Opinión: El ‘verdadero’ triunfo de Michal Kwiatkowski no es la Strade Bianche

Por @pmpalermo

Casi tres años después de su primera victoria en la Strade Bianche, Michal Kwiatkowski firmó el doblete con una estupenda cabalgada en solitario y quedó a un triunfo de alcanzar al hombre récord del evento, el retirado suizo Fabián Cancellara. Pero lejos está de ser dicho logro estadístico la noticia del fin de semana para el ciclista de Sky, quien celebró enloquecido en Siena por motivos mucho más profundos.

Es que el polaco fue una de las mayores decepciones de un curso 2016 en el que se esperaba muchísimo de él tras su espectacular fichaje por la estructura británica. Campeón del mundo en 2014 y protagonista en las Ardenas o rondas cortas por etapas durante su periplo con Etixx – Quick Step, el talentoso pedalista penó a lo largo de la campaña pasada, aquejado por diversas dolencias que le impidieron tener continuidad.

Problemas de estómago antes y después de Algarve, una infección y una lesión de espalda, fueron los factores que se conjugaron en su contra, limitándolo a 56 días de competición, en los que apenas alzó los brazos una vez, en la E3 Harelbeke.

Él mismo señaló su tristeza por perderse el Tour y, posteriormente, abandonando la Vuelta a España pese a un arranque esperanzador. Poco para alguien de su talla y con un jugoso contrato vigente con la formación más importante del pelotón.

Respaldado por sus directores, sano y con una pretemporada impecable a cuestas, la presión estaba igualmente sobre sus hombros en los albores de 2017, porque a nadie escapa que se trata de una de las máximas figuras del lote y, quizás, de una de las apariciones más resonantes del último lustro.

“Necesitaba hacerlo bien en Strade Bianche, no importaba tanto el triunfo”, explicó Michal, emocionado tras su sensacional gesta en suelo italiano. Y no es para menos, porque a fin de cuentas sólo gana uno entre 200 y es sumamente complejo que se aúnen todos los factores para alcanzar el premio principal.

De todos modos, “Kwiato” se hizo con la gloria pero, más relevante aún, rindió en gran nivel, ratificando que lo visto en Algarve hace unas semanas no fue un espejismo. Y esa es su mejor victoria, porque era cuestión de tiempo para que los resultados aparecieran de nuevo en el horizonte de un atleta que, a los 26 años, aún no conoce su techo y tiene un margen de progresión importante.

Así, la fortuna que le fue esquiva en 2016 lo acompañó ahora, permitiéndole junto a su excelente forma física, subir a lo más alto del cajón en la extraordinaria carrera Toscana. Kwiatkowski está de vuelta y el ciclismo celebra su recuperación.

Con eso en perspectiva no es utópico pensar que, si sus prestaciones mantienen este derrotero, no sólo brindará alegrías a los de negro y reforzará aún más el formidable tren de Chris Froome, sino que podría retomar la senda trazada hace un par de temporadas para convertirse definitivamente en estrella.

Por todo eso, sin desmerecer su diana en la épica Strade Bianche, Kwiatkowski tiene muchísimos otros motivos para festejar pero, con especial énfasis, la confirmación de que su talento sigue intacto.

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