Ciclismo Internacional

Ganna: ¿Por qué desaprovechar lo que la naturaleza le dio?

Por @pmpalermo

Antes de la pandemia, Filippo Ganna soñaba con intentar el Récord de la hora esta temporada y, para ello, tenía esperanzas de que el Team INEOS lo llevara a una gran vuelta. Según explicó, necesita fondo para alcanzar o superar la marca establecida por Victor Campenaerts.

Foto: Bas Czerwinski/Getty Images

Por supuesto, el coronavirus no entiende de anhelos personales y echó por tierra los planes del italiano. Sin embargo, el enorme atleta encontró nuevas motivaciones enseguida. Y en este caso, más vinculadas con sus preferencias personales como amante de las clásicas que es.

Ganna, dueño de una planta imponente (1.93 m y 76 kg), quiere ganar la París-Roubaix como su ídolo de la infancia, Tom Boonen. Fácil decirlo y, como él mismo comprobó ya, difícil de conseguir. Aunque se quedó con la edición Sub23 en 2016, la suerte no ha sido ni parecida desde su salto al profesionalismo.

Arribó fuera del tiempo límite en 2018 y directamente no terminó una campaña después. Clara evidencia de que no alcanza con un cuerpo portentoso y disponer de vatios suficientes como para arrastrar una carreta. No en el Infierno del Norte, donde sólo excepciones han brillado entre auténticos guerreros, gente endurecida por años de castigo en las piedras.

“Quiero intentarlo”, dijo a Cycling Weekly. “Me encantan las clásicas pero es muy difícil. Debes tener experiencia, buenas piernas y mucha suerte. En los adoquines puedes pinchar o romper la bici en cualquier momento”, expresó el joven pedalista de 23 años.

Pero el italiano está lleno de sorpresas o, tal vez, de las dudas existenciales que suelen asaltar a las personas a su edad. Tiene profesión, pero le falta especializarse y un amplio panorama se abre ante él. O eso le han dicho o hecho creer.

La cuestión es que también analiza probar fortuna en las grandes vueltas. Por más increíble que suene, así lo reconoció él mismo que, al menos, está en el equipo ideal de cara a tamaña empresa. “Luego de vueltas de una semana termino impresionado (y cansado) y me pregunto cómo hacen los vueltómanos para cotinuar otras dos semanas, y mejorando. Parece imposible”, refirió.

Foto: UCI

“Wiggins empezó en la pista y ajustó su cuerpo hasta ganar el Tour”, siguió. “Lo mismo Thomas. No sé si yo pueda cambiar, pero lo que sí quiero es mejorar y fortalecer mi cuerpo”, completó Ganna, estrella y campeón mundial de persecución individual en la Pista.

¿Por qué desaprovechar lo que la naturaleza le dio?

Nada es imposible. Frase hecha si las hay que, eventualmente, unos pocos se han encargado de ratificar. Pero claro, no es lo mismo que un ignoto escalador colombiano -críado a 2500 msnm- diga eso a que lo haga un auténtico tanque de guerra. La naturaleza está a favor del primero en estas lides, sin duda.

Aún así, INEOS se ha encargado de cambiar los paradigmas reinantes y los dos ejemplos mencionados por Ganna son los más elocuentes. Si va a hacer un asalto a las rondas de tres semanas, es su oportunidad. Por supuesto, las probabilidades están en su contra.

Tiene 23 años -igual que Bernal- y ni siquiera tomó la salida en una grande. A su favor: Froome había celebrado la misma cantidad de cumpleaños cuando partió en el Tour 2008, su estreno en carreras del género. Thomas lo hizo un poco antes, con 21.

La historia misma está construida con ejemplos y sus excepciones. Ganna puede pasar la próxima década sacrificándose como lo hizo Wiggo, quien fue piedra fundacional de Sky y casi que no tuvo elección. Sir Bradley lo consiguió, pero a un precio altísimo que incluyó adquirir todo lo que no tenía por herencia.

Entrenó incansablemente para perder peso, hizo sesiones de rodillo encerrado en un invernadero con estufas hasta desmayarse de cara al verano francés, recibió paquetes sospechosos y convivió con una presión insalubre. Y como ese, varios ejemplos más. Todos -si se quiere- sin necesidad, pues era una estrella en la pista que, tan pronto llegó a la cima, inició el descenso por el enorme peaje que debió pagar en lo físico y lo mental.

Ganna podría seguir ese mismo derrotero. O también podría aprovechar y potenciar lo que la genética sí le dio: una capacidad rodadora impresionante que, sin exagerar, puede catapultarlo a cotas de figura. ¿Cómo? Yendo por el cetro -hoy vacante- que dejaron Rogers, Martin y Cancellara como mejores contrarrelojistas del planeta.

Ganna debe acudir a las grandes, pero a rodarse e incrementar su resistencia. Lo demás caerá solo: Récord de la hora, cronos mundialistas y, quizás, alguna clásica. Obviamente, no será nada sencillo superar el corte en una formación tan especializada como la suya que respira por las tres vueltas top y cuenta, a día de hoy, con cantidad de capos jóvenes. Con presente y futuro cubiertos, ¿por qué añadir a Filippo a una ecuación resuelta?

Otro problema es su ADN italiano -como el español o el francés- forjado por y para Giro, Tour y Vuelta. Si puede dejar de lado esos preconceptos ridículos y, en consecuencia, de perder tiempo en análisis extraños, entonces crecerá lo que le falta en su disciplina. Por lógica pura, está más cerca del Velódromo de Roubaix que de los Campos Elíseos.

Para los adoquines ya tiene la infraestructura y le falta algo de técnica y experiencia. Para París echa en falta todo: correr una grande (varias), bajar de peso, aprender a escalar y seguir haciendo cronos top sin que el bajón en la báscula lo resienta.

Por lo visto, este es un buen momento para recordar que el ciclismo está compuesto por mucho más que Giro, Tour y Vuelta. Los Monumentos son tanto o más importantes y, desde ya hace muchos años, más atractivos. Y si Ganna quiere un lugar en la historia, lo tiene más directo (y sano) en la lucha contra el tiempo.

Pablo Martín Palermo

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