Maxi Richeze se reinventa
Por @pmpalermo
Muchos dicen que lo difícil no es llegar sino mantenerse y, en ese sentido, nosotros hablaremos del modo en el que Maximiliano Richeze sigue compitiendo en el máximo nivel aún cuando debió adaptarse a una nueva función.
El argentino de Lampre pasó de ser un sprinter titular y ganador que siempre se caracterizó por “agrandarse” en las grandes vueltas, a ganarse el sueldo como lanzador del italiano Sacha Modolo al que, obviamente, la escuadra de la misma nacionalidad entregó los galones.
Lejos de generar conflictos o de fallar en su novedosa labor, a Richeze no se le cayeron los anillos y se convirtió en un eximio hombre de confianza para Modolo, uno de los ciclistas más laureados de la campaña con 8 victorias.
El dato curioso que reafirma todavía más la importancia del velocista de la Selección Argentina, es que su jefe de filas sólo levantó los brazos con él como parte de la alineación. Pero mejor repasemos cómo les fue a lo largo de la campaña:
Arrancaron su nueva sociedad en el Tour de San Luis y Maxi dio pruebas de su profesionalismo vaciándose para el italiano aún cuando esperaba mostrarse en su país. En el evento puntano Modolo fue el más fuerte en el parcial conclusivo tras ser lanzado magistralmente por su gregario, que igualmente fue 3°.
La siguiente parada en su periplo fue Mallorca, y allí el ex Bardiani maravilló al imponerse en los Trofeos Palma y Ses Salines, sin olvidar que acabó 4° en el durísimo Platja de Muro. Fue durante ese evento en suelo español, que la nueva estrella del equipo fucsia entregó una frase reveladora: “agradezco a toda la escuadra, pero principalmente a Richeze, que trabajó por tres“.
La pareja de hombres rápidos mantuvo la línea y Sacha se quedó con la fracción inicial de la Volta ao Algarve (fue 5° en la otra volata), firmó un top 10 en Tirreno y acaparó todas las miradas en los Tres Días de la Panne con otras dos dianas y la clasificación por puntos.
En el medio pasó la extensa Milán San Remo, donde el ex Nippo ya tenía las ideas claras respecto a sus obligaciones: “Cuesta un poco el cambio, digamos que para lanzar hay que estar en muy buenas condiciones, porque el trabajo es más duro, hay que estar mucho tiempo de cara al viento y siempre controlando que el velocista esté detrás de uno, y luego tener piernas para lanzar. Me siento recompensado después de hacer el trabajo y ver como gana un compañero, es como un triunfo de uno mismo“, dijo a esta web.
Posteriormente en Turquía, Maxi tuvo su momento cuando Modolo se retiró. En la exótica carrera consiguió ser 9° y 2° en dos embalajes, dejando algunas pinceladas de su antiguo esplendor aún con los dolores de las caídas de La Panne a cuestas.
El punto cúlmine de 2014 llegó en la prestigiosa Vuelta a Suiza, donde se batieron codo a codo contra los principales velocistas del mundo, casi todos con trenes completos que así y todo, no pudieron impedir el triunfo de Modolo en la etapa 5.
La cosecha suiza se completa con un 4° y un 6° del nacido en Conegliano, haciendo frente a Cavendish, Degenkolb, Sagan o Kristoff casi sin auxilio en una alineación hecha a la medida de Rui Costa, a la postre campeón del evento.
La desgracia se cebó con nuestros dos protagonistas en el Tour de Francia, carrera en la que ambos abandonaron, para reencontrarse en el Eneco Tour, donde sólo el argentino pudo terminar. Allí cambiaron las cosas y fue Ferrari el que gozó del sacrificio de Richeze, que sacó jugo a las piedras y posibilitó a su capo firmar 4 top 10, una hazaña si se tiene en cuenta que la escuadra estaba diseñada para Horner.
Finalmente, Modolo y Richeze se reencontraron y terminaron el año como lo empezaron: festejando. Es que en el Tour of Beijing el italiano fue 4° en la etapa inicial y, mejor aún, 1° en la jornada conclusiva. Casi como si de un reconocimiento se tratara, el de Bella Vista tuvo su oportunidad y fue 5° el tercer día, sumando su único punto World Tour de 2014.
Está claro que Modolo contó alternativamente a lo largo de la campaña con Palini, Cimolai o Pozzato, pero siempre que ganó fue con Richeze a su servicio y, casi sin excepción, con el sudamericano como último hombre haciendo gala de su talento para posicionarse entre los codos de los poderosos trenes rivales.
Con 31 años y en muy alta estima dentro de Lampre a la hora de “hacer grupo”, tal vez estemos en presencia de un nuevo Richeze que quizás haya encontrado su nicho en el selecto World Tour del mismo modo que sucedió, por ejemplo, a Matteo Tosatto, Murilo Fischer o Daniele Bennati en su momento, cuando pasaron de ser sprinters ganadores a imprescindibles hombres de equipo.
Maxi, es un profesional con todas las letras. Se banco siempre la que le tocó vivir, buena, mala o regular, pero siempre puso el pecho. Es un exitoso en lo que hace.
En el ciclismo hay que reconocer el gran trabajo de los gregarios. Es una labor silenciosa pero que seria los grandes sin ellos. Exitos¡