Kelderman: “De Junior era fácil, como profesional tuve que anular la espontaneidad de la vida”
Por Oscar Trujillo Marín
Cuando en 2014 estando aún Contador a un nivel muy alto y Froome en el esplendor máximo de su carrera, unas semanas antes del Tour -en el Criterium Dauphiné- se daban este par de mitos leña en las montañas, de repente un chico neerlandés de 23 años, que venía de hacer séptimo en el Giro de Italia, parecía ser el único que podía aguantarles. Era Wilco Kelderman, que al final terminó cuarto en esa edición de la prueba francesa.
El joven, por esos años en las filas de Belkin, mostró unas sólidas credenciales, ya no como una promesa, sino como una realidad: un vueltómano de élite capaz de subir con los mejores, excelente rodador y con muy buena condición para las cronos. El próximo paso inevitable era el podio o cuando menos instalarse por derecho propio en esa élite. Era solo cuestión de tiempo.
Sin embargo, salvo un cuarto puesto en la Vuelta a España en 2017 (mismo año en que estaba “volando” en el Giro como segunda espada de Dumoulin pero tuvo que retirarse tras una caída) y un séptimo lugar el año pasado también en la ronda ibérica, su poderío y progresión se han ido diluyendo entre una obstinada serie de caídas y una proclividad al infortunio que no se explica solo con la mala suerte.
Wilco, a los 29 años parece estar de vuelta ya. Da la sensación que a la edad que antes los grandes ciclistas casi que apenas estaban explotando él ya no encuentra su sitio entre los mejores. Esta semana en una visceral y franca entrevista para AD, reveló algunas claves de este, cuando menos, insólito desperdicio de cualidades.
“El ciclismo es un juego mental. Tienes que estar dispuesto a renunciar, insistir y profundizar. Necesitas estar mentalmente fresco para eso. La concentración debe ser absoluta, siempre. No fue hasta que me fui a Sunweb, en 2017, que hice el cambio de chip. Todavía soy un niño introvertido, pero ahora tengo claro lo que encuentro y siento”, empezó el neerlandés tomando el toro por los cuernos. Su problema nunca ha sido de nivel físico para estar en la élite, eso está fuera de toda duda.
¿Por qué siendo un evidente talento que posee lo más difícil que es ir bien en montaña y cronos, que tiene un físico y anatomía privilegiadas para este deporte no terminó de explotar y ha sido imposible que se meta en la pelea de una gran vuelta? ¿Por qué siempre le pasa algo cuando mejor está? ¿Por qué se ha caído tanto? (ha tenido fracturas de clavícula, hasta en 6 ocasiones) ¿Es solo mala suerte?
“Terminé séptimo en el Giro de 2014 con 22 años, ese mismo curso en el Dauphiné 2014 brillé ante los más grandes en una carrera muy complicada, entonces pensé: ahora voy al siguiente paso. Pero después las cosas salieron un poco mal ese verano. Empecé a hablar de más. En lugar de construir donde estaba, me creía más de lo que había demostrado. Luego las críticas me afectaban demasiado”, reveló el holandés, confirmando un común denominador en muchos deportistas en los que su alfabetización emocional no acompaña en la misma medida a un extraordinario talento físico.
Luego Kelderman explica con mucha humildad y honestidad cómo es la presión que vive un crack juvenil con todos los ojos y expectativas puestas encima de alguien tan emocionalmente inmaduro aún: “Al principio, el ciclismo es bastante fácil. Con los juniors, entrenaba tres veces por semana y podía ganar con facilidad el domingo. Cenábamos lo que queríamos en nuestras casas, comíamos papas fritas entre semana. Luego llegado a profesional entre los grandes ya no bastaba. Había que controlar obsesivamente el peso, medir las calorías escrutar cada mínimo esfuerzo, anular la espontaneidad de la vida…”, reconoció el corredor de Sunweb. En esa transición es que el atleta mentalmente frágil suele naufragar. No es fácil renunciar a la vida de niño siéndolo aún.
“No fui honesto conmigo mismo y con mi entrenador. Al principio mentía sobre mi comida, comía de más cuando estaba muy cansado. En la carrera me distraía, se me pasaba la hora, no me alimentaba lo suficiente a veces en pleno esfuerzo y lo pagué. No era que fuera malo en absoluto, sino que me faltaba algo”
Ese algo, quizás es el mismo “algo” que les ha faltado a lo largo de su carrera a Porte, Landa, Pinot, Zakarin, en su momento van Garderen, etcétera. Corredores que han empezado pegando muy fuerte con destacadas exhibiciones en grandes vueltas, que tienen un don, un evidente talento natural para este deporte, que siempre están allí… pero no terminan de dar el último paso.
Ciclistas cuyas cualidades como vueltómanos -y sobre todo escaladores- están por encima de cualquier duda, que cuando están bien le pueden ganar a cualquiera, pero que de forma casual tienen mucho más proclividad a caerse; a tener percances inoportunos o un día malo en el peor momento; o fallan siempre ante los grandes retos cuando tienen la forma ideal para alcanzar el podio o asaltar el liderato final; sufren –algunos- pánico a los descensos y se dejan sus opciones, otros llevan fatal las críticas, otros hablan demasiado y se meten más presión de la cuenta.
¿Qué tanto juega la psique en forjar y mantener el nivel de un gran campeón? ¿Por qué corredores claramente inferiores en sus prestaciones de vueltómanos completos (o de excelentes escaladores como Landa) se han llevado grandes vueltas en varias ocasiones durante la historia de este deporte? ¿Y por qué estos mucho más contrastados que no han sido flor de un día, permanecen en una montaña rusa de brillos esporádicos alternados con oscuridad producto de súbitos desvanecimientos y fieles desgracias no lo han podido hacer?
Preguntado acerca de qué papel ha ejercido la presión sobre él, Kelderman se sinceró: “al principio todos decían que era bueno que tenía una gran vuelta a mi alcance. Entonces yo mismo me presioné que tenía que hacerlo ya. Una vez que fui jefe de filas y tuve que llevar al equipo, comencé a preguntarme: ¿Realmente es factible lo que dicen? Ahí es cuando surgen las dudas, inseguridades, la ansiedad y aparecen los pequeños fallos. Ahora soy más realista. Sueño menos”, explicó el corredor neerlandés.
Es muy raro (y admirable) que ciclista alguno reconozca que no ha llegado más lejos por su propia responsabilidad. Lidiar con la fama y lo que espera de ti la gente no es fácil, si no nada más mirar como terminan la mayoría de más exitosos cantantes de rock o actores precoces muy famosos.
El corredor nacido en Amerfoorst explica por qué las caídas e infortunios actúan como una serpiente que se muerde la cola: te caes con frecuencia y pierdes confianza, y no tienes confianza porque te caes seguido. Van minando la seguridad y se terminan casi que en una profecía autocumplida: ante el gran objetivo o la competencia con más presión siempre me pasa algo… Y efectivamente se repite la dinámica accidentada y termina pasando algo. El corredor mentalmente frágil “se come” la cabeza más de la cuenta dándole vueltas a su inexplicable mala suerte y eso afecta su calma y fiabilidad.
“Tal vez he pasado demasiado tiempo lesionado, parado. Si no puedes correr ni hacer mayor cosa, tienes mucho tiempo para pensar, analizar y reflexionar. Estaba cayendo cuando mejor iba o mejor me sentía y volviendo de nuevo, se convirtió en una desagradable rutina. Ahora por una vez en mi vida profesional he estado entrenando durante meses sin problemas físicos. Mi cuerpo se siente diferente. Es solo eso lo que necesito, rodar por mucho tiempo sin caídas, sin percances, sin fracturas”, afirmó Kelderman. “Sin sorpresas”, como cantaría Radiohead.
¿Por qué se producen tantas caídas en unos y en otros no? ¿Por qué Sagan se cae tan poco? ¿Déficit en formación técnica? ¿falta de pericia? ¿Miedo o ansiedad ante situaciones de enorme presión? ¿No saber medir las fuerzas, demasiado ímpetu sin control? ¿Pánico a las bajadas?
“Por varios factores te puedes ir al suelo: neumáticos demasiado duros, mancha de aceite, hueco que no se ve, un parpadeo inoportuno, o como en mi caso a veces no siento mi propio límite. El año pasado me rompí el cuello en la Volta a Catalunya. No tenía ninguna necesidad de arriesgar tanto, no disputaba la general, me puse a tirar como un loco para que Michael Matthews aspirara a ganar la etapa”, contó Wilco.
“No quería ahorrarme nada y luego me caí en una rotonda. En retrospectiva, podría haber permanecido en el pelotón, tengo un nombre dentro del equipo -nadie me hubiese dicho nada- y rodar hasta el final. Pero no lo hice. A veces pienso que necesito aprender a ser egoísta en carrera, pensar más en mí mismo en momentos como ese”. Pocas veces los corredores van más allá de las respuestas cliché y los lugares comunes nos dejan ver tanto. Se agradece que podamos conocer este problema desde dentro.
Debe ser demasiado frustrante para este tipo de corredores que nadie dude de sus enormes capacidades y que aún así, no terminen de traducirlo en victorias acordes con su extraordinario potencial. Lo que es peor, que ellos mismos sepan que son buenos y nunca llegue ese gran reconocimiento para tanto esfuerzo.
“Siempre vivo para ello, siempre entreno para ello. Tengo un alto nivel básico. Siempre soy bueno, pero nunca me destaco. Tampoco soy realmente un killer, carezco de esa punta de velocidad en el tramo final. También me encanta ayudar a alguien a ganar. A veces lo disfruto más que estar en primer plano yo mismo. De vez en cuando debería ser más un imbécil en la carrera, pero luego pienso: ¿para eso me han educado? ¿me sentiría feliz siendo un tipo que afuera despreciaría? ¿Voy a poner toda mi energía en ello?”.
Es más estructural, más profundo de lo que parece. Pero esta última reflexión invita a replantear el concepto de éxito.
Oscar Trujillo Marín¿Te gusta lo que hacemos? seguínos en Instagram y TwitterSumate en facebook: Ciclismo Internacional
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Muy interesantes las reflexiones de Kelderman, yo mismo confieso que cuando pasó a profesionales pensé que el realmente bueno era el y no Tom Dumoulin (de esa camada del rabobank sub 23 me refiero), y ya viendo el equilibrio crono/montaña que mostraba en sus inicios y desmostrándolo muy pronto en grandes escenarios como el Giro y el Dauphiné, meije este tiene pinta de ser el holandés vueltómano top superando a los anteriores Gesink, Mollema y Kruijswijk, me parecía el más completo y el de más clase y elegancia (aunque esto es muy subjetivo) y sin embargo mira entre la presión y sus caídas constantes ha acabado siendo inferior a todos estos y por supuesto a Dumoulin. De todas formas si ha demostrado en ocasiones que todavía tiene lo que hay que tener para estar al menos en los puestos delanteros en vueltas de una semana y la Vuelta a España, a ver si se mantiene sano mental y fisicamente y acaba peleando el podium de una grande como en la Vuelta de 2017 ahora que está alejado de los focos y casi nadie se lo espera.
Excelente Oscar… invita a la reflexión profunda y silenciosa esta nota, pero no aguanto las ganas de opinar…
Me encanta que Wilco, al que siempre lo tengo en el concepto de un grande, desnude su alma y tu lo dijiste en algún sector, se necesita ser muy valiente para no sacar disculpas o echarle la culpa a otros de nuestros reveses (es lo más fácil).
Hay tantas temáticas cheveres que se tocan aquí como la disciplina de hierro (froome, bernal, bala…..) la mentalidad fuerte, sobre todo en las desgracias y soporta Wilco mi teoría de que la mala suerte es causalidad y no casualidad, sin embargo para el ser humano es más fácil decir que son pruebas de su dios de turno…
Ojalá esta columna de para que compartamos opiniones y construyamos más conocimiento acerca de porqué, teniendo todo para llegar, a veces no se llega… y ojalá no sea cayendo en facilismo como que por el billar o por hablar mucho, o por egos, o cualquier otra cosa que se nombre sin un contexto, ya que esta ecuación tiene muchas variables y hoy estamos explorando algunas….
Otra cosa que me quedó de esta nota y de la que hoy mismo hice con Kuss es lo preparados que están los corredores de Europa o USA. Es un placer escucharlos o leerlos. Tienen mucha cabeza.
Muy cierto, la mayoría son muy centrados, saben que eso es un trabajo y tienen que asumir esa responsabilidad, es muy importante no dejar que los humos se le suban a la cabeza porque si eso pasa, llegarán los errores y los descalabros. Saludos Palermo.
Si muy buena nota… tal vez influye mucho que para los europeos el ciclismo es por convicción, aquí para muchos es una buena opción…
Entrenaba algunas veces con chicos muy talentosos, pero un común denominador era la precaria situación económica… algunos pidiendo hasta tubulares usados y uniformes… entonces ser uno centrado con el estomago vacío es muy berraco… por eso algunos no pudieron llegar a mostrarse o se mostraron y perdieron su oportunidad por errores tontos de decisiones equivocadas.
O sea, además de fortalecer la parte mental desde los hogares, los colegios y las escuelas de formación, es importante asegurar patrocinios.. y no tiene que ser la empresa grande para tener un super equipo… Aquí creo que me lee un amigo pensionado que patrocina un chico, en uniformes, repuestos e inscripciones… es un esfuerzo pequeño pero gigantesco… si cada uno de los que podemos hiciéramos eso y apadrinamos un chico humilde y talentoso para el ciclismo, haríamos la diferencia….
Arturo, este artículo también nos enseña que muchos con clase se quedan en el camino o a medio camino. Son pocos los elegidos. Por eso, llamar “monstruo” a un chico de 19, 20, 21, 22 o 23 años, es bastante prematuro. No se pueden consagrar antes de tiempo. El apelativo que les queramos dar como consagrados se debe hacer al final de una carrera o cuando han confirmado y requetecomprobado lo bueno que son.
Wilco, Leopold Konig, Majka, eran hombres que a los 23 años hacían presumir que podrian ganar una GV antes de los 25.
Por más calidad que tengan los pibes, hay que dejarlos hacer su carrera profesional…
Definitivamente, es otra sociedad la europea o estadounidense, es gente con posibilidad de estudiar, de una mejor formación cultural. Infortunadamente en nuestro medio (hablo de Colombia) la mayoría de nuestros ciclistas son chicos muy humildes, que tienen que trabajar desde niños o muy jóvenes, en donde además, la educación rural es de una calidad muy pobre (lo digo porque conozco bien ese tema) y finalmente, la desigualdad social es muy marcada, no hay espacios, no hay tiempo, no hay dinero para culturizarse. La meta diaria es sobrevivir. Asi que estos chicos llegan con una educación muy básica.
Ese juego mental del que habla Wilco es Verdad y se vive en absolutamente todos los deportes y se hive dentro y fuera de competencia
Fui atleta profesional junior elite , 3 veces seleccion nacional y campeon centroamericano x equipos , asi como infinitas medallas nacionales e internacionales , todo esto entre los 11 hasta los 15 años … por diversos motivos incluidas lesiones a los 18 años ya no queria saber del deporte, y cuando quise volver a los 22 ya habia perdido mucho tiempo y forma con mis rivales y lo abandone definitivamente
en ese momento me di cuenta de la verdadera importancia que tiene la asistencia psicologica y la ayuda externa para poder estar siempre en la elite
si tienes talento subir es muy facil, lo dificil es mantenerse ahi y mejorarse cada vez
casos iguales conozco por millares y aca en Colombia fallamos bastante en ese proceso Mental, no todo es solo musculo, potencia o tecnica
Muy buena nota, ojala muchos puedan sacar algo valioso de estas palabras tan sinceras de Kelderman y de los miles de ejemplos similares que hay
Te falto fue gasofia extra
Cuerpo, mente y espíritu, si alguna de estas falta o falla la llegada a la cima es esquiva. Un análisis introspectivo muy maduro el de Wilko, de hecho hasta la presente fecha ni siquiera es tenido en cuenta para la mayoría de medios como el jefe de filas para las GV’s de este año (si es que se realizan). Creo que mirando el vaso medio lleno, para él ha sido valioso el tiempo de la pandemia y se ha regalado esta profunda autoevaluación. Esperemos que los resultados se empiecen a ver, Sunweb parece a la deriva puesto que Oomen tampoco ha explotado y por lo menos a él por su juventud le damos el beneficio del tiempo, pero para Wilko es ahora o tal vez ya no sea. Le deseo éxitos.
Brutal honestidad la de Kelderman. Muestra una capacidad de autocrítica importante, un análisis de sus fallos y su carrera que ayudan a entender las decepciones sufridas por tantos talentosos. También queda de presente el costo que hay que pagar para pertenecer a la élite: el talento no lo es todo. Es revelador lo que señala Trujillo sobre otros ciclistas a los que les falta cinco centavos pal’ peso a la luz de lo que narra Kelderman y permite admirar aún más a los que se caen y vuelven a levantarse para ganar.