Ciclismo Internacional

Opinión: Con muy poco

Por @pmpalermo

Poco. Esa palabra podría servir para sintetizar gran parte de lo sucedido en el tercio inicial del Tour de France 2017. Pero también, para cuantificar lo que necesitó el líder Chris Froome para ostentar dicha condición en el primer día de descanso.

En un panorama general, la crono de apertura y el final en alto de La Planche des Belles Filles tuvieron escasas diferencias y revelaron unas mínimas pistas sobre lo que vendría. La jornada “reina” las confirmó, aunque los números no fueron tan concluyentes y la carrera sigue abierta.

Desde un punto de vista específico, el noveno parcial arrojó resultados contundentes en lo que a Contador y Quintana refiere, aunque sin grandes demostraciones por parte de sus adversarios, hecho que debería preocupar un poco más a los vencidos.

Pero vayamos por partes. El ajedrez táctico tuvo varias aristas, con AG2R y Sky primando, en tanto que Trek y Movistar arriesgaron sin fortuna y les salió el tiro por la culata. Enviar a sus hombres más fuertes -Pantano, Mollema y Betancur respectivamente- en la escapada del día implicó auto aislarse. Supongo que todos recordarán a Quintana bajando en primera persona hasta su coche para avituallarse…

No sólo eso, porque allí está el ejemplo de Froome, quien contó con tres compañeros para reintegrarse al grupo luego de una avería, en tanto que Contador persiguió solo después de caerse.

¿Y Pantano, Betancur y Mollema? Casi no entraron en acción, sufrieron el desgaste lógico de los 4600 metros de desnivel acumulado y apenas si el holandés echó un cable a su capo cuando éste lo encontró en los compases conclusivos del Mont du Chat.

En cuanto a AG2R, marcar que enviaron gente al ataque sin descuidar a Bardet atrás. Establecido el escenario, tensaron en un descenso y generaron caos, desarmando el tren de Sky e incomodando a todos. Las citadas caídas en las que Majka, Thomas o Contador salieron peor parados, fueron producto de esta ofensiva.

Así y todo, los británicos salvaron la jornada. Nunca se descontrolaron, rodaron a un ritmo cómodo que les permitió conservar gregarios durante horas y comprobaron que, salvo excepciones, la mayoría va domada. Beneficios de forjarse una reputación.

El bloque del “keniata” no está tan fuerte como en 2016 y ni así se animaron los contrincantes a presionarlo. Bastó un poco de decisión de Bardet para que saltaran las evidencias a la vista, aunque luego no hubo continuidad y todo volvió a la calma.

Del resto, Astana jugó bien con Fuglsang y Aru, que lucen como un tándem capaz de hacer grandes cosas, especialmente si hallan aliados. El ahora disminuido tren de Sky deberá lidiar con fieras heridas como Nairo y Contador, controlando en el proceso a contrincantes más fuertes y próximos. Difícil tarea que ya han concretado antes, cuando no tenían fisuras.

Las fuerzas de los gallos

Aunque los equipos volverán a ser tema de conversación, ahora es momento de evaluar a los capitanes. Lógicamente, el puntero del Tour es el primero bajo la lupa y el gran ganador del día pese a que todavía no mostró nada.

Para algunos porque no va fino, para nosotros porque aún no está al 100%, en un cambio de planificación pensado para afrontar con mayores garantías la última semana y el doblete con la Vuelta. Lo concreto es que lejos ha estado esta versión del tricampeón del evento de las supersónicas de sus títulos precedentes.

Sin embargo, si con apenas un par (literalmente, una en La Planche y otra en Mont du Chat) de aceleraciones le bastó para ser líder, cortando él en primera persona y por duplicado a Quintana, entonces el nivel del resto tampoco es espectacular.

Paradójicamente, este Froome “humano” descansa hoy con una renta superior a la de su desfile de 2016. Más precisamente, la primera jornada de reposo de hace un año, lo encontró con apenas 23″ respecto al tunjano y con el top 13 aglutinado en 1:23. En los papeles, un panorama más complicado que el actual, donde Fuglsang es 5° a 1:37 y sólo cuatro hombres están dentro de un minuto.

Por supuesto, el recorrido y las tácticas jugaron su parte en ambos casos, pero el dato no es menor y el escenario luce más despejado hoy, cuando aún no ha exhibido todo su arsenal y lo sobrevuela alguna duda.

Eso sí, a diferencia de todos, es el único que no fue descolgado mano a mano en la montaña en un duelo de gallos. El salto de Aru en la etapa 5 fue sorpresivo y, como avisamos, no se repitió porque dejó de ser un tapado.

Hablando del sardo, que ya es escolta, se lo nota fuerte y cuenta con Fuglsang, que será sacrificado por su jefe de ser necesario. El capitán de Astana demostró que no teme mover la carrera, pero perdió el factor sorpresa y cedió ante Froome cuando éste realizó su único cambio de ritmo en Chat.

Bardet es un caso similar, porque también fue cortado temporalmente por el maillot amarillo. Recuperado, exhibió su valentía y se lanzó en el descenso, coqueteando con la victoria parcial y asaltando el cajón.

La duda con estos dos es que están separados por apenas 33″, y eso quizás los ponga uno contra el otro. Está claro que no gozarán de libertad alguna y que, de no colaborar entre sí, favorecerán los intereses del puntero.

Rigoberto Urán y Dan Martin acudieron sin sueños concretos de podio y su posición actual es un premio en si misma. Están muy finos escalando aunque son los más flojos sobre la cabra entre los capos de este Tour y eso los puede lastrar.

Casi solos en la montaña y sin presiones por no ser favoritos, pueden darse el lujo de permanecer a rueda, especialmente el de Urrao, que encima ya se alzó con un parcial y, en caso de irse hoy a casa, lo hará con los deberes cumplidos.

La ventaja de esta dupla es que no tienen responsabilidad alguna y quizás se encuentren con el cajón siendo regulares. Si Aru y Bardet confirman sus amenazas, saldrán a la ofensiva con el riesgo implícito de fallar y caer posiciones en detrimento de quienes estén a sus espaldas.

¿Y Quintana y Contador? Los lectores de la web saben que hace rato los pusimos en un segundo orden para la general de esta edición y eso se confirmó rumbo a Chambéry. Sin embargo, sería un error subestimar y descartar a atletas de su talla.

Al margen de las fuerzas que le quede a cada uno, la clave estará en su cabeza. Para ejemplificarlo mejor, nada como recordar el Formigal. No todos los días se puede hacer eso, pero sí intentarlo. Y Contador “morirá matando” porque tiene un instinto ganador e inconformista, nada que demostrar y le da lo mismo ser 12° que 50°.

Quintana está más cercano en la clasificación (8° a 2:13), no es tan aguerrido y forma parte de un bloque conservador al que le interesará más un top 10 y la general por equipos, que regalar espectáculo intentando voltear el Tour.

No hay que confundirse: que Contador o Nairo no tengan piernas para sostener un mano a mano frentae a los otros jefes de fila, no significa que están mal. Bien podrían encabezar una emboscada a distancia que forzaría a desgastarse al Sky.

Quizás estos dos no ganen el Tour, pero sí tienen el potencial de inclinar la balanza en un sentido u otro. Dependerá de su decisión.

¿Aún hay Tour?

En resumen, con muy poco se encaramó Froome a la cima de la tabla principal. Y con casi nada hizo daño real a Quintana y Contador, y descolgó temporalmente a Aru y Bardet, ahora sus principales oponentes por fuerzas, antecedentes y equipos.

Suponiendo que no veamos ni al Sky ni al “keniata” de sus mejores días de aquí a París, la diferencia podrían hacerla los que se salgan del guión. Todos saben cómo correrán los británicos y ya verificaron que, aún en su mínima expresión, el de Kenia es superior.

Como nunca antes, desarbolar al Sky parece factible y debe ser el foco de los esfuerzos de quienes quieran ser campeones. Los de Brailsford, que siempre ha sobresalido, se quedaron sin Thomas, tienen a un Rowe pobre y a Landa, Henao y Nieve en una condición inferior a la que pueden dar. Kwiatkowski vuela, pero no alcanzará sólo con él.

Todavía hay Tour, porque los hombres en posición de ganarlo son de los más agresivos e inconformistas del pelotón y porque una de las principales fortalezas de Froome -sus gregarios- dejan dudas. Si alguno de esos factores se invierte, entonces todo estará dicho.

Pablo Martín Palermo

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