Ciclismo Internacional

Johan Bruyneel: “Te adaptabas y te dopabas, o desaparecías”

Por @amatiz12

La cultura del dopaje siempre presente en el ciclismo, vivió su época oscura a finales de los 90’s y principios del 2000 con los famosos casos detectados que desencadenaron en un abrupto cambio de visión sobre el ciclismo. Su gran protagonista, Lance Armstrong, estuvo bajo la batuta de Johan Bruyneel, quien puso en dimensión el significado del dopaje por aquellas épocas y la complicidad de varias fichas del rompecabezas para no manchar el espectáculo vendido al público.

El dopaje, en ese momento, era una de las reglas del juego, sólo que no estaba escrita. Todos corríamos el riesgo de que algún día alguien rompiera la ley del silencio. Nunca pensé que iba a conducir a tal implacable contra Lance y yo. En un momento, se necesitó a alguna celebridad para dar el ejemplo, para ser sacrificado, y Armstrong era el objetivo perfecto“, acotó en conversación con la revista Eddy, del diario Wilfried.

Chocar con los propios valores éticos, impulsado por la necesidad de no hacer insignificante el esfuerzo para llegar a profesionales, era la única alternativa para sobrellevar la práctica sobre pedales. Ya, cuando llegas a los profesionales, te integras a un mundo que muy rápidamente te pone frente a un dilema: o te adaptabas y te dopabas, o desaparecías. El primer año es difícil, pero aguantas, luego te das cuenta durante tu segundo año que los que estaban contigo en los amateurs, ahora te dejan. De repente, ves chicos a tu alrededor que se convierten en máquinas en el Tour de Francia. bueno, ¿qué estás haciendo? dices que no, pero luego sabes que estás fracasando, renuncias a tu trabajo, a tu vocación, tiras esos largos años de sufrimiento y penuria para llegar al pelotón profesional”.

Conforme avanzó el tiempo y se dio su transición de ciclista a director deportivo, hubo una evolución para el uso de nuevas sustancias. “Cuando era corredor profesional, primero fueron las inyecciones de recuperación, cortisona, testosterona. Luego, como director deportivo, fue EPO. Dejé de correr en 1998, me convertí en director deportivo en 1999, así que obviamente nada había cambiado. Había directores deportivos que sabían muy bien lo que pasaba, pero preferían actuar como si nada para no ser atrapados, pero yo sabía muy bien que con o sin el consentimiento del equipo, mis corredores se iban a dopar de todos modos. Así que sugerí poner un marco. Cuando lo comencé, todavía no había un control de EPO. Solo teníamos que respetar el límite de hematocrito del 50% “, describió el belga.

Señala el pleno conocimiento de los dirigentes de la UCI sobre las sustancias, aunque los justifica por la escases de sistemas para detectar los casos. “Por supuesto que lo sabían. Pero hicieron todo lo que estuvo a su alcance. No existía un método clínico para detectar la EPO, por lo que introdujeron la regla del hematocrito limitado al 50%, lo que demuestra que sabían que el producto dopante estaba circulando”. 

Asegura que hoy en día, la forma de percibir el tema es diferente, aparentemente es más limpia y que en especial los jóvenes, trabajan bajo otra doctrina donde rechazan cualquier tipo de ayuda. “Estoy observando un cambio de mentalidad. Los jóvenes, hoy, ni siquiera se les debería hablar del dopaje. No entra en su razonamiento, es completamente ajeno a su cultura. Incluso las vitaminas. Ya es limitado“, afirmó Bruyneel, pese a que sus creencias choquen con recientes declaraciones que apuntaban al uso de pastillas y vitaminas desde las categorías formativas.

Alejandro Matiz

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