El manager de Pogacar silenció testigos por su caso de dopaje

Nuevas revelaciones de una investigación en Francia. El manager de Pogacar silenció testigos por su caso de dopaje.

Con el auge de Tadej Pogacar, Jonas Vingegaard y compañía, es obvio que el público del ciclismo se renueva. Y gran parte del mismo no conoce detalles que a veces, aunque tristes, es conveniente saber.

Por caso, uno de los grandes males de este deporte ha sido el dopaje, y es algo paradójico que quienes mueven los hilos del pelotón tengan -casi sin excepción- algún vínculo pasado con las peores prácticas.

Recientemente, un caso ha resonado más que cualquier otro por tratarse -posiblemente- del personaje con más poder del ciclismo actual. Se trata de Mauro Gianetti, el CEO de UAE Team o, dicho de otro modo, el jefe absoluto del mejor equipo con el ciclista más poderoso.

Efectivamente, el patrón de Pogacar protagonizó en los 90 un episodio tristísimo que pasó a la historia, aún cuando él quiso taparlo. Hace poco una investigación descubrió que el suizo llegó a editar la página de Wikipedia sobre su persona, en el apartado sobre el dopaje, más de una docena de veces para eliminar los detalles que lo incriminaban.

Pero eso poco comparado con lo que Radio France reveló en las últimas horas.

Contexto

Antes de explicar qué hizo Gianetti para silenciar testigos, es bueno conocer los hechos previos. Ciclista profesional entre mediados de los 80 y principios de los 2000, Mauro era conocido por ser un buen corredor pero nada extraordinario.

Por ese entonces sus logros más importantes eran un 5to puesto en un Mundial y la Milano-Turín. Fue entonces, ya en su madurez, que algo cambió porque de pronto empezó a sobresalir en el pelotón.

Corría 1995 y Mauro ganó dos clásicas muy duras en una semana: Amstel y Lieja. En ese año, -según indica el periodista Pierre Carrey- “el mundo del ciclismo cambió por completo” pues “los últimos equipos que no habían probado la EPO iban a empezar a utilizarla”.

Otros resultados interesantes siguieron sin novedad -en el medio cambio de equipo de Polti a FDJ-, hasta el reconocido incidente del Tour de Romandía, el 8 de mayo de 1998.

Gianetti colapsó en plena carrera y fue internado de urgencia con sus órganos vitales afectados. Lo indujeron a un coma. Para salvar su vida, debió confesar a los médicos que había recibido una inyección intravenosa de perfluorocarbono (PFC), burdamente explicado, un producto que enriquecía la oxigenación en sangre. ¿La versión oficial dada por Gianetti en ese entonces? Una “alergia” que le había causado una “infección de las vías respiratorias”.

Alertados por el hecho y la peligrosidad del mismo, los médicos decidieron denunciar la situación a la justicia y, en resumen, se autorizó romper el secreto profesional para ser utilizado en la corte.

Gianetti, ¿el mafioso?

¿Qué hizo entonces el ahora director de Pogacar? Desde que supo que había una investigación penal, apeló rápidamente contra el levantamiento del secreto médico y el fallo, a su favor, bloqueó cualquier investigación e impidió que se hiciera público lo que le había pasado. Es más, quiso declararse víctima para tener acceso a cualquier movimiento en los legajos (junto con las declaraciones de testigos) y así poder anticiparse siempre.

“Había un deseo por su parte de encubrir las cosas. Claramente, quería involucrarse en el proceso para averiguar quién había testificado en su contra”, indicó una fuente judicial.

No se detuvo allí y, según averiguó Radio France, inició acciones legales a los dos médicos de la Universidad de Lausana que habían iniciado una denuncia a la justicia por sospecha de dopaje. Cuando en 1998, Le Monde publicó la información sobre su caso, Gianetti envió órdenes de pago a los galenos: 3 millones de francos suizos al Dr. Gérald Grémion, 900 mil al Dr. Jean-Pierre Randin.

Según la ley helvética, es un modo de reclamar daños y perjuicios. Ese tipo de medidas se mantienen en el tiempo y, por ejemplo salen a la luz si el demandado pide un préstamo al banco, bloqueándolo. Cuando el doctor Grémion quiso comprarse una casa en 2003, un banco le negó el préstamo por considerar que le debía a Gianetti tres millones de francos suizos. Por tanto se vio obligado a negociar con el abogado del ex ciclista para que este retirara los cargos.

“A cambio, tuve que prometer nunca hablar públicamente sobre esta persona y me mantengo así”, dijo a Radio France, sin mencionar a Gianetti. “Se podría decir que compró mi silencio. Es el privilegio de quienes tienen cierto poder, pueden callar a quien quieran de cualquier forma”, añadió el médico.

Por su parte, la justicia no pudo determinar el origen del perfluorocarbono utilizado y el caso fue desestimado en 2002, liberando al protagonista de todo cargo. Nunca se pudo determinar, por ende, de donde vino el PFC que utilizó Gianetti. El producto -cabe mencionar- no estaba disponible comercialmente y sólo se encontraba en ensayos clínicos en hospitales porque, en ese entonces, se consideraba como un posible tratamiento para la anemia y las hemorragias. Debido a la peligrosidad, nunca obtuvo autorización de comercialización.

Omertá

Para completar el escenario, la investigación le dio lugar a réplica a Gianetti -quien no respondió- lo mismo que a su abogado. Adicionalmente, UAE Team se negó a dar declaraciones al respecto.

Marc Madiot, mánager de FDJ (equipo en el que corría cuando colapsó) evitó profundizar en los hechos bajo la excusa de que declaró en su momento todo lo que se le había preguntado. Eso sí, expulsó a Gianetti de su escuadra a fines de 1998.

Incluso el director del Tour de France -Christian Prudhomme- lo mencionó alguna vez en el marco del escándalo de Saunier Duval -equipo que Gianetti dirigió- por el positivo por EPO de Riccardo Riccó en 2008. Claro, Gianetti era director allí junto a Matxin. “No es un dechado de virtudes”, refirió Pudhomme.

Todos lo saben, nadie hace nada. Pero ese es el hombre detrás de la estructura más poderosa del World Tour y del mejor ciclista en décadas.

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