Por Oscar Trujillo Marín
Rudy Molard (30 años) es un corredor francés que ha destacado como gregario en la alta montaña para Pinot en las filas del Groupama-FDJ desde hace 4 temporadas. Por esta sacrificada razón, quizás su palmarés no es más amplio a pesar de sus buenas y naturales condiciones para la escalada. Pero hoy está aquí por otras razones más importantes que sus cualidades y virtudes para el ciclismo.
Hay personas ultra conservadoras, exegéticas, cuadriculadas que estando bien ellas el resto de la humanidad les da igual, que intentan de manera obsesiva que se separe siempre el compromiso político y social de cualquier otro aspecto de la vida, como si fuera un tabú tocarlos, como si esos temas fueran solo asuntos para políticos y “analistas” profesionales (cuya calidad ética, en su mayoría, deja mucho que desear) y en manos de “expertos” a sueldo en mantener el statu quo intacto; y uno tuviera que dedicarse a vivir su vida solo trabajando como un obediente Cyborg, viendo Facebook y Netflix por las noches y fines de semana y esperando que sean siempre otros los que toman las decisiones que nos afectan a todos, o que sean otros los que se apersonen para intentar “cambiar” el mundo en procura de hacerlo más amable, igualitario y justo.
Molard, antes que ciclista, es un ser humano comprometido. En su página de Facebook hizo pública una noble causa de la que es protagonista y en la que utiliza su nombre y fama como gancho para promocionarla y captar financiación. El Campamento de Entrenamiento de Ciclismo Rudy Molard en Kenia… ¡ya es una realidad!. El corredor francés, que hace poco prolongó su contrato con la formación gala hasta 2024, colabora desde hace un tiempo con la asociación humanitaria Fungana para sacar adelante este admirable proyecto.
“Para esto, crearemos una pista de ciclismo, proporcionaremos las bicicletas, el equipamiento adecuado, y formaremos a un entrenador en el sitio, en una zona bastante marginal y necesitada de Kenia”, explicó Molard. “El lanzamiento de este proyecto no hubiera sido posible sin la ayuda de la asociación humanitaria Fungana, que ya ha hecho mucho allí, especialmente para mejorar la vida cotidiana de los niños (creación de instalaciones sanitarias, comedores, etc.) Para financiar este hermoso proyecto, hemos creado una bicicleta edición especial y unos uniformes como los que lleva la asociación en Kenia, que si los compras las utilidades van para la causa. Además, por esas compras puedes obtener un 66% de reducción de impuestos. Si la causa les toca, ¡no duden en apoyarnos!”.
Otros ciclistas (no tantos como uno quisiera a pesar de que muchos ganan bastante bien) también han utilizado parte de sus recursos propios, tiempo y nombre para atraer mecenas y patrocinio en procura de darle a muchos niños y jóvenes con alto riesgo de marginalidad y exclusión social una oportunidad de engancharse a un futuro mejor a través del deporte. Lo duro es pensar que no necesariamente son los más famosos, los más mediáticos o los que más dinero ganan.
A veces, algunos lectores anclados en el espectro reaccionario, (o en el cinismo más indiferente) se han quejado de que algunas notas que salen de este espacio en las opiniones o análisis incluyan compromiso político y social, aunque sea situadas en un contexto necesario para entender los hechos; pretenden que uno escriba tapándose la nariz ante la podredumbre e infamias y solo les de su dosis diaria gratuita de evasión acrítica.
Pero Rudy Molard y otras personas entendemos que el deporte es parte inseparable de un todo y la urgencia por subvertir tanta injusticia, abuso e iniquidad en este mundo no están reñidas. Hay muchos espacios donde se encuentra información acerca del ciclismo escueta, notarial, como un frío telegrama, sin análisis ni contexto, que podría producir incluso un bot. El que quiera información aséptica, limpia de dolorosa realidad, el que quiera noticias empaquetadas en presentación de simple evasión tiene otros maravillosos espacios estandarizados donde las pueda encontrar.
«Ante las atrocidades tenemos que tomar partido, la neutralidad ayuda al opresor y nunca a la víctima y el silencio favorece siempre al verdugo», dijo alguna vez al escritor y Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel, quien por cierto fue sobreviviente a un campo de concentración durante el holocausto nazi.
De pequeños nos mal educaron para no cuestionar el poder y la autoridad siempre, nos decían que de política y religión no se debía hablar para no perder la tranquilidad, que eso eran temas para expertos, siempre para otros escenarios distintos y ninguno nunca era el adecuado. Y así nos ha ido. Necesitamos más personas críticas, con compromiso político y social: más Rudys Molards en el ciclismo, en el fútbol, en la banca, en la farándula en las empresas en las calles… en todas partes.
Oscar Trujillo Marín
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