Por @pmpalermo
Peña Cabarga quedó atrás y Chris Froome se autohomenajeó con otra victoria en la cima cántabra, pero al margen de ello, poco y nada sucedió entre los gallos, que se sacaron diferencias mínimas, tal y como se esperaba en la previa.
Eso sí, la corta ascensión dejó algunas lecturas interesantes que confirman parte de lo expresado más temprano esta semana, como por ejemplo, el hecho de que el título es cosa de Quintana y Froome, sin terceros que amenacen en el horizonte.
Dicho esto, y en lo que a las acciones del día refiere, hay que subrayar nuevamente la forma del líder Nairo Quintana, que no cedió tiempo más que en el sprint por las bonificaciones, en un puerto adverso para sus características y favorable a las de quien se llevaría la gloria, el explosivo Chris Froome.
La realidad marca que el ‘keniata’ recortó cuatro segundos en el embalaje, pero lo que más debe preocupar a Quintana es la exponencial mejoría del campeón del Tour, quien afirmó estar construyendo su forma en carrera. Esto implica que apunta a la tercera semana y, con eso en vista, que por ahora quiere limitar daños.
Ningún misterio, pero sí un factor adicional para entender por qué le fue mejor en Lagos que en La Camperona y, a su vez, tuvo una actuación superior en Peña Cabarga. Froome está progresando en su estado físico y es de esperar que, con el transcurso de las etapas, modifique las tácticas defensivas y pase al ataque.
En la otra vereda, la ventaja la tiene Quintana. El colombiano está sólido en lo físico y muy confiado, aspectos que lo vuelven un hombre peligroso y agresivo, tal como se confirma al revisar las tres llegadas en alto de la presente edición del evento hispano, puesto que atacó en todas y en dos hizo daño.
Si el tunjano quiere ser campeón, debe sostener su vocación ofensiva y, claro está, rezar para que su rendimiento no baje tras haber supercompensado. Las ascensiones largas por venir son de su agrado y es allí, este fin de semana mismo, donde tiene que asestar un golpe letal a su gran adversario generacional antes de la recuperación definitiva de éste.
El mero hecho de que Froome haya detenido la hemorragia en el puerto de hoy tras haberse recuperado en los Lagos previamente, habla a las claras de su crecimiento y eso obliga al de Movistar a incrementar su renta de cara a la crono. Etapa que, por cierto, no es tan adversa a él como se dice, pero que sí es de la predilección del capo de Sky.
¿Cometió un error el cafetero al esperar tanto para moverse? No, justamente porque la gradiente del puerto no era beneficiosa, hecho que ratifica lo aquí expresado respecto de la idoneidad de la misma para “Froomey” y la fortaleza del maillot rojo en territorio enemigo.
Quintana debía -y debe- meter más tiempo entre él y su rival, pero no era esta la trepada y quedó demostrado. No en vano el ‘keniata’ acumula dos festejos allí, y lo de hoy fue un aviso de lo que podría estar gestando en su interior y del peligro que eso conlleva para el resto.
Y hablando de los demás, poco cambió el panorama. Lo de Valverde es impresionante e histórico pero no amenaza a los dos punteros; Contador no está al nivel de antaño aunque es loable su casta, en tanto que Chaves quiere pero no puede.
Punto de inflexión
Nairo está ante la chance consagratoria de su vida y un punto de inflexión en su trayectoria: vencer a Froome. El británico es el mejor ciclista de su era y Quintana el gran rival que nunca ha podido doblegarlo del todo en las grandes.
Si el sudamericano cambia eso y prueba el sabor de la sangre del ‘africano’, es muy posible que el golpe moral -para uno y otro- sea trascendente, repercuta en la temporada entrante y termine por delinear el modo de correr del colombiano. ¿O acaso podrá el conservador Unzué prohibirle a su pupilo que repita sus ofensivas tácticas actuales si las mismas se transforman en el título hispano?
De más está decir que la gesta no es sencilla. A día de hoy, y desde que Froome es “Rey” de la Grande Boucle, sólo Alberto Contador pudo apartarlo mano a mano de un título en grandes vueltas y, dato no menor, ante segundos esfuerzos del nacido en Nairobi, en la Vuelta 2014.
Todos los hombres aquí en cuestión son figuras, pero no debe soslayarse que Quintana está batallando contra un atleta al que nadie diría nada si estuviera de vacaciones, mirando la competencia por televisión, tras haberse hecho con su máximo reto estacional.
En vez de eso, es de elogiar que habiendo sumado su tercera grande, el británico esté sufriendo en las empinadas rampas de la Vuelta, donde igualmente, no es el máximo favorito desde el momento en que Quintana lidera y no lo frenan por el pinganillo.
El duelo generacional del siglo 21 está en su apogeo y, tras haber quedado trunco en julio, se anticipa épico en las montañas españolas debido al compromiso de los protagonistas, dos campeones ávidos de gloria que se dejarán la piel en el asfalto antes de ceder. Uno para probar que no sólo rinde en julio, y el otro ansioso por revertir su pálida imagen del Tour y demostrar que tiene con qué dejar atrás al hombre del momento.
Pablo Martín Palermo
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