivales de Jasper Philipsen habían quedado detrás) y para que, finalmente, Philipsen se llevara la amarilla y la primera etapa.

Luego, en la segunda jornada en Boulogne-sur-Mer se llevó su primera etapa desde 2021 venciendo al sprint a Tadej Pogacar y con ello se llevaría la malla amarilla que portó por tres días. En la etapa 4 volvió a estar al borde: los roles se invirtieron, esta vez Pogacar fue el primero.

Si bien admitió que no se había preparado para una crono. Van der Poel terminó en el top 20 en la crono de la etapa 5, lo cual le permitió, un día después de perderla, volverla a recuperar en la sexta jornada a Vire Normandie, en la que llegó absolutamente agotado tras meterse en fuga. La vestiría un día en esta segunda tanda, hasta llegado el Mur-de-Bretagne.

Pero no se quedó ahí. Habiendo abandonado Philipsen la carrera en el tercer día, Van der Poel comenzó a tener una mayor responsabilidad y se hizo cargo él mismo. En la etapa 9 se metió en una increíble fuga con su compañero Jonas Rickaert. 173 kilómetros de escapada que terminaron en el flamme rouge y que asustó a las escuadras de sprinters como nadie hizo.

Dos días después en la etapa de Toulousse, Van der Poel se vuelve a meter en fuga y ataca un grupo reducido que incluia a Wout van Aert y Aranud de Lie. Lo hizo en la última ascensión. Pensó que estaba en punta de carrera (en realidad Abrahamsen y Schmid estaban por delante). Aun así terminó tercero a 7 segundos.

Llegados los Pirineos, Van der Poel decidió cambiar de objetivo: se metió en los spinrts intermedios, aprovechando las grandes dificultades que tenía Jonathan Milan. La verde –que apuntaba Philipsen- pudo ser suya. Un cuadro de neumonía se lo impidió.

Pero sin Philipsen y Van der Poel, Alpecin siguió intentándolo con Xandro Meurisse y Kaden Groves. Groves no será el velocista más rápido pero su versatilidad y capacidad en etapas “clásicas” (tuvo un excelente París-Roubaix como gregario este año) es totalmente subvalorada. Pese a partir como simple lanzador para ayudar al equipo, logró su soñada etapa en el Tour en la penúltima jornada. Si bien una caída de sus rivales ayudó a su cometido, siempre estuvo al frente y fue el más fuerte. Todas sus últimas seis victorias fueron en grandes vueltas.

Florian Lipowitz

Proveniente del biatlón, el joven alemán de 24 años comenzó dando pequeños pasos en Red Bull. Sus victorias en el Sibiu Tour y el Tour de Republica Checa ya eran buenos signos. El año pasado, su Giro no pudo ser a causa de enfermedad. Luego fue a la Vuelta como gregario de Primoz Roglic y también para buscar su propio resultado. Su séptimo lugar en la general fue un gran testimonio de lo que estaba por venir.

Tras un segundo lugar por detrás de Matteo Jorgenson y un tercer puesto en Dauphinè por detrás de Pogar y Vingegaard, y por delante de Remco Evenepoel, la “lipomania” comenzó a crecer.

De forma humilde, no obstante, siempre trató de calmar las ansiedades. El equipo consideró que su pico de condición fue en el Dauphiné y que, en una carrera tan complicada y compleja como este Tour, iba a ser difícil sostenerlo.

La primera semana fue una de falencias para Red Bull-Bora. La falta de coordinación y gregarios al rescate perjudicaron tanto a Lipowitz como a Primoz Roglic en los puertos explosivos, una debilidad justamente de un corredor como el alemán de más corte diésel pero que podrá mejorar en un futuro.

Sin embarog, llegado los Pirioneos y luego los Alpes, Lipowitz demostró y de forma conistente ser el mejor del resto. Pese a algunos errores compartidos como la escapada que lo puso al borde de perder el tercer puesto en la etapa 18, Lipowitz siempre supo mantenerse bajo control pese a su inexperiencia.

Su potencialidad es grande de cara al futuro. La dinámica interna con corredores como Roglic y, en un futuro, posiblemente Remco Evenepoel, será un tema a resolver. Excepto en los ataques que Lipowitz coordinó con Roglic a Onley en Mont Ventoux, el entendimiento con el esloveno fue complejo. Lipowitz (y Roglic) lograron tener un buen Tour no gracias al equipo, sino pese al equipo. Sin gregarios y con un auto tomando decisiones controversiales.

Oscar Onley

Picnic PostNL hace tres meses atrás estaba en una situación muy complejo. Con casi una decena de corredores lesionados y un calendario inadecuado para recolectar puntos, estaban virtualmente descendidos con un Astana que había recuperado terreno.

Una de las apuestas de Picnic eran las grandes vueltas. En el Giro d`Italia con Romain Bardet y Max Poole se habían recortado distancias. En el Tour, sería el turno de Oscar Onley. El británico había conseguido un preciado tercer puesto en el Tour de Suiza.

Al Tour había llegado sin expectativas. Le alcanzaba con ganar etapas y, tal vez, ver como podría terminar en una general. Esta era recién su tercera gran vuelta de la carrera y su segundo Tour.

Sin embargo, Onley aguantó. No solo por la montaña sino por cronos (fue séptimo en la segunda) que le ayudaron a defender su posición. Quinto en Hautacam, séptimo en Superbagnères, cuarto en La Loze, quinto en la Plagne. Una sorpresa. Estuvo cerca de arañar el podio, pero Onley superó todo lo que se esperaba.

Pero no lo hizo solo. Tuvo un equipo que lo pudo proteger de forma excelente. Una imagen lo resume todo: el tren de Picnic que, a toda velocidad, alcanzó el grupo de Vingegaard y Pogacar en la jornada a La Loze, previo a este último puerto. Fue gracias a ellos –y a otras circunstancias- que Onley pudo cerrar una distancia de seis minutos. Un histórico como Warren Barguil y un motor como Frank van den Broek fueron fundamentales.

Ah, y todo esto hará que Picnic supere a Intermarchè y Astana en el ranking. Prácticamente les alcanzará para mantenerse en el World Tour. Misión cumplida.

Tadej Pogacar

¿Qué decir de Tadej Pogacar? Cuarto Tour de France y cuatro victorias. Su dominio nunca estuvo en duda. Le alcanzó simplemente con una actuación rotunda en Hautacam, jornada en la que Jumbo Visma le dio el último golpe en 2022, para ya tener la victoria asegurada.

En la última semana, con presuntos síntomas gripales, la ausencia de Joao Almeida y algo de hartazgo, no se quedó con etapas que había fichado como La Loze –otro día que quería sacar venganza- y La Plagne. Pero lo importante, su primer puesto, nunca estuvo en riesgo. Se trata nuevamente de Tour sin ninguna fisura para el esloveno que nuevamente hace historia.

Jonas Vingegaard

¿Será el fin del duelo de Vingegaard contra Pogacar? Es probable. Salvo por dos segundos de bonificación, el danés nunca le restó segundos a su rival.

Pese a estar más preparado (a diferencia de 2024 donde sufrió un duro accidente), la brecha con su rival parece irremontable. ¿Qué hubiera sido si no hubiera tenido sus dos presuntos “malos días” en la primera crono y en Hautacam? Todo queda en la hipótesis.

Es de valorar, no obstante, que tanto su equipo como el propio corredor hicieron todo lo posible para intentar encontrar alguna flaqueza en Vingegaard. Los únicos que lo hicieron. No se encontró nada, pero desde ya, es mejor que no hacer nada.

Fue puesto en cuestión por su actuación en La Loze donde se mantuvo a rueda de Pogacar en un juego de ajedrez. Haya razón o no en este tipo de crítica, un hecho no puede cubrir todo lo que fue el Tour de Vingegaard.

Quinn Simmons

A “Capitán América” (tal como lo llamaron en una radio) lo dieron por acabado. El accidente fatal de Gino Mader en 2023, del cual fue testigo, lo dejó marcado por un largo tiempo.

Este año el estadounidense –elegido como “mejor gregario” por la organización- intentó varias veces Ir por la etapa –fue segundo en la sexta etapa- pero quizás, por lo que más será recordado, es por su rol fundamental en la escuadra. Sin su control y la dinámica que le impuso a las etapas, posiblemente la malla verde de Jonathan Milan simplemente hubiera quedado en promesa.

Mención honorifica

Kévin Vauquelin

Quedó afuera simplemente por la decisión de colocar diversos tipos de corredores en el listado y no por falta de mérito.

El francés de 24 años, puncheur por excelencia y ganador de etapa en el Tour de France 2024, causó una sorpresa. Parecía que el segundo puesto en el Tour de Suiza por detrás de Joao Almeida era simplemente anecdótico.

Su excelente primera semana en la media montaña sirvió de plataforma para lograr finalizarla en un tercer lugar en la general. Con suma resistencia y cada vez más desgastado, Vauquelin logró mantenerse en la montaña. Terminó séptimo: un puesto que ni él ni Arkéa se lo hubieran imaginado.

Nadie sabe qué sucederá con su equipo, pero, en caso de desaparecer (como parece que sucederá), Vauquelin será el responsable de finalizarlo con un broche de ora.

Sus gregarios (Cristian Rodríguez, Ewen Costiou, y Raùl García Pierna) fueron, al igual que Picnic, fundamentales. Hasta tal punto que estos dos pequeños equipos lograron ser mucho más cohesivos que otros con el doble o triple de presupuesto.

 

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