Por @pmpalermo
Hace poco más de un mes se habían confirmado parte de los planes del Team INEOS Grenadiers para 2022. Al menos en lo que refiere a la repartija de sus jefes de fila para las grandes vueltas, máximos objetivos de una escuadra que respira exclusivamente para el Tour de France. En ese esquema, Egan Bernal sería el capo en Francia, con un tridente encabezado por Carapaz en el Giro de Italia.
Lamentablemente, el reciente accidente del colombiano modificó eso, porque difícilmente vuelva a pedalear este año. O, si lo hace, habrá que ver en qué nivel. Reflexión aparte, ojalá no siga la senda de otros que padecieron incidentes de gravedad como Beloki o Froome.
Pero, retomando el hilo del artículo, la vida sigue y los de Brailsford deberán rearmar el rompecabezas. Uno en el que se habían ratificado las ideas aquí vertidas hace rato, o sea, que Bernal y Carapaz son los máximos gallos de la formación británica y los únicos que elegirían sus competiciones. La cuestión es que, caído el máximo baluarte para el Tour, la lógica implica que el ecuatoriano debería tomar su lugar.
Otro tema es que le convenga o lo quiera. Y en ese punto siempre se cae en análisis sobre recorridos más o menos aptos, algo que la mayoría de las veces queda desestimado porque los corredores hacen la carrera. El mismo Richie ganó una grande con 60 km de cronos y con todo un Roglic presente. Sí, los trazados importan (y en 2022 el Giro es para escaladores) pero la clave actual es otra: los INEOS andan menos que los Jumbo y Pogacar. A día de hoy, hasta que alguien pruebe lo contrario, ir al Tour es competir por el tercer escalón del podio, salvo sorpresa, irrupción de fanáticos con carteles o percance de los citados favoritos.
Carapaz, posiblemente entre los tres vueltómanos más ofensivos y -dato no menor- regulares (top 4 o mejor en rondas de tres semanas de 2018 a la actualidad) del pelotón mundial, deberá ir a lidiar con los eslovenos. Gajes del oficio, y de ser capo principal en su equipo. Posiblemente esto le haya arruinado los planes, pero sus patrones lo necesitan y si alguien tiene que poner la cara es él. Ni Thomas ni Porte, ambos en declive. Ni Sivakov, ni los que irán a Italia (Tao y Pidcock). Ni Adam Yates, excelente pero no al nivel del hombre de Carchi en las grandes. Él es una garantía, los demás no.
Muchos creen que debe manter sus ojos en mayo porque los líderes de Jumbo y UAE han estado en otra liga las más recientes campañas. Pero, ni los patrones de INEOS ni el propio atleta van a reconocer que son inferiores, al menos no públicamente. Y muy bien deberían armarse el discurso para justificar la ausencia del sudamericano en el máximo evento del calendario ahora que no está Egan, porque no ir en el contexto actual es reconocerse por detrás de sus afamados contrincantes.
Por más que el sentido común pida a gritos a Carapaz en el Giro, el equipo con mayor presupuesto está prácticamente obligado a enviarlo a la cita en torno a la que viven. Y, después de todo, (y jugando a la futurología) tampoco es algo desdeñable un podio en los Campos Elíseos… A fin de cuentas, menor será la repercusión si Richard es doblegado por los dos mejores corredores del mundo, a que si eso sucede en la cita italiana, donde los capos -con todo respeto- son de segundo orden y habrá escasos 26 km sobre la cabra.
Pero, en esta danza de nombres surge uno a considerar para reemplazar a la Locomotora en la Corsa Rosa: Daniel Felipe Martínez Poveda. El gregario de lujo de Bernal en la pasada edición, 5to en la general sin tirar un solo día en busca de sus intereses personales. Dani es un vueltómano en ciernes al que siempre le ha faltado algo para dar el salto definitivo en ese rol. Caídas, por mala suerte o algún error, lo privaron de ello cuando tuvo los galones. Sin embargo, la evidencia física de que puede lograrlo está allí y, sin ir más lejos, en el pasado Giro. Es hasta incluso más completo que la mayoría de sus compañeros, y si algo le falta es más confianza en sus posibilidades y regularidad en la escalada. La crono debería ser su arma más letal.
Pero claro, sobran ejemplos en la historia de este deporte de gente igual o más capacitada que no tuvo cabeza o fortuna (o ambas) para ejercer de jefe. La desgracia de Bernal y la probable modificación del calendario de Carapaz tendrían como resultado una nueva chance para el de Soacha. Con un aliciente no menor: compartirá galones con Tao y Pidcock (o Yates o el que quieran) en la salida, quitándose presión de encima en el arranque. Luego, la ruta lo colocará en su sitio. Y si corre para él, no como en 2021, tranquilamente puede repetir o mejorar su 5ta plaza.
A los 25 años, empieza a confirmar todo lo que de él se esperaba. Sus dos últimas grandes fue de menos a más en la clasificación y acabó la tercera semana a tope, señal inequívoca de progresión orgánica. La resistencia requerida apareció y se asentó, proceso que -por su edad e historial- aún debe ir en ascenso.
Estará en él sacarle jugo a las oportunidades que le den en 2022. Aunque suene feo, debe quitarse a Bernal de la cabeza (o usarlo de motivación para regalarle un éxito) y continuar trabajando en el camino que -curiosamente- ha encontrado su máxima expresión en los años de la pandemia. Cursos en los que Dani se hizo con todo un Dauphiné y firmó el 5to lugar del Giro.
El deporte, la vida o el trabajo son así. No siempre se impone la lógica y muchas veces mandan las burocracias. De tener que guiarnos por aptitudes físicas, experiencia y antecedentes, lo normal sería ver a Carapaz en un Giro a su medida y a Martínez en el Tour, sin presiones, exprimiendo a su favor las cronos. Pero INEOS -probablemente- no hará eso porque, como explicamos, no pueden ir al evento magno sin su máxima figura.
Pablo Martín Palermo
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