El desdichado Chris Horner

Por @pmpalermo

Chris Horner sigue dando que hablar en un 2013 en el que maravilló al mundo al ganar la Vuelta a España con casi 42 años convirtiéndose en el más viejo en conseguirlo, ya que pese a tamaño logro, todavía no sabe dónde correrá la próxima temporada, si es que sigue activo. 

La vida del veterano atleta es digna de un guión de Hollywood por las diversas vicisitudes que superó desde joven y que todavía hoy lo atormentan en una suerte de maldición que le impide disfrutar sus últimas pedaladas como profesional.

De este modo se hace inevitable repasar los infortunios en torno a sus poco más de cuatro décadas de existencia, ya que desde adolescente se las rebuscó solo y llegó a dormir en un destartalado autobús que hizo las veces de casa, vehículo y vestuario con el que se movilizaba a las carreras, cuando decidió empezar a buscarse el sustento sobre la bici a los 20 años ante la falta de empleo.

Poco a poco creció en su nueva profesión, arrasó el calendario norteamericano y le llegó la chance europea en el FDJ, pero sus prestaciones allí no fueron las esperadas y tres años después regresó a suelo yankee con la cabeza gacha y la sensación de que nunca volvería al viejo continente.

Casi olvidado por el mundo, mientras seguía dominando el circuito local, llegó 2005 y el llamado de Matxín y compañía, que decidieron darle una chance en el Saunier Duval, oportunidad que el calvo pedalista no desaprovechó, aunque no podía faltar la pálida de turno, y su esposa lo dejó.

De allí en más, este amante de la comida chatarra, se asentó poco a poco en el ciclismo grande y vistió los colores de Lotto, Astaná y RadioShack, mejorando con la edad hasta conseguir sus mejores prestaciones las últimas cuatro temporadas.

Pero una vez más el destino se ensañó con él, ya que tras obtener el mayor lauro de su dilatada trayectoria, se encontró librado a su suerte en un mercado duro como pocos, marcado por la desaparición de equipos y un listado récord de retiros que ya roza, oficialmente, los 50 nombres.

De este modo, el vencedor de una de las tres pruebas más duras del ciclismo y del mundo deportivo en general, enfrenta la jubilación forzada ante la imposibilidad de encontrar un hueco digno de su status.

Así las cosas, Horner vuelve a quedar mal parado en algo que se volvió una constante en su trayectoria, en la que más de una vez estuvo en el momento y lugar equivocados debiendo apelar a su agudo sentido de preservación para seguir adelante.

Y no sólo se trata de una supervivencia a nivel deportivo, ya que literalmente enfrentó a la muerte al sufrir una embolia pulmonar tras el grave accidente del Tour 2011 o, sin ir más lejos, se rompió las costillas hace unos meses en el Campeonato Mundial, tan sólo unos días más tarde de su victoria española.

Una y otra vez Horner se hundió y volvió a emerger, pero con 42 años se encuentra ante una dura prueba que fortalece aún más la creencia sobre su mala estrella, ya que hubiera tenido una decena de equipos tras sus servicios hace tan sólo una temporada, cuando los puntos UCI cotizaban en bolsa y las escuadras peleaban encarnizadamente por un sitio en el World Tour.

Como no podía ser de otro modo en esta agridulce historia, nuestro desdichado protagonista llegó tarde y quedó a la deriva en el único año inadecuado para ello, ya que también se habla de varias nuevas estructuras para 2014 y 2015.

Relajado, amante de la comida chatarra y de su adoptivo Oregon, el ganador de la Vuelta lo toma con filosofía, o eso parece, y bromea al respecto: “quizás deba correr en categoría master”. Pero lo peor de todo es que, por primera vez en su atribulada carrera, tal vez esté en lo cierto y no aparezca su ángel guardián para salvarlo, poniendo fin a 20 años de emociones con una leve tendencia a la desgracia, algo que se verá ratificado si como todo indica, se retira por la puerta de atrás.

Pablo Martín Palermo