Ciclismo Internacional

La Milán-Turin se une a la feria de despropósitos y elimina la llegada a Superga

Por Oscar Trujillo Marín

La clásica más antigua del mundo es la Milán-Turín, se corre desde 1876. Su centenario recorrido con salida en  Magenta (que en varios tramos bordea el rio Po) y sobre todo la aproximación final escalando el mítico cerro de Superga (5 km al 8.9 %) para rematar en la histórica basílica homónima es un patrimonio del ciclismo mundial. Bien, este año se va a eliminar esa icónica llegada.

Siguiendo una inquietante tónica de brillantes recortes de kilometraje y eliminación de la esencia y recorrido de algunas pruebas de prestigio que inició el Tour de Flandes, los organizadores de la decana carrera italiana han eliminado la subida final con llega a la Basílica y lo han cambiado por un remate llano en los suburbios de Turín.

Su ubicación en el calendario, siempre en otoño (en circunstancias normales) precede al último monumento de la temporada, el Giro de Lombardía. Este año por circunstancias excepcionales -por todos conocidas- pasa a pleno verano, el miércoles 5 de agosto  y precede a otro monumento: la Milán- San Remo.

Los organizadores RCS Sport, -se ve que en una epifanía de genialidad- eligieron un formato completamente distinto prescindiendo de la última subida a Superga. Desnaturalizando de un plumazo la esencia de una clásica hecha para hombres completos y con gran perfil escalador (en los últimos 10 años ha sido ganada por Contador, Ulissi, Miguel Ángel López, Rigoberto Urán, Thibaut Pinot, Michael Woods…) que ahora ha pasado de sopetón a ser para sprinters.

No es que no pueda ser emocionante una definición en llegada masiva, pero es que ya los sprinters tienes sus carreras idóneas para sus condiciones, no ha estado jamás en el ADN de esta carrera prescindir de la dureza que la ha hecho célebre.

Qué será lo próximo: ¿Acortar y prescindir del muro de Huy en Flecha Valona? ¿Eliminar el Muro di Sormano y Civiglio del Giro de Lombardía? ¿Quitar la mitad de los tramos empedrados de París-Roubaix y cambiarlos por aslfalto?

Una cosa es que el planeta, que la naturaleza cansada de tanto indiscriminado abuso e irresponsabilidad por parte de nosotros los humanos, ahora mismo nos esté dando merecido palo, y otras cosa muy distinta es que con todos los problemas de viabilidad que atraviesa el ciclismo, algunas lumbreras de empeñen en cargarse el espectáculo y la esencia de las carreras más emblemáticas.

Oscar Trujillo Marín

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