Lieja-Bastoña-Lieja: historia y curiosidades
Por @FXavierVidela
Llegamos al fin de las clásicas de primavera con la disputa del 4º Monumento de la temporada, la Liège – Bastogne – Liège, un evento que cumple su 103º edición. La cita que cierra el “Tríptico de las Ardenas”, se organizó por primera ocasión en 1892, ganándose la denominación de La Doyenne (la Decana).
Famosa por sus numerosas cotas a lo largo del extenso trazado, inicia en Lieja, pasa por Bastoña y finaliza en Ans, un suburbio de la ciudad donde se toma la partida, desde 1992. Pese a ser el monumento ciclista más añejo, no se disputó entre 1894 y 1907, al igual que en 1910. Además, fueron suspendidas algunas ediciones por la Primera y Segunda Guerra Mundial, por ello recién se celebrará la edición 103.
Sus inicios y la primera edición
La Lieja se creó en 1892 para dar a conocer el periódico L’Expresse. Sin embargo, al ser de lengua francesa, la ruta solamente incluyó la mitad sur, aquella donde hablan ese idioma en Bélgica. Por su parte, en la zona norte, solo dialogaban en neerlandés.
La primera edición estuvo organizada por la Unión Ciclista de Lieja y el Club Pesant Liegois, participando únicamente ciclistas aficionados. Iniciaron en Spa, hasta llegar a Bastoña. Allí, desde la estación de trenes de Bastogne, se retornó hacia la ciudad de partida.
Un total de 33 ciclistas, todos ellos belgas, tomaron la salida en aquella edición. León Houa se hizo con la victoria en aquella ocasión, tras vencer a otros 16 corredores que lograron finalizar la competencia.
Tras 11 horas de competencia, Houa se impuso a Léon Lhoest y a Louis Rasquinet, quienes concluyeron a 22 y 44 minutos, respectivamente. El resto de “jinetes” siguió arribando hasta luego de 5 horas después de haber finalizado el ganador.
Ediciones iniciales y la posterior suspensión
Houa también quedó con el triunfo al año siguiente, esta vez con media hora de ventaja sobre su inmediato perseguidor. Y al igual que en las dos primeras ediciones, en 1894, ahora entre profesionales, León también logró alzar los brazos, adelantando a sus rivales en 7 minutos y promediando los 25 km/h.
Tras los primeros tres años, la carrera no volvió a disputarse en las siguientes 14 temporadas. En 1908, el francés André Trousselier se quedó con la prueba para amateurs, siendo el primer extranjero en triunfar en Lieja. En 1911, se disputó por primera ocasión para ciclistas independientes, una clase “intermedia” entre profesionales y amateurs, quedando en manos del local Joseph Van Daele.
Curiosidades
La primera descalificación
En 1909, el primero en cruzar la línea de sentencia, Eugène Charlier, fue descalificado por cambiar su bicicleta. El título de aquella edición finalmente fue a parar a manos de Víctor Fastre, quien con ello se convertiría en el ganador más joven.
Lamentablemente, pese a su gran talento para el deporte de las bielas, su carrera se vio trunca debido a un temprano fallecimiento, a los 24 años de edad.
La lluvia obliga a la neutralización, reanudándose dos horas más tarde
En 1919, tras cuatro años de interrupción, se disputó nuevamente “La Decana”. Pero una lluvia torrencial cayó sobre los 32 participantes, que obligó a los organizadores a detener la competencia a mitad de camino para que los corredores volvieran a aclimatarse.
Tras dos horas de neutralización, y luego de haber tomado la salida a las 8 de la mañana, recién cerca de las 5:30 de la tarde el primero de los seis ciclistas que completaron la odisea arribó a Lieja. Se trató del belga León Devos.
Un paso a nivel consagra a dos campeones en la 43º edición
En 1957, la nieve tomó el protagonismo en la mañana belga, por lo que un tercio de los participantes desistió en tomar la salida. Por su parte, el resto partió en medio de rumores que indicaban que las colinas de Bastogne estaban cubierta con al menos 5 centímetros de nieve.
Pero ello no fue lo curioso en esta edición, si no que, oficialmente, Germain Derijcke (Faema-Guerra) y Frans Schoubben (Peugeot-BP) compartieron la posición de privilegio, coronando campeón a ambos pedalistas.
Esto sucedió debido a que el primero de ellos se saltó un paso a nivel con barreras bajas, arribando a Lieja con casi tres minutos de ventaja sobre Schoubben, quien encabezó al dúo perseguidor donde también viajaba Marcel Buys.
De esta manera, en vez de descalificar a Derijcke, los organizadores promovieron al primer lugar a Schoubben, siendo la primera edición (y la única, de momento) de la Lieja-Bastogne-Lieja que tiene dos vencedores.
Hinault se impone en una carrera inolvidable
“Decidí que la única cosa que podía hacer era rodar tan fuerte como pudiera para mantenerme caliente”, dijo el mítico francés Bernard Hinault apenas finalizada la edición de 1980, año en que la nieve cayó desde un principio, a tal punto que los comentaristas presentes la denominaron “Neige-Bastogne-Neige” (Nieve-Bastoña-Nieve).
En aquella carrera, los mejores ciclistas del momento se hicieron presentes, con el italiano Giuseppe Saronni, ganador días antes de la Flecha Valona, encabezando el cartel de estrellas. Pero tras una hora, la gran mayoría se había retirado. Así, 100 corredores habían emprendido su regreso al hotel antes del primer avituallamiento, mientras solo 27 llegarían a Bastogne para, desde allí, regresar a Lieja.
Con Rudy Pevenage en cabeza de carrera, el “Caimán” rodaba en un pequeño grupo a 2’15”, cuando restaban 80 kilómetros para el final. Pero el francés decidió moverse en el muro de Stockeu, en un arrancón que terminó de romper el grupo. Tras observar que nadie le seguía, se olvidó del frío y se puso en persecución de Pevenage, al que alcanzó en la cota siguiente.
Respecto a lo que pasaba por su cabeza, años mas tarde, en su biografía, relató: “Sólo me decía que los corredores que iban tras de mí deberían estar en las mismas condiciones que yo, y si ellos podían soportarlo, yo también”.
Arribando en solitario a Lieja, su victoria había sido una clara exhibición y demostración de fortaleza y superioridad. Tras cruzar la línea de meta, Hinault tuvo que esperar más de nueve minutos para ver arribar a sus más próximos rivales, Hennie Kuiper y Ronnie Claes. Sólo 21 ciclistas completaron la infernal competencia, siendo Jostein Williams el último, 27 minutos más tarde.
Con sus compañeros disfrutando del espectáculo de Bernard en el televisor del hotel, el propio protagonista llegó en tan mal estado que tuvo que esperar un buen rato para poder celebrar. Inclusive, no pudo recuperar la movilidad de varios de sus dedos hasta tres semanas después. Luego de esa carrera, fue de los primeros en competir con guantes los días de mal tiempo.
Franco Xavier Videla¿Te gusta lo que hacemos? seguínos en @CiclismoInterSumate en facebook: Ciclismo Internacional
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