La sublime sinfonía de Pogacar en el giro de Italia más extraordinario y agridulce de la historia
Por Óscar Trujillo
Ha finalizado un Giro de Italia 2024 ambiguo: extraordinario, pero demasiado predecible. Con un dominio humillante -del que se hablará por generaciones- de Tadej Pogacar. Una superioridad abrumadora, inédita desde hace muchas décadas.
El UAE Emirates, escuadra del vencedor, tuvo que contratar un camión extra para llevar los trofeos, peluches y records que monopolizó su máxima estrella: el mejor corredor del planeta, con diferencia a día de hoy. Por ambición, versatilidad, calidad innata y ataques lejanos en cada triunfo. Por no hablar del brutal palmarés para tan corta edad.
Quitando el diario derroche de vatios del campeón, esa insaciable voracidad que consiguió siempre el máximo botín cada que quiso, el esfuerzo por romper el guion entre los otros aspirantes al título fue triste. El resto de los jefes de filas llamados -a priori- a dar batalla por la victoria de la clasificación general, una vez más, (y ya van muchas ediciones seguidas: como en el soporífero Giro ganado por Tao, el de Hindley, el monologo a menor escala de Bernal, el de Roglic…) mostraron una cara muy reservona, contenida, carente de cualquier tipo de brillo, menos agresividad o audacia. Una desesperante medianía con nulo alarde de recursos más allá del aguante, el ir a rueda, sin osar traicionar el potenciómetro. Inercia muy poco espectacular que solo salvó el inconmensurable show del esloveno desde la primera etapa hasta la 20. El espectáculo de leyenda en la lucha por la victoria final tuvo un protagonista, lo interpretó de manera magistral un solo ciclista.
Mención de honor para Daniel Martínez, que por fin confirma sus excelentes cualidades como hombre de fondo con un merecido segundo lugar, el más fiable y constante, al margen del vencedor. A distancia sideral, es cierto, casi a lo que dura “the end” de the Doors, como todos, pero fue el mejor del resto que compite en una liga más mundana. Junto a un redimido e ilusionante Antonio Tiberi, que al parecer la diosa Bastet, le dio una segunda oportunidad tras su gaticidio. Fueron los únicos que mostraron arrojo y atacaron hasta en tres etapas distintas a sus rivales directos para lograr escalar en el top 5 uno, y finalmente el segundo cajón del podio para el colombiano. Del veterano Thomas ya no se espera mucho y quizás O Connor haya alcanzado su techo, es lo que hay. Tampoco es el que el cartel estelar mostrara mucha resistencia para el nivel superior del esloveno.
Entre los aspirantes a premios menores si hubo bonitas batallas en las fugas de media y alta montaña, que quedaron en voluntarioso pero vano esfuerzo, algo deslucidas por ser abortadas casi siempre por el carácter depredador del equipo de los Emiratos, y sobre todo por la abismal diferencia en cilindraje de cualquier fugado que se veía siempre alcanzado por un Ferrari rosa en un rally… ¡para Renaults 4!
Jonathan Milan se confirmó como uno de los tres mejores esprinters -desde hace dos temporadas se instaló en la élite- y no tuvo rival en la lucha por la clasificación por puntos. Fue el auténtico protagonista en las volatas con sus múltiples triunfos y regularidad sin fisuras cuando no ganó. Aunque el cartel de embaladores, unos como Kooj, con mucho futuro, varios con bastante pedigrí -y más pasado que presente-, al principio invitaba a la ilusión de más paridad, el gigante Milan se encuentra en un momento dulce y solo Merlier le opuso una tímida resistencia. Preocupante la precoz decadencia de Gaviria, que desde hace ya tres calendarios, parece haberse hecho definitiva y el dramático anonimato de Calew Ewan, que no es ni la sombra de esa diminuta pero letal bala que fue.
Enhorabuena para el coraje y buen nivel mostrado en las fugas de parte de Jonathan Narváez (se fue con premio para su enorme despliegue en la primera fracción, derrotando al hombre más fuerte de todos) siempre propuso en las etapas pastosas, quebradas tipo clásica dura y de media montaña, confirmando que el excepcional nivel mostrado desde hace un par de años para acá en este tipo de recorridos, ha crecido, la notable actuación durante el Giro, le da las credenciales para ir a los juegos olímpicos en representación del único cupo ecuatoriano. Hay que aprovechar ese gran rebufo, su brillante estado de forma y progresión que arrastra el único especialista en clásicas de Latinoamérica.
Loable el despliegue de ambición y coraje en dos debutantes muy jóvenes: el teutón Steinhauser (gran revelación de la prueba) que recuerda las brutales prestaciones de su tío Político y pasiano Jan Ullrich y la del local Giulio Pelizzari. Dos muy espigados mocetones de 22 y 20 años, respectivamente, que aparte de mostrar hambre gloria y ser protagonistas de fugas en varias etapas de alta montaña (el alemán se llevó un hermoso parcial y el italiano pegó en el palo un par de veces) denotan una enorme potencia y condiciones para la escalada, que bien llevada puede convertirlos en hombres interesantes para le general en pruebas de tres semanas.
Bien por el batallador Pelayo Sánchez, muestra muy buenas maneras, todoterreno, dando un poco de esperanzas al alicaído ciclismo español. Junto al luchado top 7 de Einer Rubio, salvaron los muebles de un Movistar que está lejos de esa temible versión de hace 10 años cuando solían hincharse a ganar puntos en el ranking UCI con las constantes victorias de Valverde en fracciones y clásicas, además de la hoy lejana fiabilidad de Quintana. Al menos Nairo, pudo volver a sentirse ciclista entre la élite, incluso mostrar su valía como gregario y algunas pinceladas de su indudable calidad, aunque viniera del oscuro parón de un año y un inicio de temporada cruzado por el infortunio.
Por varios momentos también todos volvimos a ser fans de Alaphilippe, esa especie de rockstar (otra luminaria caída en desgracia y renacida) que tras un par de temporadas en el ostracismo volvió a ganar en una grande y mostró el pundonor y clase que le hizo dos veces campeón del mundo, una merecida celebridad en el pelotón.
En conclusión, quitando la maravillosa sinfonía de Pogacar, sus humillantes cabalgatas de 30 kms en solitario con el resto del top 10 llegando a 2 y tres minutos, la voladura de tantos records y marcas del prodigio esloveno, ha sido un giro gris, muy discreto para el resto de los especialistas en esfuerzos por etapas, par de excepciones hechas, (guardando las siderales proporciones)
Realidad inobjetable que no hace más que confirmar esta era actual de ciclismo a dos velocidades en pruebas por etapas: la que imprimen Vingegaard y Pogacar cuando participan, y la del resto, a mucha distancia, infinitamente más limitada, conformista y menos vistosa. Atenazados por la tecnología que los mantiene estandarizados hasta la náusea, el entrenamiento y nutrición calcadas, igualdad en ciencia aplicada al deporte y avances tecnológicos que solo pueden romper unos pocos organismos privilegiados.
Y ya basta de teorías conspiranóicas y milongas que escupen hiel y mala leche sin pruebas, hoy en día todos consumen las mismas mierdas, solo que son legales y milimétricamente medidas para evitar desfases, y, no es por nada, pero comparado con otras épocas nefastas, ¡ya casi nadie pita! pasan los exhaustivos controles en un mundo hiper comunicado y espiado donde todo se sabe. Estamos hablando de los 600 mejores ciclistas del mundo, profesionales con el sueldo más alto en su oficio, tratados por médicos muy competentes, empleados por los equipos más ricos, más poderosos. El resto de los competidores no son giles cándidos que no tienen dinero ni saben dónde venden los suplementos y farmacopea de ley que hay que tomar y los niveles permitidos sin que sea ilegal.
Simplemente nos tocó esta era donde coinciden tres o cuatro superdotados: Jonas vingegaard en pruebas por etapas con alta montaña, Tadej Pogacar en donde lo pongan, y van der Poel en las clásicas. Dos peldaños por debajo de ellos, pero uno por encima de los demás Roglic y Evenepoel. De ahí para atrás ya no parece tan espectacular ni ambicioso y menos vistoso el ciclismo actual. Mala suerte para sus compañeros generacionales, y varios veteranos laureados, que, sin ser malos en absoluto, cuando compiten contra ellos lo parecen. Muchas gracias por seguirnos, y ¡hasta el próximo Giro 2025!
Óscar Trujillo
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Y del aplastante jumbo visma del
Año pasado el equipo de ahora si dejó mucho que desear. Ya que es uno de los llamados a hacer contrapeso a pogacar y su equipo. Esperemos el tour para ver que pasa
De acuerdo que los únicos luchadores del top 10, fueron Dani Martínez que mostró regularidad y Tiberi que fue merecido ganador de los jóvenes. Hay mucho jubilo por Einer Rubio pero en lo personal no me termina de convencer (además bastante criticado por ser chuparruedas). Muy bien por Alaphilippe y Nairo que resurgieron de las cenizas como el fénix.
Y por Colombia, no solo el destacadisimo sub de Martinez, demás esperazador de cara al futuro con esa gran inteligencia al correr, cabe mensionar tambien el 7 puesto de Rubio quien de manera humilde logro que Movistar fijara sus ojos en el para líder de gran Vuelta, el no ha llegado a su techo aun, e incluso Quintana que casi se lleva su etapa, arrebatada sl final por Poggy.
Concuerdo con varios apuntes de este buen escrito. Pero también me hace pensar en lo increíble que fue Jonas el año pasado en el tour cuando le sacó casi ocho minutos de diferencia en la general a Pogacar! Casi ocho minutos! Los tiempos son engañosos, pues es cierto que Pogacar dio batalla por varios días y se hundió solo un día. Pero si uno mira los resultados finales y se enfoca en el tiempo, ocho minutos es una paliza, casi que humillante. Sin embargo, yo creo que Pogacar ha mejorado un poco más este año. Hubiera sido bonito verlos de nuevo en el tour sin incidentes pero este año le tocó a Jonas llegar (si es que llega) con mala preparación!
Oscar, excelente columna como siempre, prosa excepcional. Pero no estoy de acuerdo. No es agridulce, el hecho que ya no se pueda y no se puede, atacar en el ciclismo, pues se tiene la certeza que un tipo más que trabado (no con teorías conpiranoicas sino con terapias cerebrales, a las cuales los demás no tienen acceso, y claro que no tengo pruebas) va a secar cualquier ataque, aún cuando no tenga la mínima necesidad de hacerlo, beneficiando a los chupa ruedas, hace que el giro sea una noticia terrible y el fin de la competencia. Solo falta que algún día, frenen a los demás y dejen a un corredor corriendo solo y luego digan que ganó. Estás cosas desnaturaliza el ciclismo. Muy mal.
El articulo no lo he leido entero, me he quedado en este texto y quiero comentarlo antes de seguir.
“El resto de los jefes de filas llamados -a priori- a dar batalla por la victoria de la clasificación general, una vez más, (y ya van muchas ediciones seguidas: como en el soporífero Giro ganado por Tao, el de Hindley, el monologo a menor escala de Bernal, el de Roglic…) mostraron una cara muy reservona”
El recuerdo que yo tengo del giro que gano Roglic es con un Thomas de lider hasta la ultima contrareloj en la jornada 20, ¿Thomas reservon?
El giro que gano Tao, tuvo tres contendientes Hindley, Tao y Kelderman y se decidio entre la jornada 20 (ultima de montaña) y la 21 (contrareloj) ¿Soporifero?
Aunque este escrito como afirmacion direis que esta en la seccion de opinion, aun y todo sera la de alguien que no ha visto ninguno de los dos Giros