Ciclismo Internacional

El inquietante bajón del ciclismo español

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Por Oscar Trujillo Marín

España ha perdido su protagonismo en el panorama de ciclismo de ruta mundial. Es un hecho. Aún le queda lustre y puntos en las estadísticas UCI que lo mantienen en el noveno lugar del ranking de naciones del que se ha venido descolgando sin red, paulatinamente, después de muchos años de no salir del top 3.

Pero esa permanencia en el top 10 mundial está -en buena medida- sustentada por su último fuera de serie vigente: Alejandro Valverde, quien a sus cuarenta años apura sus últimos sorbos de gloria. Cuando se retire el murciano la noche caerá por completo, pues de momento no se aprecia ningún corredor con el poderío y la fiabilidad de una generación dorada de ciclistas que colmaron podios en rondas por etapas, fracciones y clásicas desde hace casi 20 años.

Freire, Valverde, Contador, Samuel Sánchez, Purito Rodríguez tenían ese punto de más que les hacía candidatos firmes al menos a pelear las carreras, y sobre todo tuvieron mucha regularidad en la cima durante años. En el caso de el murciano, Purito y Contador fueron un seguro de vida; con ellos sabías que cada año caería al menos una gran vuelta, un par de monumentos, clásicas duras con repechos de postín y muchas etapas en las competencias más prestigiosas del mundo. Pero el paso del tiempo es implacable y de momento no se vislumbra el mismo potencial en la generación actual, ni ha salido un crack juvenil tipo Bernal, Pogacar o Evenepoel en la que viene subiendo.

Nadie duda de que Soler, Mas, Garcia Cortina y Landa son muy buenos, pero tampoco se puede negar que no les resulta en absoluto fácil ganar comparados con el voraz instinto letal y superioridad para hacerlo de sus predecesores. Con respecto a Enric Mas es una incógnita; si fuera por lo mostrado en la Vuelta a España 2018 sería ilusionante, pero aparte de eso -y un par de etapas sueltas- a sus 26 años le queda corroborar su valía para GV en un Tour de Francia, donde en 2019 no lo pudo hacer y en este 2020 se presenta lo mejor del panorama ciclístico mundial con la presión para Enric de ser la única esperanza española para rondas de tres semanas.

El año pasado ya Contador había abordado este tema también desde Eurosport, cadena donde trabaja como comentarista. “España era una de las fuerzas dominantes a nivel mundial y ahora se ha perdido su poder, todos pueden verlo. Pero este tipo de ciclo ocurre en todos los países: algunos años son buenos, otros menos y España tiene algunos corredores jóvenes con un gran potencial como Enric Mas, Marc Soler o Ivan García Cortina. Viendo lo que pueden hacer, pero será difícil repetir lo que España ha logrado en la última década”. Esto dijo para muchos el más grande corredor español de todos los tiempos, y si no es así, al menos el más espectacular de todos.

La historia es cíclica reza el cliché, excepto para Bélgica en el ciclismo, que siempre tiene un trío de súper clases vigentes desde hace 60 años al menos. Da igual la década que escojas, ahí están los belgas en lo más alto de los rankings; o con la excepción de Alemania en el fútbol, que tiene siempre a su selección nacional o a sus equipos disputando finales mundiales y Champions League en todas y cada una de las décadas desde hace más de 60 años.

Su compañero en Eurosport, Eduardo Chozas lo admite también: “Los últimos 15 años han sido increíbles, pero repetirlos es muy difícil. Ya no tenemos el mismo equipo o los mismos corredores de hace 7 u 8 años. El ciclismo en España necesita una renovación urgente y esto puede requerir una revisión de entrenamiento“, opinó el grandioso caza etapas en los ochentas, en relación a esta evidente tendencia en el ciclismo de su país.

Chozas, junto a Lejarreta y sobre todo Delgado, fueron los grandes protagonistas de ese asalto de la armada española a la élite del ciclismo mundial en la década de los ochentas. Ellos ganando etapas en el Tour y siendo protagonistas en las grandes vueltas cultivaron la confianza en los ciclistas españoles, sepultaron los complejos, les mostraron el camino. Los éxitos aislados de Bahamontes y Ocaña por fin tenían continuidad.

Ese esfuerzo se vio coronado primero por el Tour de Perico Delgado en 1988, pero sobre todo recogió sus frutos en la década de los 90’s con el dominio absoluto en rondas de tres semanas de Induraín, que puso a España en el primer lugar mundial con cinco Tours y dos Giros de Italia ganados en menos de seis años. De lo más alto ya no se bajaron en casi 25 años.

En 1999 llegó Freire a partir en dos la historia del ciclismo ibérico con sus tres mundiales ganados casi seguidos, en menos de 5 años, más incontables etapas conseguidas al sprint y triunfos en clásicas, territorio antes inhóspito y vedado para los corredores españoles. Poco después -en los primeros años de este siglo- surgió ese extraordinario corredor total, Valverde, que podía ganar en cualquier terreno y empezó a forjar un palmarés de leyenda que aún no acaba pero le queda ya muy poco por escribir.

Luego Purito con ese rush demoledor, astucia y magníficas condiciones para pelear grandes vueltas pero también coronarse en Lombardía por duplicado y en la Flecha Valona. Por no decir que en estos años los españoles se hinchaban a ganar etapas también tanto en fugas como en remates en alto y tenían al mejor vueltómano del mundo Alberto Contador que reinó entre 2007 y 2011, y luego le quedó fuelle para ser gran animador en el Tour y llevarse una vuelta a España más en 2012, otra en 2014 y el Giro de Italia 2015, hasta ahora la última grande de un corredor español.

Tras retirarse Purito en 2016 y Contador un año después, todo el peso del brillo (y la mayoría de las victorias) recayó en el más longevo y fiable: Alejandro Valverde. Con mucha clase pudo mantener a España entre los mejores del planeta hasta 2018 que se llevó su ansiado mundial, pero el ocaso -ya con 40 años- es inevitable y de momento nadie garantiza los triunfos que estos cracks (y otros) venían dando desde finales de los ochentas prácticamente sin parar.

Presente y futuro

¿Qué ha fallado? ¿Qué se dejó de hacer o se está haciendo mal? ¿Cómo ha pasado España de tener entre finales de los ochentas y hace una década atrás múltiples equipos en la máxima categoría y ahora a duras penas uno? ¿Por qué mientras en el resto de países históricamente potencias (y los emergentes, Eslovenia, Colombia Alemania…) los corredores cada vez explotan más temprano y en España siguen madurando tan despacio y se les sigue soltando responsabilidades “a la antigua” (solo después de los 26 o 27 años) tan tarde para los cambios de paradigma que han ocurrido en la élite de este deporte?

¿Hasta qué punto el dopaje pudo haber influido en ese esplendor de resultados sostenido cuando tantas figuras de estos últimos 20 años estuvieron involucradas en diferentes casos? Joan Llaneras, Iban Mayo, Igor González Galdeano, Santi Pérez, Roberto Heras, Igor Astarloa, Oscar Sevilla, y por supuesto en su momento Valverde y Contador, entre muchos más.

Es evidente que muchas de las grandes figuras italianas contemporáneas también tuvieron escándalos de dopaje durante la misma época: Pantani, Basso, Cunego, Di Luca, Petacchi, Cipollini, Garzelli, etcétera; (casualmente Italia tras el inminente retiro de Nibali vive un panorama similar al menos en vueltómanos) pero es sensato pensar que quizás en los dos países el uso de esas malas prácticas en los noventas y en la primera década de este siglo sobre todo, tuvo un gran incremento en el número de victorias de sus corredores. Desde que los controles se han extremado siguen ganando, pero ya no con tanta asiduidad, insultante facilidad y cantidad, y esa gloria queda reservada solo para los superclases que antes de su positivo ganaban y después ya hipercontrolados (Valverde, Contador) siguieron ganando igual. Los que la calidad natural no les daba para tanto, simplemente desaparecieron del mapa.

Pero explicar esta increíble bajada generalizada de nivel y resultados en el pelotón español solo con el dopaje seria  de un reduccionismo extremo, simplificar el problema. Sí, en un pasado reciente hubo serios problemas de dopaje en España pero eso ya es historia, hoy en día todos los profesionales -al menos en el WT-están super controlados, lo que ves en enorme medida es lo que hay.

Algo se está haciendo mal en la Federación y en la formación de los jóvenes. Países europeos con mucha tradición también, -y otros con no tanta- siguen sacando cada año extraordinarios corredores con mucha progresión y resultados inmediatos (Van der Poel, Evenepoel, Pogacar…) pero ese gran campeón español no se ve todavía, y los corredores siguen madurando muy tarde y para cuando lo hacen, los cada vez más precoces campeones ya les han comido la moral y ganado galones en los equipos.

Las actuales esperanzas son el joven de 19 años Carlos Rodríguez que recien aterrizó en INEOS luego de deslumbrar como juvenil. También Juan Ayuso (17) fichado este año por UAE-Team Emirates. De la misma forma pinta bien Igor Arrieta (17) y Fernando Tercero Lopez (18). Pero el problema que se encuentran estos corredores españoles al llegar al World Tour es que los ciclistas de su edad del resto de países hoy en día ya dan resultados con victorias de prestigioso desde los 20 años: Sosa, Bernal, Pogacar, Remco… ya son figuras en sus equipos, han ganado cosas importantes ante los profesionales experimentados sin abandonar todavía la categoría sub 23. Como no destaquen rápido se encontrarán con la parrilla de lideres completa en sus respectivas escuadras por jerarquía, ya colmada de jóvenes laureados casi de la misma edad de ellos. Así es dificil reclamar oportunidades de protagonismo.

Una vez se retire Valverde, de los actuales, por muy buena condición que tengan Landa, Izagirre, Soler o Mas, no les ve uno ese gen superior de los campeones natos, ese instinto asesino y sobradas condiciones unidas a mentalidad y regularidad que hicieron grande el ciclismo español hasta hace muy pocos años. Es una pena, en una nación con una de las mejores aficiones del mundo y con una pasión enorme por este deporte. Pero los tiempos del ciclismo han cambiado muy rápido y España aún no ha sabido adaptarse.

Oscar Trujillo Marín

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