Por @pmpalermo
Chris Froome ganó la etapa 8 del Tour de France, y lo hizo a lo grande. El británico concretó la tarea realizada a lo largo de todo el día por su equipo y, apenas coronado el último puerto, se lanzó como una bala hacia abajo, rodando con rabia rumbo a la gloria.
A sus espaldas, un atónito Nairo Quintana, miró para atrás buscando una rueda amiga y ese fue su peor error, porque sus chances de cerrar el hueco se esfumaron en un abrir y cerrar de ojos.
“Nos descuidamos un momento”, fue lo primero que dijo el colombiano apenas cruzó la meta. Inadmisible para un aspirante tan serio al amarillo, que debió ir pegado a rueda de su contrincante o incluso aventajarlo, porque él es el retador y quien debe buscar alternativas para hacer daño. No al revés.
Pero el de Nairobi, que a estas alturas ya entregó sobradas muestras de su capacidad de evolución, estuvo siempre un paso adelante, llevando a buen puerto un plan perfecto. ¿O acaso alquien piensa que se lanzó a tumba abierta por reflejo? No, todo respondió a un guión bien definido, en el que Henao se apartó una vez coronado el puerto y el “keniata” se exprimió al máximo con el plato ovalado de 54 dientes que tenía montado en su bicicleta.
Aún cuando luego indicó lo opuesto y atribuyó su gesta a la fortuna, nadie consigue brillar una y otra vez por azar.
“No entiendo cómo Nairo se ha quedado”, replicó Alejandro Valverde en el arribo. Por cierto, lo del murciano, a quien tantas veces hemos criticado, hoy fue excepcional, porque atacó a rueda de Henao, luego aguantó cerca, contactó y tiró con lo que le quedaba en el descenso.
Y el primer ataque llegó…
Polémicas al margen, la realidad es que las diferencias no fueron definitivas ni mucho menos y el Tour aún está a la mano del colombiano. El problema, es la falta de carácter e inteligencia, esa sed de título que lo ponga delante de su oponente y no a rueda, expectante.
Durante meses, Quintana dijo a quien quisiera escucharlo que se había preparado para ese famoso “primer ataque de Froome”. Pues si lo hizo, que le avisen que dicho suceso ya pasó, y aunque no fue en subida, el golpe moral caló hondo.
Tan sólo 23 segundos los separan ahora, pero el de Movistar, que había llegado sin pérdidas a la alta montaña -su terreno- ya nada otra vez contra la corriente, como en todas las grandes en las que participó. Y en una lucha que parece muy igualada (al menos mano a mano) cualquier diferencia pesará al final del Tour.
Para peor, estos atletas preparan durante un año y con exclusividad la Grande Boucle, y desde octubre que se conoce el recorrido. ¿Acaso nadie en el seno de Movistar pensó que los rivales podrían probar algo en el descenso? Ni hablar de intentarlo ellos mismos…
Lo que queremos decir, es que entre excusas y errores, se pasan los años para Nairo, mientras que Froome no sólo no comete equivocaciones sino que evoluciona y busca las “ganancias marginales”, cuando bien podría estancarse y seguir con el libreto que ya le valió dos grandes.
La hora de la verdad para Nairo
Nairo Quintana es el mejor escalador “libra por libra” y se le exige como tal. Hace un año aprendió que el Tour no se gana sólo en los puertos, y hoy recibió otra cachetada, por lo que es de esperar, si tiene sangre, que salga con furia a responder la afrenta.
Por más que no logre despegar a su oponente, necesita demostrar que no teme a Froome en el Tour, porque el resto de calendario es puro cuento y sólo respiran por y para la ronda francesa. La presión, está sobre sus hombros.
Esto no significa que mañana debe salir a meter una minutada a nadie, el evento apenas empieza y sobra el terreno para hacer daño. Pero si no aparece la ambición, el famoso instinto asesino de los campeones, difícil será que se cumpla el sueño amarillo.
Sky es un equipo predecible, por eso el elemento sorpresa es un arma. El propio Brailsford comentó sus deseos de cambio en dicho apartado, así lo hicieron y la dificultad para el resto crece, si es que se quedan esperando a ver qué hace o deja de hacer la locomotora británica.
Por otra parte, el ataque de Froome y los últimos tramos del Peyresourde abren cierta interrogante respecto de la estrella del día, quien lució algo por detrás en cuanto a forma en la ascensión y, quizás, se lanzó en busca del premio cuesta abajo para hacer un daño que, de otro modo, no le sería posible.
En definitiva, no pasó demasiado a nivel deportivo y el título está abierto, pero esto fue un llamado de atención para el sudamericano, que si quiere coronarse en París, no puede conformarse con esperar siempre la iniciativa del rival ni mucho menos confiarse en sus piernas escaladoras, porque el desgaste acumulado puede hacerle pasar un mal momento a cualquiera.
Pablo Martín Palermo
¿Te gusta lo que hacemos? seguínos en @CiclismoInter
Sumate en facebook: Ciclismo Internacional
Copyright © 2016 Ciclismo Internacional. All Rights Reserved