La otra cara de la moneda: La situación contractual de veteranos
Por @marioqpet
El ciclismo como deporte de alto rendimiento, puede ser muy amable con aquellos pedalistas que destacan aunque no tengan el mejor comportamiento, pero puede llegar a ser cruel e implacable con los que por edad y condiciones físicas no han tenido una buena temporada.
Es el caso de Jempy Drucker, velocista de 35 años de Luxemburgo que militó este año en las filas del Cofidis pero ahora junto con su manager están en busca de un nuevo equipo donde pueda correr el otro año.
El Luxemburgués quien tuvo su mejor temporada en el 2017 cuando obtuvo un triunfo de etapa en el Tour de Luxemburgo y luego su última victoria en el campeonato nacional de su país, tuvo un paso discreto en el Bora Hansgrohe y finalmente llegó como refuerzo del equipo francés este 2021 dónde sus mejores resultados fueron un puesto 14 en Le Samyn y puesto 13 en la primera etapa del Tour de l’Ain, sin embargo finalizó su temporada en la París Tours en la casilla 42 a más de dos minutos del ganador en la que podría ser su última competencia. “Durante la carrera, pensé que el capítulo del ciclismo podría haber terminado”, dijo Drucker en una entrevista con el Periódico Tageblatt.
El luxemburgués también confesó que tiene una mala relación con el director de su equipo, Cédric Vasseur, quien le ofreció una extensión del contrato antes del Giro, oferta que fue retirada después del Tour. De repente, sin ningún motivo la relación entre el pedalista y Cofidis se rompió. “Me sentí estafado. Si usted como ciclista no puede confiar en su jefe, no tiene ningún sentido. En ese momento saqué mis propias conclusiones de la situación. No somos peones. Muchos de nosotros tenemos familias en casa. Y si juegan con nosotros, también con toda la familia”, lamentó Drucker con bastante enojo y decepción, sintiendo que fue importante en la progresión de Christophe Laporte, a quien transmitió sus experiencias en la primavera.
Tras un año en el que Drucker, como él mismo admite, no le dio al equipo lo que se esperaba de él en materia deportiva, se separaron. “En retrospectiva, no fue la decisión correcta o incluso un error” dando a entender que el proyecto fracasó definitivamente.
Sin embargo aunque Drucker aún no quiere colgar la bicicleta, el mercado se está moviendo demasiado lento a la espera que se defina la situación del Qhubeka pues si situacion se complicaría aún más con la desaparición del equipo sudafricano pues cerca de una veintena de corredores engrosarian la lista de pedalistas sin contrato. “Tengo que ver qué pasa. Por supuesto, no puedo elegir entre Quickstep, Ineos o Jumbo. Entonces, ¿sería comprensible el paso a un ProTeam? Tienes que sopesar eso. Un equipo vasco como el Euskaltel, por ejemplo, no me atrae. Otros equipos como el Alpecin que están en el ProTour son casi parte del WorldTour”, comentó el veterano rutero analizando sus opciones. “Si un equipo me lleva, definitivamente no es para ganar en Flandes. Pero sí para hacer un buen trabajo como capitán de ruta. He demostrado en el pasado que puedo hacerlo”.
Su agente Ken Sommer, que trabaja para la agencia de ciclismo Corso, es responsable de las negociaciones y discusiones. “Lo conozco desde hace algunos años y confío en él. No soy del tipo que le hace un seguimiento cada dos días. Si habla en serio, me lo hará saber”, sentenció Druker con la esperanza de continuar con su carrera deportiva la próxima temporada.
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Mucho ciclista veterano puede enseñar a los jóvenes en la propia carrera como se debe correr para completar el ciclo de preparación, pero parece que los directores prefieren desechar el aprendizaje del veterano y están optando por llenarlos de cetonas y quien sabe que otras porquerías para obtener las victorias mas rápido.