El desarraigo y la nostalgia, los grandes enemigos de los jóvenes ciclistas latinoamericanos
Por Oscar Trujillo Marín
Con frecuencia vemos que cada vez más -y de manera precoz- muchos jóvenes talentos del ciclismo, tanto chicas como muchachos latinoamericanos, sobre todo originarios de los países con más tradición ciclista, son fichados por equipos europeos, bien sea Pro series, continentales, pero en muchos casos directamente de la élite.
Eso nunca es malo, la oportunidad que tantos adolescentes amantes del ciclismo, con anhelos de llegar al profesionalismo tienen en el mundo y nunca lo consiguen, aquí vienen tantas veces a buscarlos directamente a casa, por toda una red de ojeadores de los grandes equipos que viven a la caza de nuevos talentos en una cantera inagotable. Al menos en Colombia los jóvenes talentos suelen brillar muy rápido en sus primeras competencias internacionales.
Buena parte de ellos recalan directamente en la máxima categoría (WT), sin tan solo haber hecho una estación de paso por tercera o segunda división. Solo con un par de recomendaciones buenas tras un par de carreras destacadas, como es el caso de tantos colombianos, algún venezolano, costarricense y ecuatorianos, sobre todo en los últimos años. Se fían de ellos afuera, de su talento sobre todo en la montaña. Hasta ahí perfecto, y es el fruto de las buenas actuaciones de los más veteranos.
En realidad, tras este boom -más que nada a partir desde el año 2013 hacia acá-, propiciado por reiteradas buenas presentaciones en el Tour de L’Avenir, Giro de Italia sub 23 y en los mayores sobre todo sustentado en los excelentes resultados de un puñado de figuras colombianas que se instalaron en la élite mundial (Urán, Quintana, Chaves, Gaviria, López… y los que han venido después), también de Carapaz, Amador etc, los ojeadores de escuadras europeas han encontrado una cantera abundante de corredores, salvo pocas excepciones, con grandes condiciones para la escalada. Eso es positivo, que surjan oportunidades para los jóvenes y una gran ventaja en su valoración que ya quisieran muchos corredores en otras regiones del mundo.
Pero por cada uno de estos pocos que logran consolidarse y obtener resultados o buena figuración sostenida a largo plazo, hay muchos que luego de dar el gran y más difícil salto se van difuminando o su paso es muy efímero y discreto, sin siquiera poder llegar a mostrar algo de la calidad que los llevó a ser parte de la élite mundial: Edward Beltrán, Nelson Soto, Heiner Parra, entre otros muchos, en su momento pudieron recalar en la vitrina de competencias más importante del planeta y regresaron casi de inmediato aún muy jóvenes de nuevo al modesto calendario local. Ahora mismo hay varios desde el año pasado en equipos grandes del World Tour, como Bohórquez y Contreras en el Astana, que tampoco han podido dar lo mejor de sí aunque apuntaban muy buenas maneras y amenazan con regresar sin apenas destacar.
Sin embargo, ya mirando con calma los resultados nos encontramos que de muchas jóvenes promesas que pintaban muy bien y han logrado llegar a los mejores equipos del mundo, la mayoría no llegan a explotar en Europa, son devueltos tras su primer gran y rutilante contrato entre los mejores. Todos se quedan con estos pocos nombres más populares y destacados que ganan la totalidad de cosas importantes, o se consolidan como valiosos gregarios y se llevan la mayoría de los focos. Pero estos chicos casi anónimos van perdiendo fuelle y seguridad muy rápido apenas dan el más difícil paso y dejan pasar (no por gusto) su oportunidad -que suele ser única en la vida-, de manera discreta, sin brillo completan un periplo poco afortunado en el profesionalismo entre los grandes y no necesariamente por falta de condiciones. Se desperdicia la oportunidad (y el talento de paso) tantas veces por malos hábitos emocionales enraizados o por lo menos incompatibles con el deporte de élite.
El desarraigo a cualquier edad -si no estás preparado o eres muy apegado al paraguas del hogar materno- puede pasar factura, resultar terrible, insoportable. Pero entre más emocional, pasional y melodramática sea una sociedad mayores posibilidades de que tras emigrar, la nostalgia no permita adaptarse a ningún lado que no sea la propia casa, el pueblo o el barrio conocido. Y bueno, ya sabemos que el melodrama y el excesivo sentimentalismo -con mayor o menor intensidad según el país-, en Latinoamérica es endémico, marca de la casa. No en vano hemos exportado toda la vida las más desgarradoras y lacrimógenas telenovelas a todo el mundo donde la disfuncionalidad sentimental y el analfabetismo emocional se vende como máximo reclamo.
Rara vez vemos a un corredor joven canadiense, estadounidense, australiano, italiano, suizo o nórdico con problemas de adaptación por vivir fuera de casa desde los 18 o 20 años, por militar en un equipo de otra nación o continente, se les suele dar bastante bien. Dan el salto y siguen su carrera a dónde necesiten ir con indiferencia que no tengan sus familiares al lado, ni puedan recrear exactamente el ambiente materno o del terruño que dejaron atrás en su nuevo destino. Por la misma razón quizás que rara vez un anglosajón o nórdico sigue viviendo en casa o cerca de sus padres después de los 20 años y, en cambio, tantos jóvenes españoles, italianos o latinoamericanos sí. Son temas culturales, mientras que en nuestros países lo normal es mantener siempre muy próximo ese nexo umbilical, por decirlo de alguna manera, en otras culturas esa emancipación sucede mucho antes. Probablemente su carácter en temas como este les resulte más ventajoso a corredores nórdicos, anglosajones o eslavos, sufren menos.
En Colombia, por ejemplo, hay auténticos ejemplos de excelente mentalidad y adaptación longeva desde muy jóvenes, pero son la excepción no la norma: gente como Urán que lleva 14 años corriendo en Europa con la élite mundial y ha hecho del pragmatismo y la capacidad de ser feliz en cualquier sitio cultura o entorno su bandera no son, ni mucho menos mayoría. “Rigo” ha militado en muchos equipos de países distintos y se ha mantenido en su larguísima carrera en la élite con una regularidad envidiable. También los dos Henao, Sergio y Sebastián, un poco Chaves y Gaviria quizás, pero hay otros como Quintana o López que son mucho más apegados al terruño, que les cuesta un mundo estar lejos de su Boyacá querida, de su pequeño microcosmos con su gente, su familia y su paisaje. Esto es muy respetable, por supuesto, pero evidentemente en su profesión crea más limitaciones cada vez que estén lejos, padecen desarraigo mucho más que otros: necesitan siempre del calor familiar para poder dar lo mejor.
Nadie te obliga a ser ciclista profesional, ni futbolista de élite (por cierto, este problema no es exclusivo en los ciclistas, ha sido también históricamente común en el futbolista colombiano, que a diferencia del argentino o uruguayo tiene más problemas también para adaptarse a vivir lejos en culturas diferentes) como tampoco te obliga nadie a ser piloto o azafata de vuelos internacionales, soldado profesional o estrella de rock. Todas estas profesiones comparten el ineludible hecho de vivir buena parte del año lejos de casa, lejos del cofre de los afectos primarios, viajando trabajando fuera y muy distanciado de los seres queridos y las calles y personas conocidas. Si esto te afecta demasiado, quizás esas no son profesiones recomendadas entonces, lo ideal sería algo más sedentario o local.
Muchas veces este tremendo sentimiento de orfandad por lo que se deja atrás puede arruinar hasta la mejor de las oportunidades y talentos. Me centraré en el caso colombiano porque es de lejos el país latinoamericano que más aporta corredores a equipos de todo el mundo y cuya idiosincrasia y sociedad conozco perfectamente, como también conozco perfectamente ese fenómeno desde el otro lado: desde el emigrante latinoamericano o colombiano en particular en Europa, al haber sido yo mismo uno de ellos entre los 25 y los 41 años que viví y trabajé en España, y al haber tenido trato, amistad y conocido a cientos de personas de todos nuestros países hermanos que por ese entonces se buscaban la vida allí en el exilio. También de haber conocido en profundidad el complejo país donde llegué compuesto por pueblos tan cercanos pero distintos.
El inmigrante laboral colombiano promedio (situación extensible por supuesto a los jóvenes ciclistas y otros deportistas) lleva por lo general fatal separarse de su casa, sus padres, su novia, sus amigos, su música, su comida… salvo raras excepciones, es un hecho. Muchos, demasiados, no podían con esa nostalgia por muy bien que estuvieran eran incapaces de ser felices allá. Otros se regresaban muy pronto sabiendo incluso que en su patria no les esperaba nada más que desempleo, corrupción injusticia y necesidades. El peso de echar de menos el calor del hogar era una loza colosal.
Esa terrible nostalgia constante que acarrea el expatriado colombiano promedio (no todos pero si demasiados) le impide ser feliz donde quiera que vaya por maravillosa que sea la oportunidad. Su cabeza está en Colombia (Venezuela, Perú, Ecuador… da igual sucede muy parecido con naciones hermanas que obedecen a una idiosincrasia parecida). La herencia latina que da preeminencia la familia y la herencia judeocristiana compartida tiene un peso brutal. Ocurre debido a la enorme importancia que se le da al núcleo familiar por encima de todas las cosas y que a la hora de partir lejos, por tiempo indefinido, crea un sentimiento de culpa e infelicidad difícil de compaginar con el mejor estado de calma y paz interior para rendir en cualquier oficio. Esto no es bueno ni malo, es solo una realidad difícil de obviar. Un holandés, un danés, por ejemplo, poseen un carácter más cosmopolita, están acostumbrados a aventurar explorar y errar por el mundo, no suelen tener este problema tan marcado.
Por lo general este tipo de inmigrante latinoamericano (quizás el argentino se adapta un poco más fácil por su variada mezcla cultural) en Francia, Italia, España o donde sea que tenga que vivir, pierde la oportunidad de conocer en profundidad otras miradas, otros ámbitos, otras voces, otra cultura con toda su complejidad: de enamorarse de su gastronomía, sus paisajes, su historia, su música, el tener siempre en la mente los incomparables guisos de su madre o la comodidad de unos amigos conocidos, el recuerdo de novia o el novio en lejanía, es una gran limitante a la hora de escoger una profesión que requiera pasar mucho tiempo lejos y fuera. Se encierra en el recuerdo y la permanente añoranza de lo conocido. Repito, nadie obliga al deportista a intentar triunfar en su apartado, pero si es la vida que quiere, debe aprender a lidiar con esto, las emociones y los sentimientos se pueden educar, y la nostalgia por la patria lejana es una trampa, como diría Federico Luppi en Martin Hache:
“La patria es un verso. Eso de extrañar, la nostalgia y todo eso, es un verso. No se extraña un país, se extraña el barrio en todo caso, pero también lo extrañás si te mudás a diez cuadras ¡La patria es un invento! ¿Qué tengo que ver yo con un tucumano o con un salteño? Son tan ajenos a mí como un catalán o un portugués. Una estadística, un número sin cara. Uno se siente parte de muy poca gente; tu país son tus amigos, y eso sí se extraña, pero se pasa si no tenés más remedio que salir a buscarte la vida”
Esta es una de las razones importantes por las que de tantos jóvenes (entre los 18 y los 23 años) que salen cada año con rumbo a equipos World Tour, Pro series o continental, un número realmente muy bajo en promedio son los que terminan triunfando y ni dentro de estos ya consagrados se libran de esa terrible nostalgia de patria, o raza, o folclor o pueblo o como se llame. Hace poco Nairo Quintana, quizás el ciclista más mediático y exitoso de todo el continente en su historia (solo por debajo de Greg Lemond por cantidad y calidad de logros) de esta generación dorada declaraba que prefería tener dos gregarios de un nivel claramente discreto, vamos, inferior -no creo que sea delito decirlo- en su caso su hermano y un buen amigo de su región, que otros no cercanos con mayor nivel si con ellos no podía ser feliz en la cotidianidad del hotel. Es decir, no negaba en aceptar que prefería prescindir de un mayor nivel deportivo en beneficio del equipo por mantener su nostálgica intimidad intacta.
El punto es ese, si la felicidad se asocia tan solo al sitio de nacimiento, con el aire, el paisaje la comida familiar y los amigos conocidos, si solo es posible con los afectos que ya arrastramos desde niños, si una novia en lejanía, los cariños de la madre o la seguridad de las personas conocidas es lo único que puede procurarnos felicidad, no hay lugar en el mundo más que nuestra casa o barrio donde pueda realizarse y se pueda dar todo el potencial. Nadie triste, melancólico, permanentemente añorando o siempre nostálgico puede dar lo mejor de sí en ningún oficio o profesión.
Hay un déficit serio en formación psicológica para estos casos en deportistas con todas las condiciones físicas para triunfar que destacan mucho de jóvenes, pero cuando les llega la gran oportunidad el bloqueo del desarraigo y la sublimación exagerada de lo que se ha dejado atrás consume su paz y energías.
Es cultural, es evidente, y mala suerte para el latinoamericano que el sitio de trabajo para poder destacar y brillar en su profesión queda tan lejos de casa, pero no por eso deja de ser un lastre para un deportista de élite que no tiene más remedio que vivir en Europa y viajar por el mundo durante la mayor parte del año. No es obligatorio trabajar este aspecto para ser más pragmático y abierto a otro tipo de belleza, no es obligatorio aprender cada día más del sitio donde uno ha llegado a vivir por trabajo; aprender a sentirse parte de allí, llegar a amarlo, abrirse a su gente, impregnarse de su historia; aunque no piensen exactamente como uno, ni sientan de la misma manera, ni los mueva e misma música o comida que a uno. No es obligatorio, pero si se intenta puede hacernos crecer, ampliar nuestra mirada y cultura general, liberar apegos permitir que seamos felices con indiferencia del sitio donde estemos, y sobre todo permite sacar la totalidad el potencial que se tenga.
De nada sirve tener un don, una cualidad para el deporte por encima de la media, sino no tenemos la capacidad para explotarla en el escenario donde podemos competir con los mejores del mundo. Que los (y las) ciclistas colombianos para poder ser felices necesiten todo un sequito de gente familiar o muy cercana es un factor que limita demasiado, que al menor hueco en el calendario deban estar viajando a su casa, trastocando su aclimatación para regresar poco después a empezar de cero lo es también. No solo hay altura en Colombia para entrenar y tanta fama en un entorno familiar -dentro de una nación que idolatra a veces de forma enfermiza a sus deportistas- es evidente que distrae. Que solo puedan entrenar al lado de casa y cada que les quede un respiro vuelvan a los caminos ya archi recorridos y se pierdan la oportunidad de ponerse nuevos retos en otros lugares, es respetable, pero limita y lastra.
La felicidad no está en los demás, debe nacer de uno con indiferencia de donde y con quienes esté. Mientras el corredor latinoamericano promedio -por bueno que sea- no se mentalice para triunfar lejos y sacrificar por un tiempo su íntimo cofre de los afectos primarios, de poco servirá que nazcan con tantas cualidades naturales para este deporte. Su carrera está condenada a ser efímera en la élite, como en efecto suele ser (a excepción de Urán Y Amador) en el historial en los corredores de este lado del planeta que a los 30 años rara vez siguen vigentes o ya están simplemente de vuelta de la élite, mientras a sus pares de otros lados del mundo más dispuestos a permanecer lejos aún les quedan 5 o 6 temporadas al máximo nivel.
Podría dar un listado muy largo de jóvenes y talentosos ciclistas que les ha llegado la oportunidad de su vida muy pronto en los últimos años (o ahora mismo están sin mayor brillo) y han regresado sin pena ni gloria, no necesariamente por falta de nivel o condiciones físicas. El problema es que ese tren suele pasar una sola vez. Gente como Jhonatan Restrepo (hoy en las filas del Androni), que fue muy joven, regresó y tuvo una segunda oportunidad es la excepción, no la regla. Si la intención no es ser ciclista de élite da un poco igual esto no afecta para nada, pero si ese es el objetivo los sentimientos, las emociones más devastadoras o limitantes también se pueden educar. Como en casa en ningún sitio reza el viejo adagio, pero para hacer historia en la élite mundial del ciclismo, guste o no, hay que aprender a vivir y ser feliz en Europa: con familia cerca o sin ella.
Oscar Trujillo Marín¿Te gusta lo que hacemos? seguínos en Instagram y TwitterSumate en facebook: Ciclismo Internacional
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Una sola palabra: BRUTAL, estoy de acuerdo de aquí a la luna, mientras no se suelte el calor de hogar y el cordón umbilical por más talento que tengas, no podrás TRIUNFAR, independientemente de lo que te dediques
Buenos dias , tardes en España , sólo me queda que felicitarte por el Articulo , siendo extenso , se me ha hecho corto , elaborado , con citas (Luppi ) brillantes , en resumen un gran y pedagógico trabajo , chapeau !!.
Oscar, totalmente de acuerdo, pero yo acuso a los padres modernos de ser culpables… Hoy día se les cuida demasiado a los hijos (y curiosamente, cada vez más a los varones), hasta tal punto que parecen que fuesen discapacitados física y mentalmente… oír que a un hombre que asusta con su presencia en la casa lo llaman “bebe” hasta entrado los 30 años, pues da risa pero es parte de la cultura que hablas…
No es por presumir pero a varios de mi generación nos educaron de otra manera y por eso soportamos todas las adversidades que el destino quiso mandarnos… solo una anécdota, tenía 10 años y en mi pueblo del norte del Tolima, le dije a mi padre que quería ir a pescar (algo que hacíamos frecuentemente) pero solo a una quebrada en especial… mi madre preguntó: no es allá donde hay tanta talla x (serpiente muy venenosa, conocida como terciopelo para los más refinados)? y si lo pican? a lo cual mi padre contestó: si se deja picar pues se muere en pocos minutos, el ya es un hombre y debe aprender a enfrentar la vida y sus peligros….
Mi reflexión es: ahora a que edad se consideran hombres??.
Crié 2 niñas y sin mandarlas a morir, pero al menos conmigo caminaron por el cartucho…
No se pienso por ejemplo que para Falcao, Yepes y Juan Pablo Angel fue magnifico que hubiesen ido a River antes de llegar a Europa Ivan Ramiro en San Lorenzo despues lograron permanecer muchos años en Europa, no en todo los casos es igual por que hay excepciones, pero creo que la parada en Argentina, Mexico o Brasil antes de ir a Europa es necesaria y tiene mucho que ver con lo que Oscar menciona en su articulo. Por ejemplo, JuanFer Quintero llego directamente al Porto y pues sabemos que paso, a pesar de las buenas condiciones que tiene. Uno diría es que tiene que poder si es bueno puede, si, pero es parte de la condición humana, de como nos educaron y enseñaron a enfrentar los retos, los cambios bruscos como conseguir el éxito muy rápido o llegar a un equipo de altisimo nivel sin pasar primero por otro de menor rango no es facil para todas las personas.
Creo que en el ciclismo y demás deportes pasa algo muy similar, obviamente no comparto letra a letra el articulo, pero debemos reconocer que si hay temas comunes en muchos ciclistas y deportistas latinoamericanos, seguramente Europeos con estas características deben haber muchos, pero en una proporción muy muy muy inferior. A Contreras ya le habia pasado en el Etixx-QS idependiente de quien tomo la decisión, no se en lo personal y solo como una percepción considero que a Nairo el tema familiar le afectaba mucho su preparación, es solo un supuesto por que no me consta en lo absoluto, no puedo Juzgarlo tampoco cada uno tiene sus prioridades. Pero a tener en cuenta tal vez para un pedalista Noruego dejar a su familia por un tiempo no es un sacrificio, aunque sea muy importante para el, teniendo en cuenta que el calendario mas importante se corre precisamente en Europa. Lo que si es cierto es que en la mayoria de las ocasiones y en muchos deportes para lograr ese éxito si se deben muchos sacrificios, el tema esta en quienes si y quieres no estan dispuestos a hacerlo.
Muy buen análisis social, psicológico y antropológico, que desde luego invita no solo a la reflexión sino a la preparación mental de nuestros deportistas. Sin embargo, los triunfos en GV de colombianos, son de ciclistas cundiboyacences, con el hecho de que en efecto Lucho Herrera solo salía de Fusa para competir (“…mejor dicho Fusa es Fusa…” decía Lucho cuando le preguntaban porqué no se entrenaba en Europa), y Nairo, similar caso pero con temporadas breves de entrenamiento en Europa en sus comienzos. Aclaro que aunque vivo en Bogotá, nací en otro lugar.
Seguro Juan Pablo, un puñado de grandes nombres atesoran más del 90% del palmarés, por ejemplo el mismo Lucho Herrera que ud cita ¡se retiró con apenas 31 años! con mucho ciclismo en las piernas todavía, por lo que ud dice, le costaba mucho estar fuera de su pueblo. Y por esa misma razón de jamás querer salir de su pequeña región nunca progresó en otro terreno que no fuera la alta montaña. Si siempre te mueves en ese territorio familiar y conocido serás bueno en tu don natural, pero hoy en día con eso no basta. Lucho Pudo haber sido infinitamente más grande aún concentrado al menos (la mayor parte del año) unas 12 temporadas en Europa, puliendo un poco lo que se le daba mal (llano, viento, cronos, repechos explosivos) si ud se fija nórdicos, eslavos y holandeses se van a vivir países con mayor tradición ciclística para entrenar alejados de casa y en escenarios distintos. De todas formas él y Quintana y Bernal han sido excepciones que llegaron muy lejos y en las que se sostienen los máximos logros históricos, no es la suerte del común de los muchachos que salen y no pueden demostrar afuera su enorme potencial. Un saludo.
Muchas gracias apreciado Óscar. Tiene toda la razón, para avanzar se requiere pensar ( y actuar) fuera de la zona de confort. Saludos
Lucho Herrera tuvo todas la condiciones para ganar el Tour, fue tentado por La Vie Claire, el equipo de Hinault por un millón de dólares de la época y prefirió quedarse en Colombia. Fue un desperdicio su carrera deportiva, terminaba el Tour y regresaba al paìs a engordar y esperar otra temporada, asì tiro al traste una brillante carrera que estaba llamada para cosas muy grandes, ya que a la fecha, ningún ciclista Colombiano cuenta con las condiciones excelsas de escalador que poseía el jardinerito de Fusa.
Totalmente de acuerdo. Tal vez por mi propio sesgo, me quedé esperando tres importantísimos rasgos de nuestra idiosincrasia…
Específicamente, la berraca rezadera de estos pelaos – sin duda, aprendida de su hogar pero reforzada con sus mentores. Segundo, la pobre educación que se da en la mayor parte de este país. Y tercero, la falta del aprendizaje de un segundo idioma.
Todos estos suman para que estos chicos crezcan en absoluta ignorancia del cosmopolitanismo que les abriría las puertas del mundo entero.
Debe ser horrible llegar a Europa, no poder comunicarse, no tener ni idea de la cultura e historia. Solo queda admirar a quienes han superado ese arraigo parroquial.
Excelente crónica Oscar, es muy real lo que indicas, para el caso puntual de Colombia muchos ciclistas no logran acostumbrarse a ese estilo de vida en Europa lo que no les permite progresar y entregar lo mejor de sus condiciones, también en Colombia falta preparar esa parte mental de los ciclistas que desde jóvenes de les da la oportunidad de competir en Europa.
Cuando se tiene un hogar con mujer e hijos y esa familia esta lejos eso influye en el rendimiento de cualquier persona y mas si es deportista sea de la nacionalidad que sea, eso sucede por falta de amor que es un sentimiento inherente al ser humano, cuando tienen esa familia se portan muy diferente, pero si son solteros y salen con ese cuento de la familia ya suena a pretexto y fracaso.
Nunca había meditado una realidad así, hay mucha razón. Basta comparar las películas gringas vs las nacionales para encontrar diferencias culturales que en algo como en el caso de los deportistas es evidente por lo abismal.
Pero no lo tomo como que la gente sigue viviendo en la casa de sus padres y que son muy mimados, o que les falta caracter o que se es aguevado. La cosa es mas cultural y de una forma particular de percibir la cercanía familiar no solo como un lazo de sangre si no inobjetablemente asociado a medidas de longitud que hacen ver mas que territorio de por medio, muchos ven un viaje casi que sin retorno. Para el latino que tiene un talento apreciable en otras latitudes y prontamente no logra vencer ese arraigo la tiene mas complicada que un Europeo con una cultura endémica mas cosmopolita y corriendo la mayor parte del año a no mas de 2 horas (en avión) de su familia. No veo a la mayor parte del pelotón europeo pasando grandes temporadas en las zonas altas de Colombia, básicamente ellos las hacen en sitios relativamente cercanos y algunos casi que en el patio de casa. Pero de cualquier forma se tiene que pagar el peaje por llegar de una región en vía de desarrollo, ojalá eso se logrará trabajar a la par con el avance sobre la cabra.
Muy buen texto. Ah, y no es crónica, ya van como dos ocasiones que llaman a un artículo así, crónica.
Saludo
Cuanta tinta hay en la pluma del autor. Felicitaciones.
Muy interesante tema. El artículo es extremadamente largo, con la mitad de las palabras utilizads podría transmitir lo mismo. No lo terminé porque en la actualidad el tiempo es muy corto y porque no solo leo sobre ciclismo.
Muy bueno e interesante el artículo sobre el arraigo de los deportistas latinoamericanos en especial los ciclistas. Refleja la falta de educación y el conformismo qué muchos ciclistas, que con las oportunidades qué muy pocas personas tienen en su vida, dejan pasar por no tener una visión más globalizada y saber dónde han llegado y se pierde todo y vuelven a un pobre calendario nacional. La diferencia es muy grande al retornar al país empezando por el económico y muy pocas veces se encuentra una segunda oportunidad. Yo creó que si su sitio de trabajo es Europa lo mínimo qué tienen que hacer es aprender los idiomas correspondientes Pará lograr una mejor adaptabilidad y mejorar la comunicación con jefes y colegas y el diario vivir.
Siendo un foro abierto, y felicitando el estilo literario de Oscar, hoy mas que nunca este articulo es un desacierto, Colombia llevo al reciente Tour de Francia 4 lideres de escuadra (independiente del resultado) Bernal , Nairo; Lopez y Rigo, jamás en la historia de ninguna competencia GV, había ocurrido, ciclistas colombianos, ecuatorianos, costarricenses, argentinos, etc, militan mas que nunca en cantidad y calidad en los equipos de todo nivel en Europa.
Precisamente el merito de esta generación es que es mas ambiciosa -en el buen sentido-, Uran; Nairo; Gaviria; Bernal, Chavez, Carapaz; Tejada, etc, etc, etc.,…y son capaces de dar resultados y de liderar un equipo o de ser grandes gregarios Henao, Amador, Martinez, etapas ganadas , carrera ganadas, podios, como nunca!!!!
Es evidente que algunos deportistas , igual pasa en el futbol siendo otro contexto, no logran acoplarse y regresan sin pena ni gloria, pero es normal es lógico NO todos pueden triunfar es un tema connatural a cualquier actividad de la vida,
Tal vez hace 30 o 20 años este articulo fue cierto, hoy de ninguna manera, insisto siempre intento ver el vaso medio lleno y algunos siempre lo ven medio vacío, cuestión de actitud.
Puse 5 excepciones (Urán Nairo, Gaviria Bernal y López) que acaparan casi todos los triunfos de esta nueva ola (2013 hacía acá) y ud los cita como si fueran la norma. Hablo de ese contingente (casi anónimo para el común de lo aficionados) de chicos que van a pro Series y continental (incluso WT) y son devueltos de manera prematura por falta de adaptación y resultados. Por supuesto que hay que ser optimista, pero negar las falencias no ayuda mucho. Han pasado ya 33 años desde que Lucho Herrera ganó la primera GV, en este tiempo han caído tres más, en esa época la carrera de los ciclistas colombianos en Europa -salvo Fabio Parra era efímera-, (hoy salvo pocas excepciones lo sigue siendo, en esa época se dejaban mucho tiempo en las las cronos y en los repechos cortos y duros, Bueno, en eso tampoco ha cambiado mucho la cosa, quizás si pasaran menos tiempo entrenando siempre en su departamento o región del altiplano y probaran en otras partes, sobre el terreno europeo donde se suelen correr las grandes pruebas, hubieran habido más avances, digo yo. O igual a lo mejor como afirma ud, está todo perfecto y no hay que tocar nada.
De vez en cuando es bueno aceptar una crítica y no sólo defender lo dicho per se, para ello remitamomos al escalafón UCI de los últimos 8 años, y notarán una evidencia irrefutable: el avance y posicionamiento de Colombia y otros países latinoamericanos, en contraste con lo ocurrido hace 30 años que fue algo modesto.
Colombia es hoy, antes no, una de las Díez naciones (potencias ciclistas) con mejores puntajes, en la cual se suman resultados en distintas categorías, no sólo los resultados de GV. Si eso es malo, entonces dígame qué es bueno.
Ecuador también está poniendo lo suyo, se puede mejorar, claro que si.. pero una cosa es Santo Tomás de Aquino y otra es Aquí no más no la Tomamos.
PD: ni por casualidad un Carlos Antonio Vélez en el ciclismo.
El hecho de que argumente defendiendo mi postura no significa que no acepte críticas, lo que pasa es que con la suya en particular no estoy de acuerdo, supongo que tengo derecho a disentir en eso. Este fenómeno se está notando de hace unos pocos años hacía acá, antes no iban tantos corredores a Europa (30 o más cada temporada) a hacer parte de equipos de allá, no había suficiente muestra significativa para evaluar adaptación y resultados, que se concentran en muy pocos hombres en los últimos años por muchos que vayan. Si, positivo que vayan muchos, pero quite a Quintana, Gaviria y Bernal y el palmarés actual queda demasiado magro, ahí es cuando pienso que la parte psicológica y mentalidad debe trabajarse mucho más. El buen hacer de unos pocos se debe a generación espontánea, casualidad no hay ningún trabajo educativo o formativo estatal o federativo atrás. Con respecto al periodista que nombra no podemos estar más en las antípodas, él hace parte de la ultra derecha que domina este país desde siempre, ese energúmeno reaccionario personifica todo lo que aborrezco de la sociedad donde nací. Yo no votaría por esa gente ni muerto.
No solo es mi postura son las !!!! estadísticas ¡¡¡¡, los abuelos decían: no hay peor ciego que el que no quiere ver, le recomiendo revisar mas el contexto de lo que opina, porque un texto sin contexto, es solo un pretexto.
Aquí voy a estar para leer su buena literatura, pero igualmente para ajustar los desviaciones estándar de sus juicios de valor,
Corremos el riesgo de tener un articulista con un nivel destacable, si entiende el mensaje de la vida………
o aburrirnos con mas de los mismo,
Buena suerte descosntruyendo todo lo que publique aquí y no me interesan sus sesgos y prejuicios. Si para poder opinar tengo que agradarle prefiero no escribir. No me interesa agradarle a ud ni a nadie en absoluto, no escribo pensando en eso, si ocurren bien y sino qué le vamos a hacer. A algunos les gustará y a otros iluminados lumbreras como ud que si sabe “como es la vuelta” no tanto. Yo no tengo tanto nivel como ud, ni me interesa. Intentaré seguirlo aburriendo, a ud, (no a todos) No hable por los demás, por lo menos déjelos tener su propio criterio.
Palermo, la soberbia antecede a la caída, dice un proverbio de Salomón, ninguna profesión u oficio,-a no ser la de ermitaño- es independiente de la sociedad, (un medico sana heridos, un mecánico arregla carros),, y si es un periodista adscrito a Ciclismo Internacional, escribe para otros no para si mismo, y si es un foro aun mas, por esta razón reciben una pago, y los lectores tiene el derecho de disentir, discrepar o coincidir, si usted no escribe para los demás NO publiques, esta en el lugar equivocado.
No, se equivoca, no escribo para agradarle a ud, que es diferente. Es ud y no otros el que me sugiere cómo tendría que hacerlo. Lo cual es bastante iluso teniendo en cuenta que jamás me metería a opinar acerca de su profesión y me da igual el estilo que tenga ud para trabajar en lo suyo. Entiendo que no esté de acuerdo con mis opiniones, eso lo veo normal pero su absurda prepotencia para decirme cómo debería hacer mi trabajo se la puede ahorrar. Eso y no otra cosa es lo detestable de usted no de los demás. Antes que cambiar mi estilo para complacerlo a ud prefiero dejar de escribir aquí o donde sea. Me importa un pimiento su opinión, mi única obligación para escribir notas de opinión es ser coherente con lo que yo pienso, no cazar con su mirada del mundo para complacerlo.
Ya que no estás de acuerdo con que el apego a la familia es muy fuerte, supongo que conoces casos de corredores colombianos que sean capaces de afrontar concentraciones de extremo aislamiento como el teide, donde alberto, cris, tom y otros han demostrado sus beneficios…
Muy bueno el analisis. Yo nací en un hueco con limitaciones de toda clase, la crianza me ensenó a resistir toda clase de castigos físicos eso enduró el corazón mi mentalidad a que las oportunidades hay que aprovecharlas. En mi ninez no recibí nada sicologico, cultural ni menos concejos como enfrentar la vida,pero me autoeduque. Por cosas del destino llegué a Alemania a los 38 anos enfretado a un monstruo de siete cabezas, tengo el orgullo que lo he vencido logrando mis metas en veinte anos que vivo aquí. No puedo negar que es durísimo ese paso. La crianza emperica me dio alas, pero a diferencia a los jovenes y aún modernos la crianza para los hombres es una tienda de munecas. es el nino, el intocable, el lindo, el papito el “varón de la casa”al que le hacen de todo; le perdonan todo, le dan gusto a todo, es el bebe a los 16 y ya tiene novia hasta hijos, pero sigue alli hasta que envejece físicamente y peor mentalmente, lo han vuelto un incapaz, un zángano un mantenido con mujer y con hijos siguen chupando rueda a los padres, que pueden esperar la nueva generación, y precisamente es este el desenlaze de la esa crianza, no pueden vivir fuera de las enaguas de sus madres, de los amigos de farra, de las fiestas, del derroche, entonces sus cualidades flaquean. Esa responsabilidad que carga con la profesión se vuelve voluminosa, por la entrega total a la disciplina y termina por derrotarlo. No puede soportar el alejamiento a ese mundo. En Europa se ve este caso de ninos de 70 que no han hecho nada en la vida, pero en general los jovenes son más rápidamente liberados y enfrentan mejor esta situación, abria que ver como seria el caso contrario la adaptación europea a la cultura latina, que los deportistas tuvieran que vivir en latinoamerica, por esa linea se ve muy escasamente. Soy partidario que la vida hay que hacerla donde estén las oportunidades, que al fin al cabo uno es uno, que nadie es indispensable en lo total para ser feliz sino uno mismo, porque por más que se ame a alguien algún dia falta y tiene que buscar como seguir adelante sobrellevando la vida en donde le toque.
Oscar ¿qué opinión tienes del caso de Santiago Botero? Estuvo an Europa hasta pasados sus treinta años. Creo que tener una formación académica adecuada y venir de una ciudad mas grande ayudo.
Algo de ello debe haber. De la película Martín Hache, me quedo con la frase que le dice Eusebio Poncela a Juan Diego Botta sobre Cecilia Roth: “Ninguna mujer tiene dueño”. Tremenda verdad” Un saludo:
Es normal que mucho deportista no continúen en los equipos y las razones son muchas, generalmente es porque no es tan bueno como decían, si el deportista es bueno lo contratan y lo ayudan a mejorar pero sino lo despachan enseguida y sucede en cualquier deporte, otras veces es porque el director no logra acomodarlo en su estilo y empieza a sobrar, ademas eso no le sucede solo a los deportistas latinos, son muchos los deportistas europeos que no logran llegar a los equipos profesionales y en el mejor de los casos terminan haciendo otra cosa, por ejemplo Remco era futbolista y terminó siendo ciclista.
Estoy con el señor Oscar Trujillo. Toca temas de fondo, que hecho el balance general carga un altísimo porcentage de realidad, que algunos no lo vean de esa manera tampoco implica cargar mala leche con quien lo propone…. Ya me imagino cuando toque el tema aquel y que muchos sabemos que no es real, el cuento manido que somos potencia mundial…