Por @pmpalermo
Se acerca el Mundial de Yorkshire y crecen las expectativas. Pero también las polémicas por la conformación de algunas selecciones, o incertidumbre ante el extenso listado de bajas ilustres. Sin embargo, las cosas son muy claras desde que se presentó el recorrido, la clave detrás de todo esto.
Básicamente, porque se trata de un trazado para puncheurs, gente explosiva que puede superar desnivel, mayormente si el mismo está repartido en cotas cortas. Y es ese el caso, puesto que la cita arcobalena espera con 3580 metros de escalada y un sin fin de trepadas breves.
Para más precisión, hay tres “puertos” categorizados (serían de 3ra o 4ta) en la primera parte de los 285 kilómetros estipulados. Ya en el circuito conclusivo, superarán siete veces una ascensión de 1100 metros al 5.6%, más otra mucho menor.
Un dato clave lo arroja el territorio elegido para albergar la prueba. Es que la ondulada geografía discurre por caminos estrechos, las cotas mencionadas y bajadas nerviosas, todas sobre un asfalto rugoso. Es una clásica, y los grimpeurs no están diseñados para ello.
Con eso en vista, es lógica pura que los escaladores se bajen. Incluso, es extraño -por mencionar un ejemplo muy notorio- que los colombianos viajen con el cuadro elegido. Es una obviedad que para brillar hay que estar fino y, para hacerlo en terreno adverso, mucho más. Por eso, con gente como Quintana o Chaves en condición dudosa, se antoja complicado entender la táctica de los escarabajos.
Lo más probable es que metan gente en la escapada y viajen con el resto de sus componentes a rueda. Algo que igual no será fácil porque el sube y baja que aguarda es el de los famosos látigos. El panorama no se anticipa bueno para los sudamericanos.
Más normal lo de Vincenzo Nibali, que cedió su plaza a un compañero debido a su falta de forma. En cambio, los eslovenos pueden aspirar a algo más, porque Roglic y Pogacar llegan finos de la Vuelta y, dato no menor, cuentan con un sprint respetable.
Esto trae a colación el tema de los lugares comunes, incluso en la prensa. “Selección de lujo”, se lee en muchos portales. Y por nombres, la mayoría lo son. Y lo serían también en un camino llano, pero no lo ganarían. En este caso, el auténtico lujo es el de Bélgica, que alineará estrellas idóneas para el tipo de cita.
Para dejarlo bien claro: es un Mundial para gente que puede subir y posee un golpe de riñón importante. En el caso de Colombia, posiblemente hayan reunido el peor grupo posible entre los bloques que tienen ocho plazas.
Un poco porque carecen de puncheurs, otro tanto porque ahorran dinero a su Federación desde el momento en que están en Europa y, punto a favor, porque el fondo de la Vuelta es un plus si no se acaba tostado. La adición de Betancur es clave, porque enseñó buenas piernas recientemente en citas similares, contra los favoritos para la carrera y porque sus cualidades son las requeridas.
Entre los Sub23, si no acusa la fatiga post Vuelta, Higuita es una opción excelente. Sergio Henao hubiera podido sumar mucho, pero hace rato no encuentra la condición que supo ostentar al máximo nivel y no está entre los elegidos.
Oscar Quiroz no sería una mala incorporación, pero es una realidad que carece de roce al máximo nivel y estaría en desventaja física y táctica. En resumen, desde que se hizo el anuncio de la sede habría que haber trabajado en consecuencia.
Que esta generación talentosa puede sorprender y acallar bocas, es real. Pero sería fruto de una genialidad individual en un día de inspiración, y no producto de la planificación y trabajo. En definitiva, hace meses se sabe qué esperar de este Mundial. La sorpresa -de quien sea- sólo revela falta de preparación y previsión en todo aspecto.
Pablo Martín Palermo
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