La magia del sterrato
Por @JohanGMetal
¿Qué es lo que hace a una carrera especial?, ¿qué es eso que logra marcar los corazones de los aficionados, para que esperen con ansias un año entero?, ¿para disfrutar un par de horas frente a la pantalla?, ¿son acaso los grandes corredores o son las odiseas que tienen que pasar para ganarla? Sea cual sea la razón una de esas carreras que los seguidores del ciclismo siempre quieren ver es la Strade Bianche, que de momento en 2020 no se ha podido correr, pero no vamos a dejar que un virus nos impida disfrutar de la belleza de esta carrera, así que aquí un pequeño recordatorio de lo que sucedió en la última edición.
Lulu se encumbra en la grava – 09 de marzo de 2019
Helos aquí, un belga, un danés y un francés, a falta de una veintena de Kilómetros para abrazar la gloria. Wout Van Aert, recién llegado al World Tour, pero no por eso podríamos decir que inexperto, sus piernas ya han tenido bagaje en el ciclocross, y además ya lo vimos sufrir en la escalada de esta misma carrera el año pasado, cubierto de barro, cual soldado atrincherado en la guerra, le gusta dar batalla. Jakob Fuglsang, veterano de mil justas, empieza a tomarle el hilo a esto de las pruebas de un día, donde parece sentirse a gusto, donde es inteligente y cauto, pero tendrá que tener cuidado, porque hay un francesito sediento de victorias. Julian Alaphilippe, el nuevo rey de las clásicas, ya atesora este año tres victorias parciales obtenidas en Sudamérica, allí entrenó su cuerpo y mente en altitudes distintas a lo que acostumbra, es hora de ver si da resultados en el viejo continente.
Llegan al décimo sector de tierra, mientras las motos y vehículos que van adelante de ellos empiezan a adentrarse en el sterrato, van dejando tras de si una estela de polvo que lo nubla todo, la visión empieza a escasear, las partículas de tierra entran por la nariz y la boca, lo que les imposibilita respirar de manera optima, pero no son sus únicos problemas, paredes de hasta el 15% de gradiente les queman los músculos de las piernas, seguro quieren dejar de pedalear, pero no van hacerlo, es lo que hace un guerrero, sigue luchando hasta que no pueda más, sin importar las heridas o el dolor de la pelea, pero parece que al joven del Jumbo – Visma aun le falta un ápice para competirle hoy a los dos vestidos de azul que lo han dejado descolgado.
En los siguientes Kilómetros, Jakob y Julian trabajan como si de compañeros de toda la vida se tratase, dando los relevos respectivos que finalmente frustran las esperanzas de Wout de conseguir una victoria en Siena. Pero el sufrimiento aun no acaba, les aguarda el último sector de sterrato, un ligera bajada, para luego enfrentar bruscamente un muro del 18%. Fuglsang lanza el primer hachazo, sabe que en una llegada al sprint no tendrá oportunidad, así que quiere deshacerse de su rival mucho antes, pero Alaphilippe aun tiene gas, y apretando los dientes, no le suelta rueda. El danés lo intenta de nuevo en el pavimento, se abre a la derecha y acelera, mientras el galo no se desespera, se para en pedales y le da alcance de nuevo, está tan tranquilo que sigue dando relevos normalmente, sin importar cuantas veces su contrincante lo haya atacado, está incluso tan calmado que le da tiempo para ajustarse las zapatillas como si acabase de subirse a la bici, ¿Alarde o confianza máxima?.
¿Alguien se olvidó acaso de Wout Van Aert?, porque el no se ha olvidado de la carrera y luego de un largo esfuerzo en solitario les ha dado alcance a los dos de punta, con solo 1100 metros por recorrer, espectáculo es lo que sabe dar este joven. La carretera se reduce, y los últimos 500 m del muro de Santa Catalina en Piazza del Campo, aguardan por estos tres guerreros de la grava. Las palmas y gritos de aliento del publico a lado y lado del camino los embriagan, no hay licor más dulce que este, sin embargo una vez más el belga se queda atrás para ya no regresar más a la disputa del titulo, por más que lo intentó esto está entre Alaphilippe y Fuglsang, pero ¿Quien es el más fuerte?. Jakob ataca una última vez, concentrando todo su ser en cada pedalada, pero Julian esta vez no se contenta solo con defenderse, si ha de ganar, ha de ser con autoridad, y con una autentica muestra de desprecio por el dolor contraataca, sin darle más posibilidades al de Astana, una figurita más que el francés añadirá a su álbum, una que seguramente recordará por mucho tiempo, así como también lo harán los afortunados que pudieron ver su exhibición.
¿Será la sobrecogedora fotogenia de un paisaje y vías de otra época? ¿Será el heroísmo asociado a una estética sucia curtida de polvo y sudor amalgamados? ¡Serán sus infinitos cambios de color, decorado superficie y ese sube y baja permanente que no da lugar a la tregua? Sea lo que sea en poco tiempo se ha convertido en una de las carreras más bellas de contemplar, con el más irresistible poderío visual que nos traslada a las épicas gestas de otras épocas donde la única estrategia y tecnología válida era ser el más fuerte.
Johan Fernando Gómez¿Te gusta lo que hacemos? seguínos en Instagram y TwitterSumate en facebook: Ciclismo Internacional
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La Strade Bianche es una carrera preciosa, desde un punto geográfico por la zona que recorre y dónde termina, hasta su componente épico-historico por los caminos que transita que nos llevan a otras épocas de la civilización occidental.
La definición “la clásica del norte que de corre más al sur” me parece genial.
Espero que se encuentre fecha y oportunidad para hacerla en los próximos meses.
PD: otra carrera similar y que me despierta gran simpatía es la Tro-Bro Lėon. Es una pena su ubicación en el calendario.