La montaña mágica
Por @pmpalermo
Si hace unos días dábamos detalles sobre el Mont Ventoux y el Tour de Francia, la subida al Alpe d´Huez que mañana recibe por vigésima octava vez en su historia a la caravana ciclista es doblemente mítica y por ello una obligación contar los motivos.
Mil relatos rodean casi con un aura mágica a esta legendaria trepada, similares, para que se entienda mejor, a triunfos épicos en el fútbol como puede ser el famoso Maracanazo de Uruguay en el Mundial de 1950, acontecimientos de los que luego se habla por siempre.
Aquí, en 1952, se hizo grande Fausto Coppi al mismo tiempo que la montaña, ya que además de ser el primer ganador, fue el debut de la televisación en moto, hecho que sumado a la gran cantidad de espectadores presentes transformó al Alpe D`Huez en leyenda.
Situada en los Alpes, como su nombre indica, es un Centro de Ski ubicado en la comuna de Huez, mide 13,8 kilómetros de largo con una gradiente media del 8,1%, y la meta se encuentra a 1850 metros de altura.
La dificultad de esta trepada reside en sus 21 curvas con forma de herradura, esas que llevan el nombre de cada uno de los ganadores en esta cima y que impiden a los corredores imponer un ritmo parejo, debiendo arrancar a la salida de cada “tornante”.
Tan grande es ganar aquí que, de Coppi, el primero, a Pierre Rolland, el más reciente, en 2011, se mezclan apellidos ilustres tales como Zoetemelk, Joaquim Agostinho, Hinault, Fede Echave, Bugno, Pantani o Sastre, por citar algunos.
Múltiples sucesos adornan el mito en torno a esta cumbre, algunos como el hecho de que Sudamérica puede vanagloriarse de tener un vencedor en esta meta, cuando no un colombiano, de la mano del gran Lucho Herrera en la edición de 1984, o el tan recordado final con LeMond y Hinault cruzando de la mano simbolizando algo que no fue.
Tan famosa y popular se hizo esta subida con los años que se dijo incluso que un millón de espectadores se hizo presente en 1997, aunque lo más probable es que los 350.000 registrados en 2001 sea una cifra más cercana a la realidad.
El mismo Giuseppe Guerini puede atestiguar sobre la masiva afluencia de fans, ya que en 1999, camino de inscribir su nombre como ganador en esta llegada, fue golpeado involuntariamente por un joven que quería tomar una foto en medio de la marea humana, aunque afortunadamente pudo seguir y concluir la faena.
Conocida alguna vez como la “Montaña de los Holandeses” por la gran cantidad de tulipanes que suelen seguir las acciones en el lugar, casualmente ocho de los primeros catorce vencedores fueron de ese país.
Uno tras otro se acumulan los pequeños detalles que transformaron un simple accidente geográfico en un símbolo, en este caso del ciclismo, y así lo reflejó un periodista que incluso escribió un libro sobre las batallas allí libradas.
Mañana, en la edición del centenario de un Tour que Froome parece dominar a su antojo, los corredores subirán este coloso en dos oportunidades en busca de la gloria, que puede quedar representada para los años venideros, con su nombre en alguna de las 21 curvas que conducen a su ilustre cima.
Pablo Martín Palermo
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Impresionante fotografía la de esta montaña. Enhorabuena al parapentista que la tomó