Por @pmpalermo
Largamente señalado como el siguiente en la cadena sucesoria de Nairo Quintana -¡y Colombia ya tiene a Bernal!-, Miguel Ángel “Superman” López afronta un año clave en su trayectoria deportiva. Tras dejar atrás un periodo de mala suerte y aprendizaje, el boyacense está a días de iniciar su primera ronda de tres semanas como jefe de filas con opciones reales.
Para algún desprevenido, López completó hace unos meses la Vuelta a España en la octava plaza, llevándose dos parciales en el proceso y, cumpliendo con la -para él- inédita tarea de competir 21 días. Con el castigo asimilado, sin problemas en su preparación y con todo el apoyo de Astana, el “escarabajo” buscará dar otro paso en su astronómica proyección.
“La verdad que este año ha marchado todo muy bien. He tenido más continuidad y los bloques de carrera realizados fueron muy buenos”, dice en exclusiva a Ciclismo Internacional, resaltando la diferencia respecto a otros cursos, colmados de incidentes.
“Mi forma es muy buena. Aunque me falta un punto, que quizás sea la reserva para la tercera semana”, confiesa Miguel. Y aunque es cauto, sus logros en la ronda hispana de 2017 hacen imposible coincidir con su objetivo de base para la Corsa Rosa. “El reto es llegar a Roma y disfrutar día a día“, indica.
“Esto es muy largo, hay que ir paso a paso y es arriesgado decir algo más. Por supuesto, tengo en mente hacer una buena clasificación general”, suelta, descubriendo sus intenciones. Y en parte es comprensible, porque el colombiano sólo tomó la salida en dos grandes antes, yéndose a casa muy temprano en una.
Pese a su juventud, “Superman” habla con calma y mucha sabiduría. En su discurso se mezclan las ganas de salir a tope, con la cautela propia de un evento de tamaña magnitud colmado de rivales de entidad. Y sobre éstos habla el de Pesca.
“He trabajado para reducir las pérdidas en las cronos contra Froome y Dumoulin”, comienza. “Tendré que vaciarme para limitar las diferencias, que no sean tan grandes. Yo calculo que mi déficit rondará en unos 2:30”, completa con sinceridad. Vale la pena recordar que, en la Vuelta 2017, nuestro protagonista cedió 2:34 con el “keniata” en un trazado de 40 kilómetros.
Y justamente en esa carrera, López aprendió otras cosas. ¿Lo principal? Mejor que él mismo lo cuente. “En tres semanas de competición hay que ahorrar, dosificar fuerzas. Eso, y disfrutar, es el principal secreto en el que me apoyaré por ahora”.
Al margen de su meta de hacer una buena clasificación global, sobra la montaña en el Giro, y se sabe que en su terreno, el colombiano rara vez falla. “No tengo ninguna etapa marcada. Será cuando las piernas den la señal”, bromea, escapando sútilmente a la consulta. “Los favoritos son Froome, Aru, Pinot, Chaves y Dumoulin”, asevera, volviendo a eludir responsabilidades que luego pueden convertirse en presión.
En el cierre, “Superman” toca dos temas icónicos en el ciclismo actual. El primero, su ansiada visita al Tour de France. “No sé cuándo me tocará, yo estoy a disposición del equipo, y cuando lo decidan iré”, retruca con pragmatismo. La segunda cuestión, el famoso uso del potenciómetro. “Lo uso en los entrenamientos, en carrera me fijo poco en él. Es muy importante en la preparación, para saber cómo estás”, concluye.
Miembro de uno de los dos conjuntos más potentes de la próxima edición del Giro, con el aval de un top 10 general y dos parciales en la Vuelta, y una preparación sin percances, Miguel Ángel López tiene todo para pelear por el podio. El sudamericano es un talento único que, hasta la aparición de Egan Bernal, pintaba como único reemplazo concreto al trono de Nairo Quintana. Que mayo de 2018 sea el de su confirmación.
Pablo Martín Palermo
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