Ciclismo Internacional

Opinión: el Aubisque y la guía de Contador le aseguran la Vuelta a Quintana

Por @pmpalermo

La etapa 15 de la Vuelta a España ya es parte de la historia grande del ciclismo gracias al espectáculo que brindaron algunos ciclistas y el tremendo vuelco que dio la clasificación general, donde el mejor pedalista del último lustro sufrió la que, probablemente, sea su peor debacle desde que es una estrella.

La mirada lo dice todo

Curiosamente, el hundimiento de Chris Froome, pues de él hablamos, llegó de la mano del siempre aguerrido e inquieto Alberto Contador, el campeón más grande de la década, que como era de esperar, salió de bajada de bandera a vender cara la derrota y terminó agigantando su leyenda.

El previsible accionar del madrileño, generó un revuelo enorme e infinidad de cortes, dejando atrapado en uno a Froome, increíblemente retrasado. Pecado casi imperdonable para alguien como él, y lo mismo cuenta para Esteban Chaves, mucho más joven e inexperto, pero con el antecedente de la etapa 16 del Giro, cuando le sucedió algo similar.

No así Nairo Quintana. El líder de la carrera, más fuerte que el resto en las ascensiones de la presente edición, estuvo atento como nunca antes, aún cuando tenía planeado moverse en el puerto del final, según reconoció después.

Su rápida reacción terminó reportándole una ventaja que, hasta ahora, no había podido marcar mano a mano en las trepadas y, casi con seguridad, la obtención del título español. Pero al margen de ello, Nairo recibió una valiosa lección por parte del “Pistolero”, incansable atleta que ya no es el de su época de gloria e igualmente sigue teniendo injerencia en el desarrollo de las acciones: arriesgar, atacar de lejos y jamás darse por vencido.

Nunca lo sabremos realmente, pero según la tendencia que traían, todo apuntaba a un nuevo round de montaña con márgenes mínimos o, incluso, inexistentes. Esto se debe a que no es lo mismo un esfuerzo de pocos kilómetros tras un día relativamente normal, a encontrarse sin compañeros, nervioso y rodando a gran velocidad en medio de un lote hostil durante horas mientras la gloria se marcha irremediablemente por delante.

Pero con la guía del capitán de Tinkoff, el escarabajo terminó alcanzando la anhelada renta que quería de cara a la crono, y ahora sólo un milagro por parte de los oponentes lo dejará sin la corona que vino a buscar y merece largamente por su superioridad en las montañas.

Froome es escolta y un monstruo, pero además de la fatiga, sentirá el golpe y se antoja complicado que revierta la situación, no sólo por la diferencia numérica (3:37), sino porque corre contra un Quintana revitalizado y en su versión más agresiva desde el 2013.

La clave fue el Aubisque

Sin embargo, sería injusto pensar que Nairo se aseguró la Vuelta sólo por lo que hizo hoy. Es cierto, el naufragio de Froome ocurrió en la 15° fracción y fue Contador el encargado de exponerlo, pero hay que tener en cuenta el desgaste del día previo.

Es más, lo que se presume como una equivocación por parte del líder de Sky al ir mal ubicado cuando el de Pinto movió ficha, podría ser en realidad producto lógico del cansancio. El “keniata” debió emplearse a fondo en el Aubisque para sostener los reiterados embates lanzados por su adversario y se quedó sin resto.

“Hicimos un esfuerzo enorme ayer y hoy nos golpearon de entrada. Nunca nos recuperamos y eso es todo. Me saco el sombrero con los rivales”, explicó el campeón del Tour, sin poner excusas.

Aunque parezca increíble, el pupilo de Brailsford tiene límites y el de Tunja se encargó de quebrarlos en la cima gala, preparando el terreno para el corto y explosivo tramo posterior, donde Froome y sus gregarios nunca tuvieron respuestas a la compleja situación con la que se encontraron.

Esto no quiere decir que Nairo no haya hecho nada camino del Formigal. Al contrario, estuvo muy atento al arreón de Contador, luego colaboró con su gente -impresionante Castroviejo- y hasta tiró él mismo para incrementar la renta, finalizando la gesta con una escalada a lo grande en el puerto conclusivo, como todo patrón que se precie de tal debe realizar alguna vez.

Quintana no miró atrás cuando se dio cuenta que no recibiría ayuda de sus compañeros de fatigas y su rostro, normalmente inaccesible, enseñó la mirada “asesina” que se le reclamaba hace rato y que todo campeón oculta en su interior. Se sabía dueño de la camiseta roja y se enfocó únicamente en ello.

Por eso, aunque el héroe del día fue Contador y Nairo tiene que incorporar la lección recibida del madrileño, no deben obviarse las dos semanas anteriores de dominio escalador por parte del cafetero y, sobre todo, los seis golpes propinados en el Aubisque a su máximo contrincante.

Lo que falta

“Salió mejor de lo que esperábamos. Ya tengo el margen que necesitaba para la contrarreloj”, proclamó el de Movistar una vez completada la faena, pero lo cierto es que ratificó nuestras presunciones y la etapa sobre la cabra no será tan decisiva como se esperaba.

En un nivel superior, con una renta interesante, buenos antecedentes en la especialidad y un puerto como Mas de la Costa para incrementar el hueco antes del viernes, debería suceder algo extraordinario para que el sudamericano no se quede con la Vuelta.

Más atractiva luce la pelea por el podio, con el de Sky 2° pero quebrado y con tan sólo 20″ de ventaja respecto al pujante Chaves. El bogotano merece un enorme reconocimiento en cuanto a sus prestaciones físicas, porque sin la facilidad de pedaleo del Giro, no ceja en su empeño y sigue progresando en la tabla.

Si Orica se mantiene firme como bloque, la presión sobre el escolta de Quintana puede surtir efecto, aunque la crono es una desventaja para el capo de la escuadra australiana que, encima, tiene a un motivado Contador respirándole en la nuca.

Y tras lo visto hoy, el español de Tinkoff aún tendrá mucho que decir. Tan sólo 5″ lo separan de Chaves y 25″ de Froome, motivo que invita a pensar en más recortes, ya sea en la montaña o en la contrarreloj.

Lo interesante de esta batalla por acompañar a Nairo en el cajón de Madrid es la igualdad, y el hecho de que ninguno está exento de un bajón de rendimiento, especialmente con los esfuerzos que están realizando.

La injusticia de la repesca

Por último, pero no por eso menos importante, es oportuno mencionar lo sucedido hoy con más de medio pelotón que llegó fuera de control. La situación no es nueva y la decisión de los jueces de permitirle a los 91 ciclistas infractores seguir en competencia no sorprende, pero molesta.

Está claro que una Vuelta con apenas 70 pedalistas quedaría desvirtuada, pero también sucederá mañana mismo, si el vencedor del sprint gozó hoy de un paseo cicloturista convalidado por la organización.

¿Qué pensará un hombre como Fabio Felline -por citar un aspirante factible a la victoria- si mañana sube al podio y es superado por alguno de los sprinters que arribó a 53:54 minutos? ¿Será justo que tiren de Froome sus gregarios (todos fuera de control) y hasta que hagan daño a los demás gallos cuando ni deberían ser de la partida?

Este tema es tan viejo como el ciclismo mismo, pero mientras se sigan suscitando circunstancias del género la polémica se mantendrá viva, porque sobran ejemplos de diversos ciclistas enviados a casa tras no llegar en término por caída o enfermedad. ¿Es eso justicia?

El lote, que tiene razón al quejarse de los traslados extensos y demás, también se aprovecha de las reglas no escritas del deporte pedal y el peso del grupo. De ese modo, los “repescados” rodaron a ritmo cansino hoy, sabiendo que nunca los expulsarían del evento.

Nuestra postura es la de cumplir las normas a rajatabla salvo que se presenten las “situaciones extraordinarias” de las que habla el reglamento. Y nada fuera de lugar ocurrió camino del Formigal.

Pablo Martín Palermo

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