Ciclismo Internacional

La UCI condecora con su máxima distinción al sátrapa Berdimuhamedov, presidente de Turkmenistán

Por Oscar Trujillo Marín

La UCI ha condecorado con su más alta distinción posible a Gurbanguly Berdimuhamedov, presidente de Turkmenistán y también presidente del Comité Olímpico Nacional en el país de Asia Central. Hasta ahí todo maravilloso.

 

Lo oscuro y desagradable del asunto es que este simpático y bonachón señor es un sátrapa (NdR: Persona que gobierna despótica y arbitrariamente y que hace ostentación de su poder) megalómano en toda regla, que promueve un culto a su personalidad solo comparable con el que sucede en Corea del Norte, y con un nivel de violación de derechos humanos extremo que poco tiene que ver con los nobles valores de justicia, fraternidad y libertad que persigue el deporte.

La semana pasada, el presidente de UCI, David Lappartient, presentó de forma bastante lisonjera el premio a través de un vídeo donde el máximo organismo del ciclismo le rinde homenaje al amado líder del país centroasiático. Preguntados por tan lamentable incoherencia la UCI no ha dicho esta boca es mía. Entre otras cosas, porque es indefendible tal desfachatez

CyclingTips publicó la noticia sobre el premio que se había llevado el autócrata Berdimuhamedov, que la UCI, sin embargo ha tratado con un secretismo perturbador, como quien sabe que ha hecho algo sucio. Esta máxima orden UCI lleva sin concederse a personaje alguno desde hace 13 años. Imaginamos que no habido nadie en todo el mundo durante este tiempo con mejores méritos y calidades humanas para ser distinguido por su apoyo, contribución al ciclismo y promoción del deporte desde una ética a juego un poquito mejor.

“Estoy feliz de decirles que, con motivo del día mundial de la Bicicleta, el comité de la junta de la UCI decidió por unanimidad otorgarle el mayor premio que concede este organismo. También ofrecemos un certificado por su enorme contribución al desarrollo del ciclismo en todo el mundo”, dijo Lappartient en una videollamada con Berdimuhamedov y el multimillonario ruso Igor Makarov, una vez fundador de Katusha y nacido en Turkmenistán.

Quizás ayude un poco el hecho de que la UCI concedió la sede para la copa del mundo de ciclismo en pista 2021 a la capital turcomana de Ashgabat. “Es parte de la larga tradición de los campeonatos mundiales fuera de Europa”, dijo la UCI. Lo curioso de este asunto es que cada vez más en su “larga tradición” de externalizar las pruebas más importantes del ciclismo mundial, estas quedan en manos de estados autoritarios y sus dictadores, que, vaya casualidad, suelen ser asquerosamente ricos en petróleo o gas, (Turkmeknstán es el 4° mayor productor de gas del planeta) gobernados por sátrapas y regímenes autócratas, en lo que más parece un repugnante e indisimulado lavado de cara para dictaduras infames que otra cosa.

El pelotón de la élite de la pista mundial (y sobre todo las delegaciones femeninas) deben estar súper emocionados de ir a competir a un país donde sus ciudadanos viven oprimidos, carecen del más básico ejercicio de libertad y autonomía, y las mujeres son tratadas con menos derechos que un camello.

Todos sabemos de sobra que en los Emiratos Árabes hay nula tradición de ciclismo, que no interesa en absoluto, que las carreras no sale ni Alá a verlas por las calles; y cómo son estos países en términos de derechos humanos y respeto por las mujeres. Sin embargo, cada año aparece una nueva prueba en estos países, que de repente se llena de toda la atención y condescendencia de la UCI donde terminan yendo (sin ganas) los mejores corredores del mundo.

Turkmenistán comparte junto a Corea del Norte el triste honor de ser uno de los gobiernos más autocráticos del mundo. Gurbanguly Berdimuhamedov ha sido presidente del país asiático desde 2007. Según Amnistía Internacional el país es uno de los regímenes más autoritarios del planeta, hay una fiera represión a cualquier muestra de preferencias políticas o religiosas no autorizadas. Viola los derechos humanos de manera sistemática y en demasiados apartados, y restringe severamente la libertad de expresión. Los opositores políticos son reprimidos, con frecuencia encarcelados y desaparecidos. “Allí son tratados de manera inhumana y humillante, y en muchos casos también tienen que escapar y exiliarse. Las muertes de presos “políticos” en prisión son comunes y no se están investigando”, expresaron desde el movimiento pro Derechos Humanos.

Además, todos los medios de comunicación están controlados por el estado, sin excepción. Según Reporteros sin Fronteras, Turkmenistán “es el peor país del mundo en términos de libertad de prensa”, después de… Corea del Norte, claro. En esta nación, la palabra ‘coronavirus’ también está actualmente prohibida. Los que profesan de manera pública otra fe pueden ser arrestados y la situación de las mujeres está a la altura de cualquier teocracia islámica; son discriminadas por decirlo de una manera menos humillante y cruda para las atrocidades que padecen. La homosexualidad también está prohibida.

¿Qué clase de repugnante mafia es la UCI? ¿Qué departamento de prensa tiene para no documentarse y evitar tamaño exabrupto? ¿En verdad quieren expandir el ciclismo y apoyarlo en todo el mundo? ¿Por qué no seducen mecenas a cambio de publicidad y organizan carreras de prestigio o pruebas mundiales en Guatemala, Ecuador, Haití, Etiopía… Si es verdad que les preocupa la difusión y expansión del ciclismo en zonas “exóticas” y alejadas, con menos tradición ciclista y peso comparadas con Europa. ¿O es un tema de burdos sobornos y coimas, de millonarias donaciones en procura de lavar la cara a regímenes asquerosos? ¿Dónde quedan los nobles valores de igualdad y respeto por el diferente que promueve el deporte? Por callar siempre cosas como esta, mirar para otro lado y no opinar de asuntos políticos, raciales, machistas, laborales etc., es que el mundo es cada vez un lugar más horrible e injusto.

Oscar Trujillo Marín

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