Mikel Landa: un asunto de fe
Por Oscar Trujillo Marín
Hay actos de fe que escapan a la lógica de las cifras, que no se sustentan en ningún argumento distinto a la emoción. Filias apasionadas que no superan el escrutinio de la razón. Mikel Landa es uno de ellos. Quizás sin proponérselo ha logrado crear un nombre con gancho para los medios a la altura de los grandes ciclistas de su tiempo, pero muy por debajo con respecto a ellos en logros deportivos.
El excelente -cuando está inspirado, y los astros se le alinean y ese es el problema, que sucede de vez en cuando- escalador vasco, próximo a cumplir los 31 años en diciembre, ostenta un palmarés que no se corresponde con el gran caché y valoración que de él tiene cierto sector mayoritario de la prensa ibérica y muchos aficionados españoles o de otras latitudes. Incondicionales para quienes el vitoriano despierta simpatía casi mística a la altura de los más contrastados cracks mundiales en este deporte.
Que Maradona (carácter inquietante y personalidad ciclotímica aparte) tenga incluso una secta religiosa que le rinde culto por parte de entregados y enconados seguidores, es delirante y enfermizo, por supuesto; pero se puede explicar en cierto modo. Diego, ha sido uno de los tres grandes genios, cracks del fútbol en toda su historia y con su enorme calidad individual -muy por encima de la media- ayudó a equipos pequeños, mediocres o muy limitados a obtener casi milagrosos y rutilantes triunfos nacionales o internacionales, que antes de él habían sido simplemente impensables (Napoli) o sin estar Diego habrían sido imposibles, como México 86 con su selección.
Sin embargo, esa prueba innegable de genialidad sustentada en hechos, en resultados para el Landismo ni siquiera hace falta que exista: les seduce “la estética en su pedaleo”, su posición elegante para afrontar las cuestas y ataques, sus ofensivas que no consiguen el objetivo pero alegran la retina; la desconcertante capacidad para fallar cuando tiene todo a su favor, y realizar algunas actuaciones memorables cuando ya no le alcanza para nada; les atrae esa montaña rusa de sensaciones que fluctúan entre la máxima expectativa y la inevitable decepción subsiguiente, para volver a empezar de cero con la misma ilusión en un bucle infinito.
Les seduce su carácter a veces lacónico, romántico ensimismado; en otras casi trágico. El landismo incluso, no necesita esos milagros, de esos triunfos evidentes, tangibles de su ídolo para mantenerlo siempre en lo más alto. Es un acto de fe. Landa gusta a tanta gente porque es el más humano de los ciclistas famosos: falla, decepciona, no piensa a veces para hablar, es frágil psicológicamente le afectan de más los tropiezos, los focos, la presión los mismos medios que lo han encumbrado, es decir: como a usted, a mi o cualquier hijo de vecino en sus zapatos o en nuestras vidas cotidianas. Mikel es uno de los nuestros: un limitado, imperfecto y mortal humano. Nada que ver con los Cyborgs campeones que nunca se cansan, fracasan ni fallan. Pero al mismo tiempo, Mikel tiene algo que lo hace especial: le pagan millonadas por ser un ciclista imperfecto y tantas veces reñido con la victoria. Eso tiene más mérito aún.
En tiempos donde las tendencias la marcan las cantidad de clicks o likes, la gran repercusión mediática no siempre va de la mano de la jerarquía y capacidad o virtuosismo musical, artístico o deportivo. Los que más “venden” no necesariamente son los mejores, o los de calidad más integra: son los más comerciales si, y los más mediáticos también. Pero no los mejores en sus respectivos oficios deportes o artes. Hoy en día es tan importante tener “ángel” mediático, “registrar bien” ante la cámara, crear una conexión emocional (tanto o más) que tener una laureada historia real consagrada que soporte con trofeos la dimensión de esa fama o consideración.
Landa, quien permanece en la élite mediática de los especialistas top en carreras de tres semanas desde su magnífico Giro de 2015, (donde logró su único podio, quizás el mejor y más regular estado de forma que ha tenido jamás en sus 13 participaciones en grandes vueltas) a partir de allí, no ha podido refrendar a esa misma altura el potencial de sus condiciones; no ha podido dar el paso que le falta para superarlo e instalarse por mérito propio entre los grandes vueltómanos por logros -y no por expectativas, corazonadas, presentimientos o esporádicos chispazos-. De momento Oscar Pereiro, Ryder Hesjedal y Chris Horner siguen atesorando mejor palmarés que él. Es triste lo sé, porque de seguro Landa ha dado “más espectáculo”. Pero ni en sus mejores momentos estos tres campeones llegaron a disfrutar del enorme tirón de pantalla, clicks y portadas que el vasco.
El nacido en Murguía cuenta, eso si, con cuatro top 7 más en ese tipo de pruebas, tres de ellos en el Tour de Francia. Admirable, por supuesto, pero inferior al palmarés de Kruijswijk o Rigoberto Urán, que han hecho podio en el Tour y han sido habituales en el top 10 de grandes vueltas, por poner solo el ejemplo de corredores contemporáneos peor valorados por buena parte de la prensa o aficionados. Voluntariosos y esforzados ciclistas, quienes han hecho de la regularidad -y de conseguir logros muy por encima de sus capacidades y posibilidades- un arte. Por supuesto gozando de mucha menos prensa también y favoritismo que Mikel a donde quiera que acuden. Nadie en su sano juicio dudaría de la enorme calidad en la escalada de Landa, -muy superior a estos dos buenos corredores-, pero de forma paradójica a Steven y Rigoberto les rinde más: han sido podio en el Tour ambos y además Urán en el Giro dos veces. ¿Dónde radica entonces esa enorme valoración por Landa? ¿Si no se puede explicar con logros y cifras, de dónde nace? ¿Es una exageración de sus incondicionales y prensa afín?
Pero eso no es culpa de Mikel. Él no ha obligado a la prensa de su país y buena parte de sus aficionados a que lo eleven a la categoría de luminaria deportiva con más trasfondo mediático que currículo de victorias. Él no tiene la culpa de que su agente le consiga cada vez un mejor contrato que al anterior, mucho mejor remunerado y que haya equipos que aún le copien a pesar de que sus resultados no terminen de llegar. Algo bueno tendrá que tener, pensaría un buen publicista o un agudo gerente de mercadeo. Pero esto es ciclismo ¿no?
Volvamos a los hechos estrictamente deportivos. Desde ese grato 2015, Mikel jamás ha tenido verdaderas opciones de pelear por el Tour o ninguna gran vuelta más. Ha sido animador, sí, algunas veces. Ha estado en el grupo de los diez elegidos en las cuestas definitivas, también en otras. Pero antes que progresar en sus objetivos o logros se ha estancado -de forma irónica a medida que iba reclamando más galones- o claramente se ha alejado de la cima, aunque siga llegando para muchos con el rótulo de favorito cada año a cada vuelta que corre.
Luego de descollar en el 2015 en las filas del Astana, siendo de forma evidente superior que su jefe de filas Fabio Aru en dicha ronda transalpina, tras la enorme expectativa que creó la prensa de su país, después de declarar públicamente el vasco que merecía más galones, que no deseaba ser más gregario en Astana, porque estar subordinado siempre a dos líderes con más jerarquía le cortaba las alas, decidió marcharse al final de esa temporada. Pero en lugar de buscar protagonismo en un equipo solo para él, en una decisión difícil de entender -si lo que quería era un papel estelar-, en una elección suya, propia, autónoma decidió partir para… ¡Sky! cuando en cualquier equipo pequeño hubiera tenido un protagonismo absoluto. Por esos mismos años Dumoulin liderando en soledad total un flojísimo Sunweb, logró ganarle a Nibali y Quintana -rodeados de grandes gregarios- un Giro de Italia, sin más ayuda que su clase, regularidad y valentía. La gloria también se cultiva con decisiones acertadas y esta para el vasco, desde luego no lo fue.
Francamente, en el plano económico sí era una gran opción llegar a Sky, nadie pagaba más, es un hecho. Pero en el aspecto meramente deportivo no tanto. La situación era idéntica al Astana, con el agravante que en el Tour, Sky tenía en su esplendor al mejor vueltómano del mundo, y mientras Froome (corriendo y disputando siempre dos grandes vueltas por año) reinara, la jefatura de filas Mikel no la podía ni oler, como efectivamente sucedió. Aún así, tuvo sus oportunidades en el Giro durante esos dos años pero su contratado mal fario le hizo desaprovecharlas.
Landa es un gran escalador, un tipo que da gusto ver subir cuando está inspirado. Su fotogénico estilo de otros tiempos tipo Pantani, con las manos en la parte baja del manillar y de pie sobre los pedales, la cabeza clavada en el horizonte y un baile cadencioso; con esa pasmosa facilidad para ascender cuando los astros se le alinean, registra bien ante la cámara y le devuelve a ciertos aficionados nostalgias de un ciclismo analógico más abierto y agresivo que ya solo se ve en viejos vídeos de los ochentas colgados en Youtube.
El problema es que para ser un vueltómano de éxito y forjar una leyenda hace falta algo más que eso. Mikel no es ningún novato, lleva 9 temporadas en el World Tour y 10 como profesional desde que ascendió en el 2010 al Orbea, antiguo filial continental del Esukatel. Durante ese tiempo ha tenido siempre muy malas prestaciones contra el cronómetro y no ha mejorado un ápice. Por el contrario sus cronos siguen siendo igual o peor de malas. Su punta de velocidad es muy pobre y las llegadas en alto se definen cada vez más a menudo en grupos reducidos, las bonificaciones y el último aliento de rush suelen determinar unas carreras cada vez más igualadas. Su colocación en las etapas en llano, nerviosas o con viento, deja mucho que desear, y su proclividad para irse al suelo no es un mito.
Nada de esto se le puede achacar tan solo a la mala suerte, algo de responsabilidad en forma de concentración, pericia o intuición le tocará al español. Su tremenda irregularidad lo acaba de lastrar todavía más, siempre arranca contra la corriente cede mucho tiempo en lances tontos de carrera. Un vueltómano de perfil claramente escalador, que nos sea medio versátil, más completo, por muy bien que suba si da tantas ventajas no puede pelear rondas de tres semanas y menos ahora en plena era de los croners eximios que suben igual o mejor que ellos. A punta de estilo elegante y fogonazos aislados de calidad en las cuestas no se entra a la historia en el palmarés de ninguna grande.
Siguiendo con su trayectoria del Ineos, muy aburrido por su papel evidentemente secundario -que él mismo eligió- a finales de 2017 decide partir de nuevo tras dos temporadas con los británicos donde no acabó de consolidarse pero como siempre dejó algunos geniales destellos aislados de calidad. En una rara mezcla -casi nunca compatible- entre idealismo y pragmatismo monetario, decidió partir a Movistar, a sabiendas de que tenía al máximo ídolo nacional español por delante, Valverde: intocable y emblema (justificado por sus grandes logros) del equipo. Además, por delante también estaba el único Vueltómano -en su momento, 2018- que les había dado sus dos triunfos en rondas de tres semanas y tres podios en el Tour a la escuadra de Unzúe, desde que en 2011 corre bajo dicho patrocinio. No parecía muy buena elección si lo que Mikel deseaba era galones exclusivos. Una vez más Landa se encontró -por libre elección personal y tercera vez consecutiva- con una situación y en un escenario donde a las claras no iba a ser la figura estelar y sus opciones las tenía que compartir con gente con más palmarés y más regular que él. ¿Era necesario ir allí? Más aún cuando en el Tour que hizo 4° (a 1 segundo del podio) con Froome en 2017, ayudando al británico a ganarlo, ya había dicho que no quería volver a trabajar para nadie, que quería sus opciones personales.
Las cosas en Movistar terminaron de la misma forma que en Astana y Sky: tras dos años en la escuadra navarra, volvió a ofrecer algunos chispazos de enorme calidad en las cuestas alternados con muchas decepciones en forma de caídas, enfermedades y una proclividad a los contratiempos muy por encima de la media. Cumplidos sus dos años sin poder dar ese gran salto de calidad, a finales del curso pasado anunció su salida del equipo para este 2020 con rumbo al Bahrain-McLaren donde al parecer sí le garantizaban que iba a asistir de único líder al Tour. Así sucedió y de momento parte esta próxima ronda francesa con un buen equipo alrededor.
Lo fácil es pensar que Landa no tiene suerte y que estar siempre a la sombra de corredores de más jerarquía ha lastrado su protagonismo y ha evitado que su botín en forma de palmarés sea acorde con su revuelo mediático y caché. Pero mirando de manera desapasionada su trayectoria, se puede advertir que teniendo tanto prestigio y buena valoración desde hace 6 temporadas ha elegido muy mal el rumbo de su carrera deportiva hasta ahora. No ha progresado en sus evidentes limitaciones, y la enorme presión y sobre expectativas de la prensa de su país hace que, da igual lo que haga, parezca poco. Cosa que no debe ser muy buena para una psique especialmente sensible.
Por supuesto que Mikel no es el corredor más ganador de los considerados grandes vueltómanos. Por supuesto que a su consideración como estrella del ciclismo mundial le falta palmarés, regularidad y consistencia para sustentarlo. Pero yo prefiero mil veces que vaya el vasco como uno de los cabezas de cartel a cualquier carrera -aunque sepa que no va a tener chances-, que fallará: que le pasará algo justo después de haber tocado el cielo, prefiero mil veces ese ciclismo humanizado a ver un tren de robots dejando en bandeja servida la etapa para que su descansado y ultra protegido líder remate en los últimos kms (o metros) del premio de montaña definitivo. Landa gusta por que se parece a usted, a mí… a cualquiera. Porque es uno de esos últimos vestigios de un ciclismo que no volverá jamás y porque tienen más mérito los héroes inseguros, vulnerables y limitados.
Oscar Trujillo Marín¿Te gusta lo que hacemos? seguínos en Instagram y TwitterSumate en facebook: Ciclismo Internacional
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Landa sin duda da espectaculo, la suerte lo acompaña poco, pero sin duda es un ciclista que ataca y se le agradece, ademas es muy buena onda en las declaraciones.. si lo analizas a conciencia siempre su nivel a sido bueno desde que esta en el peloton, pero la suerte, las caidas su mala crono y hasta las veces que no le pasaba nada tenia que trabajar para otro caso Aru o Froome…incluso Carapaz , la etapa que le dio el titulo saco 1.54 con los favoritos donde no ataco para no perjudicar a su compañero y Landa termino a solo 8 del podio…
Interesante artículo para “humanizar una religión”, que como la fe, en muchos casos se agarra de poco; ya que después de una gran década de ciclistas españoles (aprox 2005-2015) busco en Landa su nuevo ídolo. Como cualquiera ha aprendido de sus errores, ahora estará en un equipo 100% para él en un tour montañoso y con toda esta juventud arrasadora que viene, tendrá en este tour uno de sus últimos chances para hacer algo importante (como muchos otros ciclistas). Por el espectáculo esperamos que lo haga bien y se atreva a romper los trenes de los equipos favoritos.
Sin duda el Titulo lo dice todo!! muy acertado, solo le queda aferrase a el y sus seguidores “La Fe” y por que no….
Hay algo que al igual que la Fe hay que tener en cuenta y es, hasta donde el ego de un ser humano puede llevarlo a tomar decisiones equivocadas y a generar en su propia vida circunstancias que de una u otra forma afectan su desempeño en todo nivel. Landa es sin lugar a dudas un gran ciclista y de los que aún se atreven a atacar sin medida, a fundirse sobre la máquina tras un loco deseo de alcanzar un triunfo. Pero para nadie es un secreto que quizás por su protagonismo mediático alimentado por el caudal gigantesco de fanáticos que han hecho de él un ídolo y por la ola de seguidores nacidos de la imperiosa necesidad de la afición española de ver surgir una figura que rememore las grandes gestas de figuras de gran renombre hoy en retiro; su ego se disparó a límites desbordantes y lo llevó a hablar más de la cuenta y a creer que se puede ganar antes de correr. Aunque no se crea, hay sentimientos y emociones en el ser humano, que conllevan a generar presiones que afectan el rendimiento psíquico, físico y orgánico, y que lejos de impulsarnos a alcanzar objetivos fijados, nos llevan a la derrota y a la frustración. Esperemos que en este tour en el que su liderazgo es indiscutido, Landa pueda superar y vencer sus propios demonios internos, de tal manera que con plena libertad e independientemente del resultado, esta libertad le permita optimizar su rendimiento.
Errar es humano, y Landa es muy humano. Las conjeturas, especulaciones, y sobretodo las esperanzas, las ha sabido llevar a la sombra de que como gregario hubiera podido superar a sus líderes . Podrá demostrar su valía ,ahora, siendo cabeza de un gran equipo? O sí no, reinventará su discurso? Aru , Porte y otros, viven de las glorias pasadas y de lo que pudo ser y no fue, Landa también.
No le apostaría ningún duro.. Landa solo vende humo. Su arrogancia es comparable con su falta de consistencia.
Ni es arrogante, ni vende nada. Brutalmente honesto en un mundo donde todo es aparentar. Landa es una cuestion de fe, cae muy bien excepto a los amargados. Algun dia estara cerca de ganar algo, y se caera en el ultimo momento, y seguira siendo Mikel Landa, y NO PASA NADA.
Dios, tanto tecleo sólo para decir que landa es un ciclista “de la media” y que su supuesta popularidad, claramente exagerada e influenciada por los gustos del narrador, sólo responde a los complejos de la prensa española que ha agrandado su imagen hasta niveles superlativos y de muchos españoles que compraron ese producto mediático falseado, como casi todo lo que la prensa fabrica, ahora siguen intentando encontrar a su ídolo en cualquier ciclista que proyecte algún atisbo de potencial, p.e. Mass o García cortina.
El ciclismo español hace rato esta sumido en una gran crisis y la causa habrá que buscarla en la estructura organizativa de este grandísimo deporte…
Si lo miramos con su reduccionismo simplista si. Si deconstruimos su caso con más perspectiva, menos sesgo y desapasionamiento no.
Óscar me quedó una duda del artículo. Cuáles son los tres futbolistas a los que se refiere? Por otra parte, impecable y acertado el artículo, Landa antes que deportista, es humano, y eso es claro en las declaraciones que brinda.
A veces aunque no consigas las victoria humanamente hayas ganado. El giro 2015 en el podium fue tercero pero los que lo vimos sabíamos que era el gran ganador. En el tour 2017 no hizo podium pero sabíamos que era un podium y en el giro 2019 tb. A veces los derrotados han ganado humanamente. Mikel Landa es un ganador sin títulos como muchos ciclistas del pelotón. Free Landa!!!
Landa es un buen muchacho, además de su falta de suerte Mikel ha sido muy condenado (me incluyo) por un par de declaraciones, justa o injustamente no lo sé, da espectáculo o intenta darlo, eso también me agrada mucho, por que intenta romper esa monotonía que a muchos les disgusta, Mikel tiene clase, sube bien, y en tour del año pasado y 2018 estuvo siempre con los mejores en las escaladas (eso sí cerca pero no en una disputa clara) salvo eventos desafortunados como caídas y cortes que fue donde perdió la mayor parte del tiempo, yo no hablaría solo de mala suerte, en un corte también tienen mucho que ver la. Colocación y sagasidad del corredor, incluso algo en las caidas, pero bueno la mayoría de las caídas y todos los pinchazos si son cosa de carrera y de suerte.
Yo esperaría mucho de él este año, tiene los galones que a gritos a pedido, creo que merece la oportunidad de demostrar que en condiciones de capo absoluto puede tener ese factor diferencial para disputar el podio y algo más, desde el sábado veremos si Mikel tenía Razón.
De los candidatos al Tour, sin contar con los Jumbo e INEOS que irán refugiados en sus equipos, sobretodo los primeros, Landa y López son los que con toda seguridad buscarán desbaratar los trenes de esos equipos y no sólo aguantar y ver qué pasa, lo cual para un aficionado que no ve sólo con la bandera en los ojos es de valorar y se aprecia, les alcanzará? no tengo idea pero siempre me ha gustado que le vaya bien a ese tipo de corredores y espero lo mismo para Landa y López. Ahora, creo que deben intentarlo desde la etapa 4 ya que los finales en alto son sólo 4 y teniendo en cuenta la CRI de la etapa 20 no hay que desaprovechar las oportunidades, eso sólo significará llegar con el Tour perdido a la crono.
Es un buen gregario y simplemente no tiene la suerte del campeón.
Landa un buen ciclista , gran escalador, de los buenos de la década, pero sus debilidades en la crono individual y que pierde minutadas y, los altibajos en su rendimiento, no le han posibilitado ganar una gran vuelta. Para este TDF, a pesar que su objetivo y así lo ha dicho a los Landistas, de ir por el tour, existen un quinteto de corredores superiores a Él. Pero lo cierto es que dará espectáculo y ganará una o dos etapas, y seguramente peleará un top 4-5 porque este recorrido por ser montañoso, le puede favorecer en sus aspiraciones.
Siempre he pensado que Landa es un ciclista sobrevalorado por la prensa y gran parte de la aficion española. Es un magnifico escalador, pero no tiene lo que se necesita para ser un ganador de GV. En mi opinion el Giro 2019 era su gran oportunidad para demostrar que podia ser un lider solido para carreras de 3 semanas, pero desde la etapa 1, se noto que Carapaz estaba mas fuerte que el y al final Movistar decidio apostar todo por el ecuatoriano. Yo veo muy dificil que pueda ganar algun dia una GV.
Para este tour lo veo siendo animador, pero si Roglic, Bernal, Dumoloin, Nairo, Pogacar, Pinto, etc, consiguen estar al 100%, no creo que tenga chances de estar en el podio.
Excelente artículo Oscar, felicitaciones. Ah y que no se les olvide, yo soy Landista y nos vemos en el Tour
Por supuesto que el no tiene la culpa de que los españoles lo enaltescan tanto, es simplemente la frustración de un país ciclístico por buscar ansiosamente el reemplazo de contador un Valverde o purito, la verdad están haciendo lo mismo con Enric más y en el momento está muy lejos de que encuentren uno como ellos. No veo Oscar ninguna gesta ciclística o ese recital del escalador de ensueño que allá hecho hasta hoy y que este grabado en la retina de quienes amamos el ciclismo, pues en el tour no a ganado una sola etapa y mucho menos un podio, la verdad con 40 años Valverde sigue siendo superior a él y si este año no logra un buen número en el tour para el otro año le contrataran un nuevo capo.
Landa me recuerda a Pinot, y yo creo que el Tour de Francia le debe al Vasco minutos de gloria.
Este año pinta bien.
Landa, una estrella solitaria en la noche oscura del ciclismo español.
Creo que este es el mejor artículo que ha escrito Óscar Trujillo. Es casi una obra literaria. Me ha ayudado mucho a entender el fenómeno Landa. Antes de este artículo no entendía por qué un mediocre ciclista tenía tanto favoritismo. Gracias Óscar por este análisis tan interesante. A pesar de no haber ganado ni una sola carrera WT en toda su carrera Landa sigue siendo un ciclista destacado. Quizás vaya a ser el único ciclista que saque la cara por España, tierra de grandes, en este próximo Tour. El gran bala ya está en sus últimas y creo que no estará siquiera entre los 10 primeros al final de la carrera. Tristemente Mas, la gran esperanza española, parece que ha sido flor de un día. Así que queda Landa, que aunque no ganará el TdF, sin duda dará espectáculo.
Menudo artículo te fajaste, Óscar, wow!
Me quedo con esto: “Pero yo prefiero mil veces que vaya el vasco como uno de los cabezas de cartel a cualquier carrera -aunque sepa que no va a tener chances-, que fallará: que le pasará algo justo después de haber tocado el cielo, prefiero mil veces ese ciclismo humanizado a ver un tren de robots dejando en bandeja servida la etapa para que su descansado y ultra protegido líder remate en los últimos kms (o metros) del premio de montaña definitivo”.
Muchas ganas de que comience el Tour, pero se me quitan un poco cuando pienso en los trenes robóticos detestables (NO, Sky/Ineos/Grenadier, y Jumbo, nada de gracias por eso!).
A ver si los Landa, Pogacar, Martínez, Buchman y demás intentan romper ese maleficio.
Eso en tanto llega el 2021 y tenemos a un Remco recuperado y más fuerte para que vuele en pedazos esos malditos trenes!
Ojalá Víctor, ojalá.
Al pedalista Landa la subida que le hacen los diarios y/o revistas lo han engrandecido y esto es lo que no lo deja ser un ganador; además cuando ve la oportunidad de ganar no le interesa llevarse inclusive a su Líder ; porque primer es El Landa y esto mientras no lo venza no puede volver a ganar una carrera de prestigio; creo le falta humildad.
Cuando se baje de esa nube ,le merme a la prepotencia y ponga en sus pedales la misma chispa de su lengua ,sera ganador de una GV
El Mario Balotelli del ciclismo
Me ha encantado el artículo. Es brillante, Óscar!!
Excelente artículo,bien detallado y explicado;
muchas gracias Oscar, por ese análisis riguroso.
Da gusto leerlos
Mikel lana el Mario Balotelli del ciclismo
Mikel Landa…es un sobrevalorado…no esta ni en el top 10 de los escaladores actuales y es muy mal contrarrelojista…es un arrogante y pedante, ambicioso de protagonismo que no merece..escribes muy bien, no desgastes tus palabras en el…escribe de tadej pogacar, egan bernal, remco evenepoel…verdaderos talentos