Por Oscar Trujillo Marín
Los ciclistas del World Tour suelen ganar un salario decente muy por encima del básico en cualquier país desarrollado. Obvio, no es lo mismo ser Froome o Sagan -que están por encima de los 4 millones de euros anuales- a ser debutantes en la categoría y muy jovenes, como Andrés Camilo Ardila o Tobias Foss, quienes empezando no acostumbran a superar aún los cien mil euros por temporada. Lo cual no está nada mal para tener solo 22 años.
Unos más que otros, dependiendo de si están en INEOS, Jumbo, Israel Start-Up Nation Team, o NTT Pro Cycling, por solo hablar de dos destacados y dos relativamente nuevos y sin mucho caché. También de si se es jefe de filas, sprinter de postín, clasicómano laureado o gregario de lujo. Pero vamos, que ganan bien. Nunca igual que las vedettes del baloncesto o el Fútbol, pero muchas dificultades para llegar a fin de mes, salvo que sean calamitosos para las finanzas, no tendrán.
Con la crisis sanitaria, social laboral y económica causada por las masivas cuarentenas provocadas por la pandemia del coronavirus en casi medio mundo, muchas empresas han tenido que deshacerse del personal menos vital para seguir funcionando bajo mínimos. Los equipos ciclísticos no iban a ser la excepción.
Si no hay carreras y todos los “artistas” están en casa haciendo rodillo, ¿dónde acomodas a los conductores, auxiliares de logística, mecánicos, masajistas, nutricionistas, fisioterapeutas, incluso parte del personal administrativo sin cargos imprescindibles en época de parón?
La mayoría de países europeos con confinamiento obligatorio o restricciones de movilidad, amparados en estados de excepción, han permitido que las empresas manden a casa temporalmente a muchos empleados, por razones obvias. Y estos dependerán de las ayudas sociales por el tiempo que dure la crisis, aunque al menos en Europa occidental no los dejarán del todo desamparados. Cosa que de suceder en latinomérica, sería un drama de dimensiones catastróficas.
En un acto pionero durante esta incierta situación, (que los honra) la plantilla de Lotto-Soudal al completo: 27 corredores, directivos, técnicos y el personal fijo administrativo, han decidido renunciar a parte de sus sueldos para compensar el déficit que tendrán sus otros compañeros, que están en la parte baja y más frágil de la pirámide salarial.
“Esta decisión se tomó sin discusión y con unanimidad”, hizo público la escuadra belga en un comunicado. “Fue claro para todos que circunstancias particulares requieren acciones particulares del equipo”. Con esta altruista acción se beneficiarán 25 personas, que verían mermados sus ingresos de manera inesperada y ostensible. Un motivo más para hacerle fuerza a De Gendt, Ewan, Tim Wellens y los demás muchachos cuando algún día las ruedas vuelvan a surcar la carretera.
Cabe destacar que la formación femenina del Lotto-Soudal no participó en la reducción de salario en favor de sus compañeros. En absoluto por falta de solidaridad o generosidad, sino por que hacen parte de esa misma parte baja de la pirámide. En este mundo desigual y tantas veces injusto, su salario es infinitamente inferior al de sus pares hombres, ya no digamos las estrellas, sino de los más anónimos debutantes. Ojalá esta profunda crisis remueva los cimientos de tantas cosas que hemos hecho tan rematadamente mal hasta ahora, y haya la esperanza de construir algo mejor: más digno para todas las personas, más justo.
Oscar Trujillo Marín
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