Hace unas semanas, Davide Cimolai avisó que estaba al borde de colgar la bici porque no tenía lugar en Movistar. Ahora ha confirmado su determinación, ampliando un poco los motivos que lo llevaron a eso. El italiano tuvo problemas físicos que casi le cuestan un brazo, pero además, la sequía de Gaviria influyó en su retiro: “Tuvo un impacto significativo”, aseguró quien debía ser su lanzador.
La sequía de Gaviria influyó en su retiro: “Tuvo un impacto significativo”
A los 36 años y con una década y media en el pelotón, Davide Cimolai colgó la bicicleta y se unió a un extenso e ilustre listado de retiros. Aunque hace rato dejó de ser un ciclista ganador, el italiano se había reconvertido en lanzador, y esa era su función cuando fichó con los telefónicos, puntualmente con la tarea de ayudar al polémico colombiano Fernando Gaviria.
Pero el pobre rendimiento del sudamericano y su posterior salida de la estructura fueron determinantes para Cimolai, prácticamente el factor definitivo para decir adiós al ciclismo. “Tuvo un impacto significativo”, afirmó a BiciPro. “Gaviria ayudaba a potenciar mi trabajo. Quizás con una victoria más las cosas habrían cambiado para mí”, añadió. En ese sentido, Cimolai es diplomático, porque Fernando directamente no levantó los brazos en 2025 y cuando lo hizo, en 2024, no estaban juntos.
“Me voy orgulloso de mi compromiso y el nuevo rol que me he labrado: estar cerca de los jóvenes, ayudándolos a crecer. No quiero que se piense que lo dejo con arrepentimientos y excusas. No, esa es la realidad”, sentenció Davide, quien ostenta nueve dianas como profesional, todas previas a la pandemia.
“Casi me amputan un brazo”
Otro de los aspectos que influyó sobremanera en la decisión de Movistar de no renovarle fueron los problemas físicos. “En Omán me enfermé y tuve que correr debilitado. Y luego, aunque no debí hacerlo, como estaba allí, me llevaron al UAE Tour. Me metieron a último minuto y dí todo para terminar. Lo mismo pasó con otras pruebas posteriores, como Strade Bianche o las clásicas”, narró.
Pero lo peor estaba por venir. “Debía ir al Giro de Italia, entonces participé en Romandía. Tuve una seria infección en un brazo tras una herida que descuidé. Solo diré que terminé hospitalizado y casi me amputan el brazo. Pero el mayor problema, irónicamente, no fue el brazo en si mismo sino las masivas dosis de antibióticos que tuve que ingerir”, recordó.
“Eso me debilitó enormemente. Por ejemplo, nunca había tenido una infección en los oídos en toda mi vida y en pocas semanas tuve tres. Esos percances impidieron que alcance mi 100% nuevamente, algo clave para competir y divertirme, sobre todo a los 36 años”, expresó el italiano. “Fueron tres meses durísimos en los que prácticamente dejé la bicicleta”, agregó.
“Entonces me fui a Livigno, me preparé bien y rendí en Valonia o Polonia. Pero en esta última, como muchos corredores, me enfermé de Covid. Esta acumulación de problemas físicos y la carga mental añadida me hicieron entender que mi camino como profesional había terminado aún cuando tenía intenciones de continuar otra temporada más”, concluyó Cimolai.
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