Tras su suspensión provisional por presunto dopaje al detectarse anomalías en su pasaporte biológico durante tres temporadas consecutivas (2022, 2023 y 2024) en Movistar, Oier Lazkano prometió defender su “reputación” y hacer “todo lo necesario” para demostrar su total inocencia. ¿Cuáles son los precedentes a los que se aferrará? ¿Hubo casos que pudieron romper los sólidos argumentos que presenta el pasaporte biológico?
El pasaporte biológico
Recordemos, primero que nada, los motivos de su suspensión: lo que mostró Lazkano no es un positivo ante un control anti-doping, sino valores y patrones en su pasaporte biológico que llevaron a un comité de expertos de la UCI a concluir que es “muy posible” que haya consumido alguna sustancia prohibida.
El pasaporte biológico registra los valores en la sangre de los atletas para establecer niveles base y luego enfatizar resultados inusuales o anómalos: desde su introducción, las autoridades antidoping agregaron otros módulos como, por ejemplo, la detección de esteroides anabólicos, la medición de niveles de testosterona y un módulo endocrino para detectar el uso de la hormona del crecimiento. Es por la necesidad de largos periodos comparativos para armar un caso sólido que pueden pasar varios años como sucedió con Lazkano. Su defensa, según informó Marca, estará a cargo de Fabio Pavone, abogado familiarizado con las dinámicas del ciclismo
Los escasos precedentes a los que se aferrará Lazkano para defenderse
Si bien durante el periodo entre el cual se abrió el expediente en su contra y fue informado del mismo a mediados de abril y el comunicado de la suspensión a fines de octubre, Lazkano no presentó argumentos ni documentación suficientes para poder defenderse, ahora tendrá un periodo de unos meses para poder volver a hacerlo, antes de la decisión definitiva de la UCI que, en el caso de revalidarse, podría acarrear una suspensión de cuatro años. El caso parece ser sólido ya que tres expertos independientes, que no sabían de los hallazgos de uno y el otro, llegaron a la misma conclusión. Sin embargo, al no ser concluyente como una prueba que dio positivo o negativo, las causas con pasaporte biológico pueden ser disputadas ya que la causa de las anormalidades puede no haber sido una sustancia dopante.
Kreuziger y Salas
Un precedente es el del checo Roman Kreuziger, suspendido por pasaporte en 2013 pero que en 2015 consiguió desarmar las acusaciones en su contra. En esa ocasión pudo demostrar que sus extraños valores tenían como raíz un problema de tiroides. En tanto, otro ejemplo es el de Ibai Salas, absuelto porque los tribunales españoles ordinarios concluyeron que el pasaporte biológico “no goza de presunción de veracidad” y tampoco puede “determinar la comisión de una infracción”.
Testimonios de expertos, peritajes e informes médicos son algunas de las pruebas que muy posiblemente recurrirá Lazkano en el caso. Incluso en el caso de que la UCI falle en su contra, podrá apelar al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) en una segunda instancia. Solo dos ciclistas pudieron rebatir los argumentos del pasaporte biológico desde su introducción en 2009: sencillamente, es muy complejo justificar las alteraciones, incluso a pesar de que no se haya dado positivo por una sustancia. Eso sí, aun en el lejano caso de sostener su inocencia, el daño reputacional ya está hecho.
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