Ciclismo Internacional

El inexorable declive de Fabio Aru

Por Oscar Trujillo Marín

Dentro de un gran campeón hay alguien que fue niño alguna vez. En su interior esa infancia viaja también con todas sus bellas nostalgias, pero también su horror, miedos, fobias y traumas particulares. Los grandes campeones en su cotidianidad, lejos de los focos, sufren angustias: ansiedades, desamores, desencuentros, inseguridades íntimas de los cuales nadie se entera y que nunca dejan ver cuando todo funciona y hay fotos en el podio.

Ayer en la etapa con salida en Pau y llegada en Laruns, de manera inexplicable y sin mediar lesión física alguna, Fabio Aru abandonó el Tour de Francia, el que podía significar su ansiada resurrección al protagonismo como vueltómano de élite. En menos de 60 km de etapa ya perdía 18 minutos y buena parte de la poca credibilidad que le quedaba como estrella menguante del ciclismo. Decidió bajarse.

El sardo está decepcionado, y no es para menos. De fulgurante revelación en 2013 y 2014 y campeón de la Vuelta a España en 2015, más podio en el Giro del mismo año, aparte de eso que no es poco, hasta 2016 consiguió ganar etapas de montaña en las tres grandes vueltas. De ahí pasó en un abrir y cerrar de ojos a ser una sombra débil y devaluada de sí mismo desde el segundo semestre de 2017. En principio se pensó que sus problemas en la arteria ilíaca de una pierna eran los causantes de tan brutal bajón deportivo. Pero tras la operación exitosa, el esplendoroso nivel e ímpetu de antes tampoco compareció.

El italiano, muy desconcertado ignora qué le pasa. En el sitio oficial del UAE Team Emirates apenas atinó a decir: “No tengo respuestas y sufro por eso. Desconfiaba de este Tour de Francia pero de forma paradójica había funcionado bien. No para ir a pelear la clasificación general, sino para ayudar a Tadej de la mejor manera posible y tal vez, quién sabe, tener mis propias oportunidades cuando aparecieran”, confesó el corredor de UAE Team Emirates, en una clara muestra de ese querer y no poder en que ha entrado su carrera desde hace ya tres temporadas.

Lo irónico es que en este periodo de reinicio de competencias previo al Tour, había ganado confianza porque mostró los mejores números de entrenamiento de estos tres oscuros años: “El sábado le dije al médico del equipo que me encontraba mejor y tenía confianza para el resto de la ronda. Y ahora estoy atrapado aquí, sin entender realmente por qué”. Contrario a lo que se piensa, la depresión no es solo sinónimo de melancolía o desgano, es no encontrar coherencia entre la determinación y la realidad, entre la voluntad y los resultados a pesar de tener, en teoría, todo a favor.

Aru es muy joven, apenas tiene 30 años, pero esta especie de implacable decadencia le ha asaltado muy pronto y cree que lo que le sucede es injusto: “Siempre he sido un profesional ejemplar y siempre doy lo máximo. El equipo tampoco se lo merece y me resulta muy molesto no poder hacer mi aportación como me gustaría. ¿Mi futuro? No pienso en eso ahora. Todavía estoy lidiando con mi decepción”, declaró lacónico el corredor nacido en Cerdeña.

Fabio recalca su profesionalidad, quizás ante las duras declaraciones que salieron ayer del asesor del equipo UAE el ex destacado ciclista y figura italiana, Giuseppe Saronni, quien afirmó tirando piedras contra su propio tejado: “Aru nos decepcionó. Tiene problemas, pero también problemas psicológicos, no reacciona ante las primeras dificultades, cae, no tiene ese carácter”. Así, sin ambages explotó el asesor de la escuadra emiratí en caliente, quizás frustrado por la inferioridad numérica y falta de apoyo con la que se quedaba Pogacar ahora que la carrera se les pone de cara. O quizás porque al equipo se le ha acabado la paciencia de no ver resultados en uno de los corredores con ficha de sueldo más alta del mercado.

Es evidente que sin arrojar más problemas en su anatomía en las exhaustivas pruebas a las que se sometió a principios del año pasado, sin demostrar ningún otro problema físico en los análisis, que dando unos valores de entrenamiento muy buenos, los problemas no están en el cuerpo. El monstruo lo tiene agarrado. Nadie está exento de que en pleno día a cualquiera se le puedan abalanzar las obstinadas sombras y la oscuridad se instale con sus fantasmas mal curados nublándolo todo. Desde 2018, Aru lleva tres abandonos en grandes vueltas, más dos lugares muy discretos fuera de la pelea para su caché, calidad y prestigio: cero etapas, cero protagonismo. Es muy probable que la paciencia de sus empleadores se agote. Antes que deporte, esto es un negocio común y corriente.

Pero eso no es lo peor para Fabio, la alegría en su aparatoso, dramático, aunque antaño efectivo pedaleo, ha desparecido por completo. Eso tan etéreo que los ciclistas llaman las buenas “sensaciones” lo han abandonado. Sólo él sabe lo que lo está devorando, antes que al campeón o al ciclista hay que intentar salvar al hombre. Ya con lo que hizo mientras la fortuna le invitaba a comer de su mesa es más que suficiente gloria para la inmensa mayoría de personas en este mundo. Pero la paz interior es el único trofeo que vale la pena en esta vida. Ojalá Fabio la encuentre pronto, aunque nunca vuelva a ganar nada diferente a sonreír con profunda sinceridad.

Oscar Trujillo Marín

¿Te gusta lo que hacemos? seguínos en Instagram y Twitter

Sumate en facebook: Ciclismo Internacional

Copyright © 2012-2020 Ciclismo Internacional. All Rights Reserved

Exit mobile version